Benalua de las Villas
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (XI-A)
Capítulo X I Del sosegado otoño, “ahoyar” el pajar, rastrojeras, fiestas… La calle marcaba las huellas de acémilas, ganado, personas y ruedas de carro por la cantidad de restos de paja que sobre ella había. Todo ello debido al acarreo, transporte y suministro de pajas de las recientes mieses trilladas, ahoyadas en recónditos pajares, por…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (X-C)
“Bien dices Rodrigo… pues apuro el vaso, os invito, y me voy, que tengo cosillas que hacer”. “¿Qué diiices? ¿y ya te vas? ¿no quieres otro mortero?” “No”, contestó “tengo que hacer unos mandaos, otro día”. Se dió media vuelta y salió. La era quedó para la trilla, toda limpia, las piedras de su suelo…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (X-A)
Capítulo X De los primeros televisores, las “sordás” de verano, el Día de la Virgen… Estaba solo, como único era el vaso de vino que le acompañaba sobre el mármol de la barra de aquella taberna de “Joseillo” que, acercándose, le sirvió la tapa en un plato pequeño de plástico duro y casi negro. La…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IX-B)
Pasados unos días, pocos, se supo que la “pedida de mano” sería muy pronto. Por “el pedimento”, se conocía y conoce en Benalúa. Corrían finales de abril y muchas cosas había que hacer aún. En esas primaverales y hermosas jornadas de mañanas serenas, repletas de luz. Con el rocío en sus campos, que refleja en…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (VIII-C)
Don Antonio, el maestro que tomando el sol en la puerta del bar de Juan Pedro, permanecía charlando con otros mayores del lugar que, atentamente, oían sus comentarios que, como más culto, exponía como único maestro que era de la única escuela de niños y otra de niñas que había. Los señores maestros, en Benalúa,…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (VIII-A)
Capítulo VIII. De Ben-Alúa, su nombre, sus tributos, la hortaliza y el riego “¡Plaaaanta…bataaata¡ ¡Vaaaamos! a la plaaanta batata”, gritaba aquel buen hombre que iba en su bicicleta Orbea, ya bastante vieja por lo mucho trabajado y, como hoy, cargada a tope en su porta equipos trasero. Recorrían la comarca de algunos pueblos de los…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (IV-A)
De sus campos, sus personajes, sus vecinos… Allá abajo, allá, frente a mí y desde norte a sur y de levante a ocaso, allí tenía y veía, disfrutaba y admiraba… ¡todo mi pueblo! Que bonita vista, que bello panorama, recreado desde lo más alto de La Cará. Mi Benalúa, contemplada por unos ojos de niño…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-C)
Era tal la escasez, que los peones que hacían de manijeros en las cuadrillas de escardadores, segadores o desyerbando cebadas y trigos, como les era necesario para cronometrar las horas de trabajo de toda su cuadrilla, si no tenían reloj, tenían que pedirlo prestado a algún familiar o amigo. Y éste se lo entregaba, no…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-B)
Aquello comenzaba a despertar, aquello cumplía protocolos… igual que cada año, desde tiempo inmemorial; para nosotros, chavales de veintiún años, entraba por el túnel del tiempo y la quinta de este año ya se celebraba. Y se estrenó con esa coplilla que uno de nosotros sobre la marcha inventó. Ya pesados todos en la jamilena…
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El amanecer con humo. Benalúa de las Villas… Hijos Dulces de Dios (III-A)
Capítulo III a De “La Quinta de Hogaño”, mediciones, tallaje, coplillas, anécdotas… La última ronda en el Bar del Numa (posteriormente de Manolo de la Laurilla, el Piche), estaba a rebosar, todos, con alguna excepción, eran conocidos. En el ambiente, además de humo de tabaco y ruido de voces, se palpaba una cierta euforia, no…




