La historia de un pueblo, incluye también la de las personas que “lo hicieron”, es decir de quienes contribuyeron a su prosperidad, o estuvieron presentes en sus logros. En estos nuevos artículos de Aromas del Laurel, incluiremos también referencia a algunas de las personas que hicieron de nuestro pueblo lo que hoy es. No son biografías propiamente dichas, sino solamente algunos apuntes, a veces a vuelapluma. Faltan todavía en La Zubia investigadores que ayuden a completar los muchos retazos del puzle de su historia, entre ellos las vidas de las personas que nos precedieron. Lamentablemente la mayoría proceden de un mundo público vetado sistemáticamente a las mujeres, por lo que en ocasiones nos faltan sus opiniones, sentimientos y sus logros. Quedan también sus vidas por investigar y esperemos que pronto se pueda ofrecer una perspectiva más global de otras épocas
Hoy quiero hablar de un personaje, que el tiempo va desdibujando. Hace poco preguntaba a mi padre octogenario sobre las farmacias de La Zubia, y automáticamente recitó un apellido, “de la Blanca”, especificando que si ahora hay muchos establecimientos, en su época sólo había una: la farmacia “del Puente”, que todavía tiene ese nombre y que usa el símbolo en su logotipo. Hablaba mi progenitor de don Antonio de la Blanca González (1883-1967), natural de Santafé, hijo del farmacéutico de aquella localidad (al menos desde 1876), don Enrique de la Blanca Salguero (m. 1919), y de una granadina, doña Francisca González Gálvez. Su hijo Enrique hizo carrera en leyes llegando a ser juez y magistrado en numerosas audiencias provinciales de la península. Otro hijo, Antonio, nuestro protagonista de hoy, estudió bachiller y después se licenció en Farmacia, en la Universidad de Granada, en 1903.
El 17 de septiembre de 1904, el diario Noticiero Granadino anunciaba, que se habían recibido en la Secretaría de la Universidad de Granada varios títulos, entre ellos el de licenciado en Farmacia de don Antonio de la Blanca. En aquellos días los títulos universitarios eran tan pocos, que hasta su llegada desde Madrid, firmados por el rey, era una noticia
No tardaría mucho, don Antonio, supongo que apoyado por su familia, en montar la que parece ser la primera farmacia de La Zubia, y así se anunciaba en el mismo diario el 23 de noviembre de ese mismo año. Se especificaba que sería una farmacia surtida “con todos los adelantos que la ciencia médica exige”; anuncio que se volvió a repetir al día siguiente. Se afirmaba que era un conocido del periódico, y efectivamente años después escribiría algunos artículos para ese mismo diario, como por ejemplo el firmado en 1906, sobre las fiestas de La Zubia.
No fue todo un camino de rosas, y parece que al intentar entrar en el Colegio de Farmacéuticos (Patronato), necesitaba algunos certificados expedidos por el Ayuntamiento, que el alcalde se negó a firmar. Ignoramos si se trataba de rencillas personales, o había algún otro trasfondo más profundo. “Apasionamiento y personalismos”, dice la noticia. Sea como fuere está claro que el nuevo farmacéutico cultivó su amistad con el Gobernador Civil de la Provincia, como cuando denunció públicamente la existencia de una Casino en La Zubia.
Poco después, el 12 de junio de 1907 se casó en la iglesia parroquial de La Zubia, con Francisca Alcalde Cuadros (1880-1953), natural de La Zubia, y como se diría ahora, con siete apellidos de La Zubia (siete de sus bisabuelos eran de aquí y la restante de Cájar). De este modo don Antonio se enlazaba pronto con La Zubia, con lazos que durarían toda su vida. Asombrosamente las fuentes apenas las mencionan como esposa sin dar mucho más datos sobre su vida.
Como ya he dicho el farmacéutico de La Zubia pronto quiso ingresar en el Colegio de Farmacéuticos, y pronto manifiesta su interés sobre el mismo. En 1910 publicaba en el Noticiario una queja porque, aunque la Junta Directiva había sido elegida hacía un mes, todavía no había tomado posesión. Expresaba con algo de ironía, como se había votado una nueva directiva que no parecía empezar con buen pie dados los retrasos: “Esperanzas fundadísimas nos hicieron concebir los recientes elegidos; los farmacéuticos rurales aplaudimos la designación acertadísima de los compañeros de la capital ¿cómo no? “
El 8 de enero de 1911 se ofreció en el Hotel Alameda de Granada un banquete donde se reunieron los médicos y los farmacéuticos “para demostrar los lazos de unión que existen entre ambos cuerpos”. Y dos de los asistentes, nuestro protagonista y el médico de La Zubia, don Gregorio Fernández-Montesinos, al que pronto dedicaremos otro artículo, llevaron a las páginas de los diarios la idea de creación de lo que dieron en llamar la “Unión Médico-Farmacéutica”. Aunque sólo fue una idea que querían hacer plasmar entre lo que denominaban la juventud médico-farmacéutica de Granada, sus esfuerzos no cuajaron, pero sí que sirvieron para que don Antonio pronto entrase a formar parte del Colegio de farmacéuticos.
Don Antonio de la Blanca, empezó a forjarse una posición social y para ello participaba en cuantas ocasiones se ofrecían en la época. Varios ejemplos: en 1913 aparece como donante de una de las muchas suscripciones populares para regalar las insignias del Gobernador Civil; en 1916 fue el padrino de un bebé que fue bautizado en el Cortijo de San Jerónimo de Sierra Nevada, hijo el administrador de dicha hacienda; en 1919 era uno de los integrantes de la recién constituida Federación Católico-Agraria; y en 1922 donaba los medicamentos para un botiquín a la compañía Tranvías Eléctricos de Granada.
Ya en 1928 ingresó como vocal segundo en la directiva del Colegio Oficial de Farmacéuticos, cargo que volvía a repetir en 1930. En diciembre de ese año asistió en Madrid, como uno de los representantes del colegio en la XVIII Asamblea de la Unión Farmacéutica Nacional. En 1935 le llegó uno de sus éxitos más importantes, elevó una Memoria a la Academia de Farmacia, que tuvo un notable éxito publicándose en varias revistas, como La Farmacia Moderna.
En ella expresaba los análisis que hizo durante el año 1933, informando además sobre un caso de paludismo que logró evitar la muerte de un paciente, y de una infección de agua potable de la población producida por estiércol; según el texto “la malquerencia de la autoridad municipal fué manifiesta desde aquel entonces hacia mí, que se traduce en resistencia pasiva al pago de mis haberes.”
En 1935 fue nombrado presidente del Colegio Farmacéutico de Granada, cargo que siguió asumiendo en solitario durante nuestra infausta Guerra Civil. Precisamente en el año 1938 la prensa le refleja interviniendo en numerosos actos sociales como en la inauguración de un comedor infantil regentado por la Delegación Provincial de Auxilio Social; o cuando hace una donación al Hospital de San Antonio o en el entierro del alférez Aníbal del Campo donde se le llama “alférez camarada” y donde leyó la “Oración a los caídos” del falangista Rafael Sánchez Mazas.
Tras la Guerra Civil permaneció unos años más como Presidente del Colegio de Farmacéuticos, cuyo cargo fue ratificado por el Consejo General en 1946 para desempeñarlo hasta 1959. Seguramente unos de sus momentos más felices fue recibir en 1949, la encomienda civil de Sanidad, para lo que se organizó un acto de homenaje en el Ayuntamiento de Granada y terminó con un banquete en el Hotel Alhambra Palace.
Todavía continuaría desempeñando dicha presidencia del Colegio hasta 1959, un año antes de su fallecimiento, el día 13 de junio de 1960. Antes ya había fallecido su esposa en 1953, matrimonio que no tuvo descendencia. Ambos fueron inhumados en un panteón familiar en el cementerio de La Zubia, donde todavía reposan sus restos, y donde aparece con el título de “Ilustrísimo Señor”, que llevaba asociado la medalla a la que antes hacíamos referencia. No obstante la presencia del farmacéutico de La Zubia durante tantas décadas, se hizo imborrable para muchas generaciones de vecinos del municipio, y así es recordado todavía por nuestros mayores.
Todavía se mantiene en pié, la Farmacia “El Puente”, en la calle Fernando de los Ríos, a la entrada de la población, que se publicita como “una de las farmacias más antiguas de la provincia de Granada”. Efectivamente, inaugurada a finales de 1904, en 2024 cumplirá 120 años, más de un siglo al servicio de La Zubia.
Con el tiempo La Zubia albergará más farmacias. Para poder establecer la siguiente, mi propia abuela tuvo que hacer una declaración, junto a otros testigos. Cuando era pequeña, el Barranco de Corvales tuvo una crecida muy importante, que la arrastró durante bastantes metros, dejando una zona del pueblo aislada de la otra. “La niña del milagro” la bautizó la prensa, porque parecía un hecho sobrenatural que hubiese sobrevivido a la avalancha. Se aseguraba así para la nueva farmacia, la posibilidad de atender a una zona entera del pueblo, independientemente de la farmacia del Puente. La posibilidad, remota pero real, de que tales circunstancias pudiesen volver a repetirse, abonaba el establecimiento de una nueva farmacia en el municipio. Pero esa es ya otra historia….
Alberto Martín Quirantes
AROMAS DEL LAUREL:
Un recorrido por la historia de La Zubia.
Alberto Martín Quirantes
Miembro del CEI Al-Zawiya
VER CAPÍTULOS ANTERIORES:
01 La Inquisición en La Zubia
02 Antonio Gala y los Sonetos de La Zubia
03 La Infanta de La Zubia
04 Los cementerios de La Zubia (1ª parte)
05 El órgano de la Iglesia de La Zubia
06 Los cementerios de La Zubia (2º parte)
07 La Huerta Iberos
08 Los cementerios de La Zubia (3ª parte)
09 La ocupación francesa en La Zubia
10 Los cementerios de La Zubia ( y 4º parte)
11 Trogloditas en La Zubia
12 Los mozárabes en La Zubia
13 Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde
14 La llegada de la guardia civil a La Zubia (1ª parte)
15 La llegada de la guardia civil a La Zubia ( y 2)
16 El campo de Tiro de La Zubia
17 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (1ª parte)
18 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (2ª parte)
19 Los verdaderos señores de La Zubia
20 Francisco Fernández Navarrete (c. 1680-1742), un médico en la corte de Felipe V
21 Los marqueses de Bacares. (Parte 1ª)
22 Los marqueses de Bacares. (Parte 2ª)
23 De tesoros y moriscos en La Zubia
24 La primera coronación de Zorrilla fue en La Zubia
25 De cruces y Vía Crucis en La Zubia