Manolo Román recibe el cariño y la gratitud de sus compañeros tras 30 años dedicados a la enseñanza

 

De las miles de citas que hay por Internet sobre los amigos y la amistad, hay una de un tal Sydney Smith que le viene como anillo al dedo al profesor recientemente jubilado, Manuel Román Segura:  «La vida es para ser fortalecida con muchas amistades. Amar y ser amado es el mayor gozo de la existencia». Eso es lo que él ha intentado a lo largo de su vida y durante su etapa de profesor pues allá por donde ha ido ha cosechado una gran cantidad de amigos, lo mismo entre sus compañeros como entre sus alumnos. 

Buena prueba de ello fue el almuerzo-homenaje que le han brindado y al que acudieron más de un centenar de directivos, profesorado, personal de administración y servicios de los centros docentes por los que ha pasado, además de media docena de inspectores de educación. Finalmente la sorpresa total no pudo ser pues alguien, sin pretenderlo, puso al tanto a Manolo del acto que se le estaba preparando.

Rafael Artacho dirige unas palabras a Manuel Román Segura :: A. ARENAS

Así lo comentó Rafael Artacho, actual director del IES Padre Manjón donde se ha prejubilado Manuel por razones de enfermedad. No obstante, la satisfacción fue mayúscula al comprobar la cantidad de personas reunidas, muchas de las cuales tenían en común el haber compartido ilusiones y proyectos con el homenajeado. «Todos los que estamos aquí y otros muchos que de haber podido, les hubiese gustado compartir estos momentos queremos ofrecerte este pequeño homenaje y manifestarte nuestro agradecimiento por tantos años trabajando y dando tu vida por la educación y por nuestros alumnos, con esa manera que tienes de transmitirles alegría y estímulo por aprender. Manolo con tu forma de ser consigues que muchos alumnos se acuerdan de ti y de tu trabajo. Por eso queremos agradecer a tu familia el poder compartir este momento», indicó antes de dedicarle la sentencia machadiana al compararle con un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra.

Manuel Román Segura, junto a los inspectores de educación que asistieron a su homenaje :: A. ARENAS

Manolo emocionado no pudo esperar otras tantas intervenciones para expresar su emoción y alegría pues «miro a cada mesa y me vienen unos recuerdos maravillosos. Hay que disfrutar la vida día a día. Muchas gracias a todos».

Después vendría el momento de la entrega de regalos, incluido un ramo de flores que le fue entregado a Clotilde, su esposa. El obsequio ha consistido en un viaje para ambos y alojamiento en un hotel -dado que Manuel es un gran amante de los viajes. A continuación se sucederían otras intervenciones, entre ellas la de Daniel Morales, al que conoce desde que fueran alumnos en el IES Padre Manjón, pero sobre todo ha sido en su etapa como profesores cuando han compartido visitas como las realizadas hasta en cinco ocasiones a Saarbrücken (Alemania), del que destacó «jamás te he visto enfadado ni dándole una mala contestación a nadie; al contrario: tu buen carácter y tu amabilidad siempre te permiten lograr nuevos amigos en un tiempo récord».

Manolo y un grupo de alumnos del IES Padre Manjón en una de los viajes a Alemania

Así mismo, hubo intervenciones por parrte del IES Emilio Muñoz de Cogollos Vega, donde estuvo destinado con anterioridad y en el que ejerció de director. Se recordó los detalles de Manuel cuando llegaban los cumpleaños de todos, «con algún bomboncillo», siempre con una sonrisa siempre y de buen humor. De este centro recibió un pin de oro y el anuncio de que al salón de actos llevará su nombre pues, «no hay nadie que se merezca más ese homenaje».

“El salón de actos del IES Emilio Muñoz, donde ejerció de director, llevará su nombre”.

También se resaltó su labor como director y como uno de los cofundadores de la Asociación de Directores de Andalucía. «Manuel ha sido un referente para todos los institutos de Granada, nos ha enseñado cómo se dirige bien un centro», le dijo quien fuera su jefe de estudios. La fiesta se continuó con la interpretación de varios temas musicales por parte de integrantes del coro del IES Padre Manjón.

En un momento del almuerzo-homenaje a Manolo Román :: A. ARENAS

«Te queremos director»

Licenciado en 1987, comenzó su actividad docente en el Instituto de Dúrcal, al que seguiría su paso por otros institutos de Campillo de Arenas, Beas de Segura (cinco cursos) y Granada, (Fray Luis de Granada, Francisco Ayala, Soto de Rojas). También el IES Emilio Muñoz de Cogollos Vega donde ejerció como profesor y director durante doce años. Cofundador con otros directores de ADIAN (Asociación de Directores de Andalucía) con el objetivo de fomentar el buen funcionamiento y la coordinación entre los institutos, más tarde se implicaría en la federación FEDADI, a nivel nacional y ha ejercido como tutor de directores en prácticas, a los que ha transmitido su secreto consistente en «echar horas, pasión, sentido común y alegría, como todo en esta vida».

Manolo Román y su familia, junto a los directivos del IES Padre Manjón :: A. ARENAS

En 2012 se trasladó al IES Padre Manjón, donde fue estudiante en su juventud y donde ha permanecido durante cinco cursos como profesor de Matemáticas, participando en viajes de estudios, encuentros matemáticos, proyecto vivir y sentir la Alhambra, programa Profundiza e intercambio con Alemania. «Una mañana de este otoño, caminaba por la Gran Vía y unos alumnos de Cogollos desde la acera de enfrente me gritaron “te queremos director” y pensé que todo ha merecido la pena», afirma.

En un momento de la lectura del texto por parte de Daniel Morales ::A. ARENAS
HOMENAJE A MANOLO ROMÁN

Granada, 17 de noviembre de 2017

Queridos amigos y compañeros, queridos Cloti y Manolo:

Cuando Rafael Artacho me dijo el otro día que en este acto él diría unas palabras al principio y luego, quien quisiera, podría también intervenir, me sentí invitado a ello; no se, Rafael, si esa era realmente tu intención o yo quise interpretarlo así, pero el hecho es que aquí estoy.

En el Padre Manjón, Manolo, todo el mundo cree que nuestra amistad viene de lejos, quizás porque tanto uno como otro hemos aireado muchas veces que hace tiempo fuimos aquí alumnos y de la misma promoción. O quizás porque desde el primer año que organizaste el intercambio con Saarbrucken, por azares de la vida, me llevaste de profesor acompañante.

Pero quiero aclarar que eso no es verdad: nos conocíamos, sí; pero amigos solo somos desde ese primer viaje, hace algo más de cuatro años; al fin y al cabo, siempre hemos dicho a los alumnos que el intercambio servía para algo más que aprender Inglés; y en nuestro caso, afortunadamente, se ha cumplido porque en Inglés, hay que admitirlo, ni tu ni yo hemos mejorado.

En ese primer viaje, al que me sumé cuando ya lo tenías todo organizado, iba yo con cierto miedo, lo reconozco: tu forma de ser totalmente desinhibida, a veces incluso desvergonzada, me inquietaba un poco; y efectivamente, ya el primer día o el segundo allí en Saarbrucken, me encontré con una situación inesperada: me llevaste de compras; a mí, que a tiendas solo voy con mi mujer y, sobre todo, por obediencia debida. Resulta que te había gustado un chaleco que yo llevaba y quisiste tener uno igual; sin yo poder evitarlo, me metiste en unos almacenes para que te dijera, “ya sabemos”, ¡si te quedaba bien de largo!, ¡si el color pegaba con el de tus pantalones!, … y todas esas cosas que se preguntan en esos momentos. Te confieso, ahora, que ese día tuve la certeza de no acabar el intercambio.

No obstante, mi paciencia me permitió aguantar alguna “comedia” más de tiendas en esos días. Y al final, ya en mi casa, le dije a mi mujer, con total sinceridad, lo bien que nos había ido todo, lo mucho que nos habíamos divertido y, desde luego, lo fácil que había sido congeniar contigo. Ya tenía claro, igualmente, que volvería a Saarbrucken al año siguiente.

Y así fue, y no solo al año siguiente, sino hasta cinco veces, la última el pasado marzo, y siempre con el mismo éxito. Tu has seguido preparando “casi todo” y yo “casi nada”, pero nunca te has quejado ni me lo has reprochado, y ahora sí hay un enorme afecto mutuo que en realidad viene de cerca aunque parece venir de lejos.

Hoy creo que nadie merece este homenaje más que tu: llevas años desviviéndote por la enseñanza, trabajando con una ilusión encomiable, propia solo de quien está empezando, pero en tu caso esa regla se rompe; los alumnos te respetan y te quieren (yo lo he visto): aunque les exiges -“que sean puntuales”, “que se porten como es debido, “que se mezclen con los alemanes”, …,- siempre eres atento y cariñoso con ellos.

También los compañeros: no puedes ni imaginar la de veces que me han preguntado por ti; pero aquí está la prueba, lo estás viendo, ¡nos han bajado al sótano porque arriba no cabíamos!; y no podía ser de otra manera: jamás te he visto enfadado ni dándole una mala contestación a nadie; al contrario: tu buen carácter y tu amabilidad siempre te permiten lograr nuevos amigos en un tiempo récor. En este momento tienes otro desafío, el más importante de tu vida, pero también tu inteligencia y tu ánimo serán tus aliados. En septiembre, el día que te despediste del Claustro, lo demostraste: quedamos admirados, sobre todo, de tu lección magistral de vida, de ilusión y de amistad. Nunca he escuchado otra igual en el Manjón. Muchas gracias, Manolo.

Y muchas gracias a todos.

Daniel Morales Escobar

 

Asistentes al homenaje de Manolo Román ::A.A.

 

TREINTA AÑOS DE FELIZ Y FRUCTÍFERA ENTREGA A LA ENSEÑANZA DE LAS MATEMÁTICAS

El mismo año que me licencié, el 1987, comenzó mi carrera docente a los veinticinco años, en el instituto de Dúrcal. Hasta ahora –cuando me he tenido que prejubilar por cuestiones de salud-, han pasado treinta años de feliz y fructífera entrega a mi pasión: las matemáticas y su enseñanza; y, como consecuencia, la dirección y organización de actividades que de alguna manara eran complementarias de mi vocación primera y del convencimiento que siempre he tenido de que todo ser humano, sea alumno, profesor, padre o compañero son únicos –no son números en un organigrama- y por tanto, dignos de la mayor atención y el mayor respeto.

Desde Dúrcal pasé a Campillo de Arenas ya como funcionario y, los cinco cursos siguientes, a Beas de Segura, uno de ellos como jefe de estudios y dos de ellos como director; y después de varios años en diferentes institutos de Granada, Fray Luis de Granada, Francisco Ayala y Soto de Rojas, en comisión de servicios para cuidar a mi madre enferma, recalé en el instituto Emilio Muñoz de Cogollos Vega donde ejercí como profesor y director durante doce años. Creo que es donde hicimos una labor más digna de mención, al realizar obras de reforma del centro que nos permitirían implantar ciclos formativos y aumentar hasta quinientos cincuenta y ocho el número de alumnos, así como las labores de coordinación con la residencia para lograr un mejor seguimiento de los residentes. Tengo que dar las gracias al equipo al que tuve la suerte de coordinar. Fueron años muy fructíferos donde fomentamos actividades como los encuentros matemáticos Sierra Arana, intercambios con Francia, la semana de la ciencia etc.…

Manuel Román Segura, cofundador de la Asociación de Directores de Andalucía ::A.A

Por estos años, un grupo de directores fundamos la ADIAN (Asociación de Directores de Andalucía) con el objetivo de fomentar el buen funcionamiento y la coordinación entre los institutos, las Delegaciones de Educación y la Consejería. Posteriormente me impliqué en la federación FEDADI, a nivel nacional, de directores y en las convocatorias anuales de reuniones entre comunidades autónomas de España para intercambiar información y proyectos. Como tutor de directores en prácticas, he procurado siempre trasmitir lo que de positivo he ido adquiriendo en mi labor como director en estos años. Creo que la clave de todo está en echar horas, pasión, sentido común y alegría. Como todo en esta vida.

En 2012 me trasladé al IES Padre Manjón, el instituto donde yo estudié, para volver a dedicarme plenamente de nuevo a la enseñanza. Han sido cinco años con un objetivo muy claro: fomentar el aprecio y la comprensión, la inmensa utilidad práctica de las matemáticas y, por qué no, la belleza de su puesta en práctica en las paredes de la Alhambra. He participado en viajes de estudios, en encuentros matemáticos, en el proyecto vivir y sentir la Alhambra, en el programa Profundiza y en el intercambio con Alemania, actividad esta fundamental en la formación de los alumnos. También la amistad se hace más sólida con estos viajes… Es la amistad lo mejor que me llevo de estos treinta años.

Una mañana de este otoño, caminaba yo por la Gran Vía y me gritaron unos alumnos de Cogollos desde la acera de enfrente “te queremos director” y pensé que todo ha merecido la pena.

Manuel Román Segura

Ver GALERÍA DE IMÁGENES DEL ACTO

 

 

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