Artículos de
Gregorio Martín García
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (VI-A)
Capítulo VI De la Alsina, la “aduana”, su paseo, Semana Santa, sus procesiones, comidas… Apenas, la penumbra del alba iba invadiendo las calles, iba conquistando espacio a la noche; ya caminaban por la calle Paseo, hacia la calle Granada y puerta de “la posá”; ella envuelta en su toquilla de lana, apretada con la mano…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (V-B)
V. De la “plaza” jornaleros, sus manijeros, cuadrillas, la sierra, sus ¿trufas?… Como ya expliqué con anterioridad, había quien llevaba reloj. Y es que, eran raras, muy raras y escasas, las personas que tenían dicho aparato. Quien lo tenía regenteaba de ello y, si era de pulsera como ya se comenzaban a ver -antes todos…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (V-A)
V. De la “plaza” jornaleros, sus manijeros, cuadrillas, la sierra, sus ¿trufas?… Dos paisanos -benaluenses, claro-, charlaban de sus asuntos en La Placetilla, cercana a la iglesia y con una pequeña pendiente en uno de sus laterales, donde hubo hasta hace poco una carnicería. La llamada Placetilla, lo era, por su escasa “categoría”; sus reducidas…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IV-B)
Llegué corriendo y sudoroso a mi casa, donde ya me esperaban. Aquella mañana había tardado más en hacer la faena de “chichanguero” de a mi padre acercar su caliente desayuno. Faena que, aunque no me dejaba de gustar, por lo que tiene de embrujo a tempranas horas caminar por las veredas de los campos verdes…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IV-A)
De sus campos, sus personajes, sus vecinos… Allá abajo, allá, frente a mí y desde norte a sur y de levante a ocaso, allí tenía y veía, disfrutaba y admiraba… ¡todo mi pueblo! Que bonita vista, que bello panorama, recreado desde lo más alto de La Cará. Mi Benalúa, contemplada por unos ojos de niño…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-C)
Era tal la escasez, que los peones que hacían de manijeros en las cuadrillas de escardadores, segadores o desyerbando cebadas y trigos, como les era necesario para cronometrar las horas de trabajo de toda su cuadrilla, si no tenían reloj, tenían que pedirlo prestado a algún familiar o amigo. Y éste se lo entregaba, no…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-B)
Aquello comenzaba a despertar, aquello cumplía protocolos… igual que cada año, desde tiempo inmemorial; para nosotros, chavales de veintiún años, entraba por el túnel del tiempo y la quinta de este año ya se celebraba. Y se estrenó con esa coplilla que uno de nosotros sobre la marcha inventó. Ya pesados todos en la jamilena…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-A)
Capítulo III a De “La Quinta de Hogaño”, mediciones, tallaje, coplillas, anécdotas… La última ronda en el Bar del Numa (posteriormente de Manolo de la Laurilla, el Piche), estaba a rebosar, todos, con alguna excepción, eran conocidos. En el ambiente, además de humo de tabaco y ruido de voces, se palpaba una cierta euforia, no…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (II)
Capítulo II. Lluvias, nevadas, noche Santos, gachas, cerraduras y largas veladas Llovía como nunca. Como siempre, los charcos formaban verdaderas lagunas sobre la tierra de la calle, cuando éstas desbordaban, comenzaban a hacer riachuelos que discurrían calle abajo. Iban aumentando su caudal, llegaban a hacerse verdaderas chorreras que con su fuerza arrastraban toda clase de…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (I)
Capítulo I: Desayunos de pueblo, teléfonos, gañanes, pastores y porqueros Las manecillas de mi reloj de pared marcaban las seis y media de la madrugada, su oscilante péndulo arrastró el mecanismo y sonaron dos campanadas, anunciadoras de dos cuartos sobre las seis de la mañana. Ya en mi viejo sillón, yo leía la prensa, las…




