Exalumnos de Armilla aprenden a deletrear :P.M.M.S

Pedro M. Moral Soriano: «El juego del cocodrilo»

Hace dos semanas tuvo lugar mi reestreno como maestro colaborador en IDEAL EN CLASE. El resultado fue una experiencia abrumadora y gratificante a todos los niveles.

Sin ánimos de llegar a aquella supremacía, con un tema tan interesante, necesario como controvertido como fue la muerte y el recuerdo hacia los que ya no están, me dispongo a cambiar de tercio. Con ello, no pretendo justificar mi versatilidad, que puede cuestionarse, como todo en la vida, sino ofrecerles a los lectores de este periódico la posibilidad de conocer o reconocer dos juegos que, unos inventados y otros reinventados por un servidor tienen como objetivo primordial el de enseñar divirtiéndose o divertirse enseñando, dependiendo de dónde pongamos nuestro foco de atención.

Posiblemente, este será el artículo más escueto, directo y sencillo que haya escrito desde que soy colaborador del periódico, y no me importa. “Las mejores fragancias vienen en tarros pequeños…” y de paso recuerdo unas palabras de mi santa madre: “Lo poco agrada y lo mucho cansa”. Ella siempre me aconseja no darlo todo porque al final los sobresfuerzos pasan factura y puede que te quedes agotado, exprimido y sin herramientas con las que sorprender. ¡Qué razón tiene! Así que nada… con un lenguaje asumible por todo perfil de lector me dispongo a describir mis dos juegos del cocodrilo.

Pizarra con el juego del cocodrilo en detrimento del ahorcado :P.M.M.S

JUEGO DEL COCODRILO (Evitando un ahorcado)

Hace muchos años, en mis inicios de maestro, unos alumnos me propusieron jugar al ahorcado. Por supuesto accedí, porque puede representar una gran oportunidad para aprender palabras nuevas, para dar pistas de la temática a la que pertenece, para deletrear, para enseñar a escribir de manera inductiva a los discentes tanto en castellano como en inglés, o cualquier idioma que se tercie.

Pero había algo que no terminaba de cuadrar… el nombre y cómo representa algo tan macabro: un ahorcamiento de un ser humano, una práctica que ya, afortunadamente no se desarrolla en los tiempos que corren, en otros tiempos era el pan nuestro de cada día. Algunos opinaréis, cosa que me parece respetable, que tampoco es para tanto, que se trata de un juego tradicional y que no hay que sacarle punta a todo… Bien, insisto, lo respeto.

Pero siempre he tenido claro los papeles que, en mi opinión, ineludiblemente debe de adoptar todo quien se tercie y se postule como Maestro, con mayúscula: educador, formador, instructor, animador, psicólogo, motivador, pedagogo, conciliador y una persona capaz de adaptarse a las exigencias de una legislación educativa vigente, de una expectativa social y familiar (por parte de las familias de los propios alumnos) de un pleno desarrollo del currículo mediante el uso del libro de texto con sus correspondientes actividades.

Ante esta situación, cabe cuestionarnos si verdaderamente empleamos el tiempo necesario en desarrollar en nuestro alumnado un pensamiento crítico y sin ánimo de poder recibir influencias por opiniones ajenas. ¿Y si nos diera el volunto por analizar el cuento de Caperucita Roja? ¿Qué hace un cazador rajando la barriga del lobo para rescatar a la pobre abuelita de Caperucita? Pero, ¿nadie piensa en el pobre lobo, ni siquiera las asociaciones animalistas?

Pues partiendo de una base crítica fundamentada, rehusé emplear a una persona que va perdiendo la vida poco a poco, solo por el mero hecho de no adivinar las letras que componen la palabra misteriosa. Injustificable.

Pizarra que muestra un ejemplo real del juego del cocodrilo :P.M.M.S

En ese preciso momento, es cuando nació la figura del cocodrilo. El cocodrilo representa el final del juego, y ante él, se hallan unas escaleras con unos determinados peldaños. Desde el comienzo del juego, encontramos a una pelota protagonista que es la que va bajando peldaño a peldaño, dejando el rastro de las letras que no han sido agraciadas en la predicción del alumnado. Cuando la pelota baja todos los peldaños, el cocodrilo accede a ella y se la come, significando el fin del juego. Se puede negociar la consecuencia de perder, así motiva más jugar.

Otras de las incorporaciones a este juego, en cuanto a reglas se refiere son las tres siguientes:

Los alumnos no pueden repetir su participación, a menos que ya se haya completado una ronda completa con todos los posibles participantes, cosa muy poco probable, porque, como norma general el juego del cocodrilo puede llegar a contar con no más de 10 peldaños.

El alumno solo podrá pedir una vocal, si se han acertado dos consonantes seguidas previamente. De este modo, evitamos un archiconocida estrategia consistente en decir todas las vocales primero, dando de lado a las consonantes.

Se pueden realizar las preguntas en inglés: “Is there any B?. Yes, there is one. Yes, there are two. De esta forma usan el inglés para comunicarse y poder jugar.

Pizarra que representa el juego de los números :P.M.M.S

JUEGO DEL COCODRILO (Juego de los números)

Si la memoria no me falla, es la primera vez que hago alusión en una de mis colaboraciones a aspectos relacionados con la enseñanza de las matemáticas. No tengo reparo alguno en hacerlo, de hecho, disfruto cada día enseñando matemáticas, con trucos, estrategias, técnicas de estudios, y como no, juegos. Las matemáticas se practican, no se estudian. ¡Qué hermoso ver que tus alumnos disfrutan y aprenden!

Este juego, recurriendo al dicho popular “Al César lo que es del César” es un juego que aprendí en algún momento de mi vida, creo recordar que cuando cursaba los primeros años del antiguo BUP en el Instituto Alhambra de Granada, hace la friolera de treinta años. Se trataba de un juego de inteligencia, estrategia, concentración, rapidez y eficacia.

Si bien es cierto que jugaba en parejas, no tardé tiempo en, años posteriores, una vez convertido en maestro, adaptarlo a un contexto en el que todos mis alumnos juegan conmigo, haciendo uso de la pizarra, de ahí el nacimiento una vez más, de la figura del cocodrilo que vuelve a determinar el final del juego.

Seguro que les tiene intrigados o intrigadas este juego y el saber en qué consiste. Pues allá voy:

Alumna de Armilla sale a la pizarra aprender cómo se leen números largos:P.M.M.S

SE JUEGA EN PAREJAS

En primer lugar, quisiera apuntar la dinámica de este juego en parejas:

El juego consiste en adivinar un número de tres cifras, que de forma secreta apuntará tu rival en alguna parte, llámese en la palma de la mano o bien en la parte de atrás del folio donde se apunten las diferentes jugadas propias y se quiere las ajenas. Ese número puede contener un cero, pero jamás en la cifra de las centenas. Las tres cifras deberán de ser diferentes, por lo que no servirán ni 076 ni 616.

Nos valemos de la clara distinción de los tres valores de un número de tres cifras: Unidad, Decena y Centena.

Al tiempo, haremos uso de tres posibilidades de resultados:

CERO (no ha acertado nada, lo cual es una gran noticia)

¿Es el 893? (Miro de forma secreta y mi número es el 675). Puedo responder lo siguiente: CERO. No hay nada, ni 8, ni 9 ni 3.

HERIDO (hay un número que sí es el elegido pero no está en su sitio, es decir que no se encuentra en el mismo valor posicional, por ejemplo:

¿Es el 510? (Miro de forma secreta y mi número es el 675) En ese caso respondo: “No lo es, pero tienes un herido”. Bajo ningún concepto se dice cuál es el herido, porque es algo que deberá de adivinar el oponente). Evidentemente el herido es el 5, porque en lugar de estar en las UNIDADES, mi oponente cree colocarlo en las CENTENAS.

MUERTO. (Hay un número que sí aparece y casualmente está en su valor posicional.

¿Es el 170? (Miro de forma secreta y mi número es el 675). Podría responder en los siguientes términos: “No lo es, pero tienes un muerto”. Insisto, que no dice de qué número se trata. Es una obviedad que el muerto es el 7 porque efectivamente se halla en el valor de las DECENAS.

Créanme que no me gusta emplear la palabra muerto. Una vez probé a llamarlos tocados, pero sin éxito alguno, los confundían con heridos. Así que, con la palabra muertos se quedaron y me quedé.

COMBINACIÓN DE HERIDOS Y MUERTOS

Por supuesto que se pueden combinar en los resultados muertos y heridos, tanto la unidad como dos o incluso tres heridos al mismo tiempo:

¿Es el 567? (Miro de forma secreta y mi número es el 675). Indico: “No lo es, pero tienes 3 heridos”. Es decir, están los 3 números pero ninguno en su sitio.

¿Es el 574? (Miro de forma secreta y mi número es el 675). Indico: “No lo es, pero tienes 1 muerto y 1 herido”. El 7 es el muerto y el 5 es el herido.

¿Es el 615? (Miro de forma secreta y mi número es el 675). Indico: “No lo es, pero tienes 2 muertos”.

FIN DEL JUEGO

El juego termina cuando hay uno de los dos participantes que felizmente ha adivinado el número de su oponente, basándose en las pistas, descartes y apuestas.

Por lo que no es juego para decir números al tuntún sino para siempre basarnos en movimientos anteriores, y llegando a conclusiones de cuál puede resultar ser el herido o el muerto. Cuando se dice: “Tienes cero”, está clarísimo los descartes… Pero… ¿Y si obtienes un cero y consideras números anteriores que estaban heridos o muertos y están o se presagian de los descartes fijos?… Ahí está el quid de la cuestión, que empezamos a descartar y al tiempo a descubrir los heridos, incluso dónde pueden estar posicionados.

Se puede dar el caso del siguiente razonamiento: “Como he probado a poner el 5 en las centenas, decenas y unidades… y siempre hay un herido. Si estuviera el 5 en el número, estaría muerto, por lo que descarto el 5 en el número que busco”. O bien “el 8 debe de ser el muerto, por lo que el 5 de antes no puede estar en esa posición, eliminado o lo cambio de posición”, todo según los lances del juego. Es divertidísimo.

Alumna de Armilla sale a la pizarra a jugar para que los demás adivinen la palabra :P.M.M.S

SE JUEGA CON EL GRUPO CLASE

En segundo lugar, nos centraremos en el verdadero “Juego del cocodrilo de los números”, por lo que conllevará un agrupamiento diferente, el del grupo clase con el maestro.

El maestro marca una cruz. A la izquierda escribirá: STUDENTS SAY (Los estudiantes dicen) y a la derecha RESULT (El resultado).

Apunta en la palma de su mano el número que los alumnos deberán adivinar. Podrá decirse tanto en castellano como en inglés. Se apuntan los números mencionados a la izquierda y a la derecha de la línea transversal se informa de los resultados (heridos, muertos o cero).

El juego termina cuando se completa un determinado número de participaciones hasta llegar abajo donde les aguarda el cocodrilo, que representará el final del juego.

Para darle más emoción o importancia al juego, se les puede advertir de un extra de deberes o una ficha extra de matemáticas si no lo adivinan entre todos. Lo asumen y siempre quieren jugar.

Es espectacular el razonamiento de los chavales de cualquier edad perteneciente a la Educación Primaria, al tiempo que aprenden los valores posicionales de las cifras de un número.

Mensaje que da sentido a nuestra profesión :P.M.M.S

Con esto termino este artículo. Les animo a que pongan en uso cualquiera de estos dos juegos en su práctica docente. Se divierten y aprenden.

Mira que he intentado abreviar, mamá, pero no hay manera. ¿Tal vez tenía que haber hecho dos artículos claramente diferenciados? Tal vez sí, pero… ya está hecho. A lo hecho, pecho. Espero que les sirva o al menos que haya sido de su agrado. Si conocen algún otro juego me encantaría leerles. Gracias por su tiempo.

Alumnos de segundo de Primaria aprenden las letras y el orden alfabético :P.M.M.S

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Pedro M. Moral Soriano

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Comentarios

2 respuestas a «Pedro M. Moral Soriano: «El juego del cocodrilo»»

  1. Antonio Palomares

    Pedro, tus artículos tan interesantes como siempre.
    Estos juegos los conocía yo porque ya tienen su tiempo, pero me ha encantado el enfoque y cambio de terminología que le has dado.
    Enhorabuena por tu trabajo tan motivador y bien realizado. Un abrazo.

  2. Si la Vocación es fundamental en cualquier profesión, en esta q te ocupa es vital, pero no vital para el q la ejerce, q también, vital para todos aquellos que la reciben. La ilusión es contagiosa y el juego es un método innato de aprendizaje y por lo tanto un vehículo imprescindible en las aulas. Juntando las dos… ya lo tienes. Enhorabuena!

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