Juan Jiménez Solera es, y, ejerce como portavoz del granadinismo desde las redes sociales.
El 2020 resultó un año muy interesante e instructivo. Colectivamente estuvimos tratando temas de muy diversa índole. De esta manera enriquecimos muchísimo nuestro vocabulario.
Aprendimos el significado del término pandemia y a testear nuestros antígenos. Reseteamos nuestros conocimientos sobre Derecho Constitucional, en especial sobre estados de alarma y confinamientos. Nos hicimos expertos en vacunas y empresas farmacéuticas internacionales. Abusamos de terminología relacionada con teletrabajo, plataformas, reuniones on line.
A partir de ese momento, supimos que la clasificación económica clásica estaba claramente desfasada e, ilusamente, dividimos el mundo laboral en dos sectores. En uno, los trabajadores esenciales – a los que había que aplaudir a menudo, como para darles cuerda- y en otro más amplio, todas las demás actividades.
Incluimos en nuestro imaginario conceptos ecologistas porque vimos una naturaleza muy mejorada y un ambiente más nítido – hubo quién vio delfines en la costa-.
Profundizamos en nuestros conocimientos sobre psicología clínica e intentamos autodiagnosticarnos si habíamos “pillado” el Síndrome de la Cueva o no.
Cuando disfrutábamos del toque de queda, todavía nos quedó tiempo libre para aprender sobre movimientos sísmicos, intensidades y enjambres.
Todo este bagaje y experiencia cultural colectiva se irá diluyendo con el paso del tiempo, por lo que no estaría mal que comenzáramos a reflejar por escrito lo que sentimos y lo que vivimos durante aquellos meses.
Fundamentalmente sentimos miedo e incertidumbre.
Henos aquí que en uno de esos días encontramos en la bandeja del whatssap un vídeo y que como era solo de un minuto y medio (recibimos muchísimos aquellos días pero los había larguísimos y el que estuviésemos confinados no significaba que no tuviéramos nada que hacer) nos decidimos a abrirlo y se aparecía el busto de un señor cubierto por barba, gafas de sol y sombrero de paja que se dirigía cara a cara a un hipotético público de 920.000 personas. Para decirnos …¿Qué podía ser tan importante?… ¿Qué?
No cabe duda de que el discurso era de un granadino. Para su análisis hemos buscado la tesis doctoral de Natalia Ruiz González, sobre Los reformuladores en el español de Granada (2021) y coincidimos que, aunque el hablante no vuelve sobre una parte de su discurso previo y la formule de una manera distinta para garantizar una correcta interpretación del oyente -o sea, como hacemos la mayor parte de nosotros- no es porque sea la excepción que confirme la regla, sino porque se trata de un discurso expositivo muy simple que va creciendo con pequeñas aportaciones sobre un tema concreto, el granadinisno.
Esperen. Ahora que se los estoy contando creo haber reconocido esa voz tan particular.
Me parece que es Juani el de la Granja ¡Dios mío, como ha crecido! ¡ No lo había reconocido! Si era un renacuajo cuando servía entre las mesas del merendero la Granja que regentaban Nemesio y Pepa y por dónde correteaban todos los chiquillos de la familia mientras los “mayores” servían el bacalao frito y la carne con tomate. ¡Ay, que guisos gitanos los de Pepa!
La Granja es ya una reliquia. Los merenderos han sido lugar de esparcimiento para los granadinos desde tiempos inmemoriales y nos ha dejado miles de estampas costumbristas. Alejados de los centros de población sirvieron de lugar de recreo y esparcimiento. Miren que descripción encontrada en el Defensor de Granada de un 26 de diciembre del convulso 1933 “ Ha aprovechado el público la grata temperatura del primer día de Pascua para expansionarse en las afueras, habiendo bastantes «compos» y haciendo buen agosto los ventorrillos y merenderos. Y por la noche, a la llegada, cuando volvió el frío a adueñarse del ambiente, el centro de la ciudad volvió a mostrar la máxima animación y los cafés, teatros y cines poblarónse del más variado público”.
El merendero la Granja se fundó en 1981 pero se nos antoja más antiguo. Situado en la entrada del barrio del Albaicin, su público siempre ha sido de lo más variado y la mezcla ha resultado de lo más pintoresco. Intelectuales, albaicineros, sacromontinos, familias nucleares, artistas, operarios…
Les estábamos contando el contenido del vídeo y se nos ha ido el santo al cielo.
No es que no sea importante. Fundamentalmente es que fue un mensaje optimista, motivador, sanador.
Juani, tan espontáneo, nos vino a recordar lo que era ser de Granada. Nos recordó que nuestras señas de identidad lingüísticas, la malafollá y el humor negro, existían para ser usadas en este preciso momento, la malafollá para con las medidas restrictivas para con los abrazos – que se acaban, claro que se acaban- y el humor negro para con los terremotos – que “si la Tierra tiembla es que los granadinos estamos bailando” y que lo único que tenemos que hacer es “echarnos jamón en los bolsillos para que te encuentren antes los perros”-
Creemos que el vídeo se hizo viral y estamos esperando el recuento de datos pero hemos de reconocer que hubo otros esenciales e imprescindibles en aquel 2020 tan edificante.
Y como él, que fue uno de los «milagros avemarianos»- Significado. Dícese, escuelas y didácticas creadas por el Padre Manjón desde Granada a principios del siglo XX y que han sido difundidas desde las escuelas Ave María en la capital- en concreto, del Ave María San Cristóbal desde donde Juan Jiménez Solera ejerce como profesor, después de haber sido alumno (¡esa sí que es tu casa madre!) ha creado un recitativo a base de unir todos los tópicos sobre la ciudad en un precioso texto perfectamente declamado. El ilustre vecino, Benítez Carrasco, se hubiera sentido orgulloso.
Juani, muchas gracias, por recordarnos qué cosas definen a Granada, quiénes son sus referentes, cuál es su olor y su sabor, cuál su lema, cuáles sus colores.
No hace falta que le preguntemos con quién comparte generación porque casi lo canta con orgullo, los 091, los Planeta, Lori Meyers, Lagartija Nick, Niños Mutantes, Skorzo, los Habichuela, los Maya, los Morente, Manolete, Mario, Marina, Mariquilla…
Los iconos y los símbolos nacionales sirven para crear identidades comunes. Forman parte de nuestro patrimonio cultural y creemos oportuno, muy oportuno, hacerlos públicos como profesión de fe. ¡Nunca excluyentes! Porque Granada es de todos y es de nadie. (Es) de los que han bebido sus aguas, han respirado su aire, de los que se han perdido en sus calles.
No me digan que no es poético.
Juan, hijo del Albaicín, granadino, profesor, esencial… te dejamos que sigas cantando Granada es como una rosa/más bonita que ninguna,/ que se duerme con el Sol / y florece con la Luna… de nuestro querido Carlos Cano, Habanera imposible
IN MEMORIAN, PEPA SOLERA
Serie ‘La Historia sirve’ :
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- Agustín Morales Jiménez. El diálogo entre la tradición y la vanguardia del barro granadino
- Águeda Toral López. Visión global del espectáculo teatral
- isabelperez.com La pionera granadina en la enseñanza de lenguas online
- Javier Martín Ruiz. Relator del pop y el rock en Granada
- Juani, el de la Granja. El orgullo de ser granadino
Próximas entregas:
- Mercedes Rueda Lizana. La persistente psicóloga clínica, referente de salud mental en Granada
- La revelación de la vida y la obra de Valeriano López Domínguez
Profesora de Geografía e Historia
IES Padre Suárez