Gregorio Martin García: «Apostadero de fantasmas, I: Desde La Cruz de Carrión a la Fuente Castejana»

¡Es Benalúa de las Villas tierra de fantasmas! Si en ello no crees. ¿Qué me dices pues, de las veces que se cuenta que, en la Fuente del Junco, en el Callejón de Chorreando, en el de Canario y la Fuente del Pilar, siempre antaño, fueron lugar de marimantas y espíritu? Qué, arropados con sus sábanas, mantas y demás tétricos disfraces, se movían entre sombras de las muchas que entonces la noche oscurecían. Culpa del alumbrado que en la vía pública no había.
He ahí igualmente, el Callejón de los Bueyes y las eras del Pilar, cerca de la Chencha, qué por ser camino obligado hasta el cementerio cercano eran lugares malditos en las noches de chubascos y donde las marimantas se aparecían con especial actividad.

Y no daré más lugares para no atemorizar un tanto, pero hay que considerar que en el pueblo los había y quizá, haberlos hay los todavía. Qué no solo a asustar y espantar salían, sino que entre ellos tenían a su cargo, una labor que de noche ejercían en trasiegos misteriosos y a sabiendas a donde cada cual iba, todo el mundo se preguntaba… y ¿Por qué? y ¿Qué hacían… ¡Qué malditas marimantas! No nos dejan vivir tranquilos.

Por lo pronto solo nos dedicaremos a su actividad nocturna y callejera, ¡nada más! Qué con sus sigilosos y pavorosos movimientos, para evitar ser descubiertos, asustaban al personal.

Dejaremos para mejor momento el por qué de su existencia y cuál era su misión que, en aquellos tiempos pasados, los fantasmas de Benalúa motivo daban para chismes. Cuentos y narraciones que, en largas veladas, junto a la chimenea, a todos entretenía con miedo contenido y risas exaltadas de aquellos que sabían las verdaderas hazañas que cada espíritu corría.

Marimanta deambula por calle de Benalúa de las Villas

Dícese qué se dice, y se asegura que cierto era, que casi todos los sábados del heladero invierno Benaluenses. Mejor si su noche y madrugada lluviosa y oscura era. Una blanquecina y escurridiza sombra de allá a acá se trasladaba como si flotando fuera, con sábana, o similar prenda a su cuerpo enroscada y coronado por lo que aparentaba ser unas trébedes que en cada una de sus tres patas velas prendidas portaba.

Se escondía para no ser visto o más bien se agazapaba, para que su tremebundo gesto alejara a todo sujeto que a medianoche osara pasar por la Fuente Junco y malograra, con su presencia, la misión de la marimanta que en aquel lugar ejercía con maléficas visiones y que aquel punto ocupara desde tiempos inmemorables.

Y es por ello por lo que marimanta era. Un grado más que fantasma, que en nuestra villa se les daba a aquellos espíritus nocturnos que más horrendos espantos diera y en la sociedad pueblerina, más temores implantara.

El de la Fuente de Junco, famoso era por sus visiones, las cuales eran horrendas, porque además de asustar a sus presas a estas perseguía con instinto agresivo, de tal forma lo hacía que hasta que corriendo no lo sacaba de su zona de pavor no paraba de correr. No, eso no era correr, sino que se desplazada levitando y con tan diabólica destreza hacia su persecución qué, más de uno enloqueció intentando no ser presa.

Se cuenta y no con cierta ironía, que una noche, ya tarde, de “pelar la pava” con una pequeña escalera al hombro, venía uno de aquella zona que su querer por allí tenía y en llegando al par de la fuente, se le paró en su mismo frente la marimanta del lugar. Aquella noche iba con gran sábana vestida y con larga cola incluida, así como todas las velas de su ruda corona encendidas.

Quieta, tenebrosa y como congelada la marimanta quedó a metro y medio del “pelapavas”. Y no se apartaba.

Típica Marimanta de los Montes Orientales de Granada (Benalúa de las Villas)

Su lánguida silueta de estirado y largo cuello y la visión de su cola; espeluznante y esquelético espíritu representaba. De su cabeza le salían dos rayos con destellos; que de los ojos partían y en la cara del noctámbulo noviero se estrellaban, con la mirada fija y fría que la marimanta le infería.
Flotaba y horrendamente vacilaba de parte a parte de la calle taponando el avance de aquel triste muchacho que esta noche contemplaba la marimanta de la fuente y de la que, por no creyente de ella, se reía. Y que ahora tiritando y pensando fuera un ánima del purgatorio venida… gritaba ferozmente: ¡¡Oh, Dios mío…!! Guarda mi alma de esta maligna cosa que se me ha “aparecido”.

Los balcones y ventanas comenzaron a abrirse y en cada una de ellas fantasmagóricas figuras salían que, al resplandor de la oscilante luz de sus candiles y velas, así las convertía.

Eran vecinos que oteaban en la impenetrable y fría noche buscando de dónde procedía aquel espantoso y ahogado grito, y fue cuando en el barro de la solitaria calle y oscura noche, tirado y revolcando el cuerpo, su vecino permanencia, con gestos de loco y retorcidos movimientos, por lo que solo se podía pensar que loco había de estar o algo muy malo debió ocurrir.

Socorrido el de la pava, nunca más la fue a pelar y tan en serio tomó aquello que hasta la novia dejó, ya que no tenía fuerzas ni alientos para irla a visitar.

Haciendo prácticas para pelar la pava

La marimanta de la Fuente Junco durante mucho tiempo tuvo el campo despejado y su fama en el poblado aumentó considerablemente. En verdad casi nadie creía en aquel horrible hecho, pero por si acaso, guardemos el miedo y respeto fantasmal a la marimanta de aquel pilar.

Andaba Benalúa compungida y cabizbaja, los hechos ocurridos habían afectado y mucho en los “ajumaos” y vecinos y siendo cierto lo ocurrido, era ya tal lo exagerado que aquello nada parecía a lo que en realidad había pasado. Que, si venían tres o cuatro niñatos de hacer correrías, qué si fue un marido que corrió atolondrado delante de su celosa esposa por engaño conyugal. Y así cada cual añadía una nueva fechoría a lo pasado en noche tan aciaga e infernal que, Benalúa quedaba sola al ponerse el sol y si luna salía mucho más temían por su fama de colaboradora en las noches agitadas de fantasmas y marimantas y alguna bruja que entre las buenas gentes de la Villa había.

Aquel invierno tras el zarpazo de las marimantas, que se hizo famoso, hubo otros menos comentados, pero entre aquel y estos mantenían a las gentes temerosas y muy recatadas.

. /…Continuará

 

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Comentarios

4 respuestas a «Gregorio Martin García: «Apostadero de fantasmas, I: Desde La Cruz de Carrión a la Fuente Castejana»»

  1. Buenos días amigo Gregorio, bonito nostálgico y fantasmagórico relato de nuestra niñez. Como siempre magistralmente escrito, tanto que mientras lo leía, por momentos me trasladaba 65 años atrás y me parecía estar viviendo aquel lejano momento. A veces me sonreía recordando- ya adolescente- las famosas «Marimantas» y sus posibles explicaciones. En el próximo escrito- que espero impaciente- ya nos contarás cómo termina todo. Un abrazo.

    1. Gregorio Martin Garcis

      Hola Amigo Agustín. Ahora me recreo en un balneario de Firtuna Murcia donde permaneceré diez días en remojo como garbanzos. Si las fantasmadas que narró son mucho de nuestros años y creo todo reforzado por el hecho de no tener tele ocasionaba estas actividades parsclas que ahora no es necesario vestirse de maroma tan. Ahora se realizan sin más dobles de sabana ni estremeces en la cabeza que el ejecutarlas sin más problema que el que pueda representar la relación matrimonial o circunstancia semejante pero de fantasmadas nada. Es raro que nosotros habiendo trasnochado tantas veces no viéramos ninguna. O quizá había más de las que parecía? Un abrazo

  2. Francisco Avila

    Gregorio haciendo cómo siempre en tus relatos vivencias y como en aquellos tiempos a falta quehaceres nocturnos las noches frías y largas de inviernos lluviosos y escasos de luz en sus calles, aparecían las marimantas por lugares más oscuros y tenembros decían y juraban ser fantasmas que perseguían a los que tarde volvian de pelar la pava los niños la veíamos de otra manera tiempos aquellos que no volverán

    1. Gregorio Martin Garcia

      Se dice, Paco, qué la historia se repite. Entonces ,dime tu amigo Paco, si todavía no nos vemos corriendo marimantas Aunque ahora fracasarían por tenemos televisión y sino el movil , Ello no nos dejaría prestar la menor atención a las tenebrosas noches de candil y cuentos junto al rincón Un abrazo y un saludo Migo Paco

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