Esdrújula Ediciones sigue incrementando su catálogo con autores granadinos como Juan José Gallego Tribaldos (La Calahorra, 1945) que el martes, 31 de mayo, presentará en la sala Val de Omar de la Biblioteca de Andalucía su novela costumbrista ‘En la noche de San Juan’. Acompañarán al autor el catedrático de Literatura, Juan Santaella; la catedrática de la UGR, Miriam López-Burgos, y el editor, Víctor Miguel Gallardo (19,30 h). Días después, el 3 de junio, lo presentará en la Biblioteca de Dúrcal a la misma hora. También el domingo, 12 de junio, estará en la caseta 353 de la Feria del Libro de Madrid. ‘En la noche de San Juan’, una narración de 408 páginas pasan muchas cosas -amores ocultos, pecado de faldas y sotanas-, pero todas en el mismo escenario, una aldea rural dividida entre vencedores y vencidos, y un corto espacio de tiempo, un año, del 17 de julio de 1958 a junio del año siguiente.
– ¿Cuándo comienza a pergeñar esta historia?
– Llevo trabajando en esta novela tres años aunque en mi cabeza estaba desde hace mucho tiempo. En estos tres años la he modificado bastante, incluso los personajes principales tomaron un rumbo diferente porque a los largo de la historia los personajes se me escapan de las manos, a veces no los controlo y hacen lo que quieren.
– Por los hechos narrados y la edad del autor entendemos que en esta obra ha tirado de recuerdos y vivencias personales o de sus personas cercanas ¿Es así?
– Sí, uno de los objetivos de mi novela es evocar la nostalgia en las personas de mi generación que vivimos aquellos años 50 con tantas luces y sombras pero que la vivimos como adolescentes que éramos en aquella época como protagonistas y espectadores de primera fila. Por tanto son recuerdos entrañables e imborrables que forjaron nuestra vida.
– ¿Por qué ha elegido ese marco temporal?
– Es una cosa muy curiosa. Mis padres, a mediados del año 1957, me regalaron un cuaderno muy bonito con una portada del Patio de los Leones, y un bolígrafo de cuatro colores (azul, rojo, verde y negro) que era toda una novedad e inicié mi diario el 7 de enero de 1958 siendo un crío. La primera reflexión que anoté en ese diario fue faltan 42 años para el año 2000 ¿ Quién lo verá? y muchas vivencias del internado en un colegio de jesuitas que están en el origen, en el germen de la novela.
– La acción transcurre a lo largo de doce meses que coincide cada uno con los meses de julio a junio. ¿Por qué la inicia el 17 de julio?
– Bueno, porque el 18 de julio era la fiesta del Régimen, la gran fiesta nacional española y un hito que marcaba la vida de los pueblos. En cuanto al escenario podría ser cualquier pueblo de nuestra geogravía, un pueblo aislado, de sierra, donde las pequeñas anécdotas adquirían cuerpo de grandes acontecimientos. Y es ahí donde ocurre una historia principal y muchas historias paralelas. La principal es la de un sacerdote, antiguo jesuita, que llega como cura párroco a ese pueblo para ocupar la vacante que ha dejado el anterior que había sido cesado de manera fulminante por el obispado.
Personas muy influyentes
– Junto al nuevo párroco llega su supuesta tía María Cristina, a la que también se le alude como ‘la Tita’, ¿que nos puede contar de este personaje?
– Bueno, Don Bernardo es un hombre muy atractivo física e intelectualmente, con una gran capacidad de seducción, magnífico orador y un portavoz de la ideología del Movimiento en un momento en que la sociedad de la década de los 50 que estaba dirigida, organizada, por la iglesia y el franquismo y segmentada, por supuesto en vencedores y vencidos. La llegada del cura y de la tita, ahí radica una de las grandes dudas de la novela, pues no se sabe si es realmente tita o es otra cosa y la relación afectiva que hay entre entre estos dos personajes que serán muy influyentes en la vida cotidiana del pueblo.
– Y junto a ellos las fuerzas vivas de la localidad como el alcalde, Félix, el médico, Don Federico el Maestro y otros muchos personajes que irán desfilando a lo largo de las más de 400 páginas
– No olvidemos que en esa época el triunvirato de autoridades eran el cura, el maestro y el cabo de la Guardia Civil que encabezaban todo tipo de festividades religiosas y cívico-sociales. Don Federico y Don Félix representan el segmento oculto de la sociedad y se permiten incluso ser críticos contra el Régimen franquista. En un principio nuestro cura es un gran defensor de dicho régimen pero luego va derivando.
– En esta obra hay mucha labor de documentación en distintos temas como en el del celibato de los clérigos (pág. 225) ¿Cuánto tiempo ha dedicado a investigar sobre este y otros temas?
– Mucho tiempo, no solo para la tarea de buscar en la hemeroteca día tras días periódicos de ese año para conocer acontecimientos desde que Federico Bahamontes que ganó el Tour de Francia a la aparición de la muñeca Barbie, la salida al espacio de la nave Explorer, la muerte de Pio XII y la llegada de Juan XXIII, la llegada del primer Seat 600 al pueblo que lo lleva el cura, o de la primera Vespa que popularizara la película ‘Vacaciones en Roma’… Mi documentación ha sido profusa que he sumando a mis vivencias pues la viví con los ojos desmesuradamente abiertos desde la curiosidad adolescente. El tema estructural de la novela es la soledad del cura-párroco que ama una mujer y se siente amado por ella pero está atado por el celibato.
– ¿Considera que los españoles que vivieron la posguerra son los que mejor van a entender el contenido de esta novela? Lo digo por las referencias al nacionalcatolicismo puesto de manifiesto, por ejemplo, en el sermón de don Bernardo, en la festividad de la Virgen del Pilar (pág. 133-134)
– El rango de edad en el que yo he pensado como posibles lectores en principio serían todos. De hecho lo ha leído una hija mía de veintitantos años y le ha gustado mucho. pero el rango de edad es mi contemporáneo o sea que nació más o menos enla década de los 40 y de los 50, porque van a vivir y rememorar de una manera nostálgica estos tiempos aunque no es un acta notarial de la época pero sí tiene mucho de crónica.
– Nos han encantado las descripciones de los espacios y de las celebraciones, en especial la que da titulo a la obra, también en el uso de los diálogos, demuestra ser un buen maestro. Y hablando de maestros, ¿Qué autores de su predilección considera que le han podido influir más desde el punto de vista del estilo?
– Muchos y de diversos géneros literarios, pero qué duda cabe que Lorca ha sido mi gran referente y también Juan Ramón Jiménez en poesía. En narrativa los grandes autores de la generación del 98 como Unamuno o Baroja, han sido grandes referentes para mi así como las novelas como ‘La Regenta’ de Clarín que ha sido uno de mis libros referenciales y que leí precisamente en el Seminario a pesar de ser uno de los libros prohibidísimos y que leí pues fui castigado a ordenar la biblioteca y quitarle polvo a los libros y que encontré debajo de otros muchos y lo leí incluso en el estudio para lo que lo forré con un papel en el que escribí ‘Ejercicios espirituales de san Ignacio de Loyola’. Es un libro que siempre me ha marcado tanto en mi vida existencial como en mi línea literaria pues la considero una de las grandes novelas de la narrativa española.