La etimología del nombre
está en Murgis o Murteto,
quizás, un lugar de mirtos,
a orillas del Guadalfeo
que camina hacia la mar
con pasos a ritmo lento.
No se sabe si su origen
es fenicio o es ibérico
pues no hay restos arqueológicos
fidedignos de su tiempo;
tampoco hay datos romanos
que desvelen el misterio,
pero sí los encontramos
cuando el nazarita reino,
e incluso se han detectado,
allá por el siglo décimo,
determinantes topónimos
de la Vega y sus empleos
como el cultivo de cañas
de azúcar por el medievo.
En los tiempos musulmanes
cinco mezquitas se alzaban,
una rábida, los baños
y la muy considerada
sede del Cadí, el juez,
altamente respetada.
Moriscos y berberiscos
siempre fueron amenaza
y en su defensa Motril
edificó una muralla
para poder protegerse
de imprevistas emboscadas.
A la rebelión morisca,
surgida por la Alpujarra,
Motril también se sumó
y luego fue repoblada
con personas que vinieron
desde otras tierras de España.
El más viejo monumento
que en Motril se levantara,
templo de la Encarnación,
en su origen, alcazaba
cuando los remotos tiempos
de la taifa musulmana.
En el siglo XVI
se construyó otra iglesia,
santo y seña de Motril,
la Virgen de la Cabeza,
sobre un antiguo castillo
donde tuvo residencia
la madre de Boabdil, Aixa,
cuando en plena decadencia,
los nazaríes granadinos
sólo sabían de pendencias.
Concedió Felipe V
categoría de ciudad
a la urbe de Motril,
que alcanzó prosperidad
produciendo miel y azúcar
y, en base al cañaveral,
sobresalieron industrias
de alta laboriosidad.
Bajo la sierra de Lújar
se extiende en el litoral
la población de Motril,
designada capital
de las luminosas tierras
por la Costa Tropical.
En la Casa de la Palma
hoy se puede contemplar
el museo de la caña
y el arte de fabricar
el azúcar y la miel,
con tanta notoriedad
que al denominar su origen
ya implicaba calidad.
Por los ocasos, Motril,
en brisas de mar se envuelve,
mientras las olas se llevan
por el confín de poniente
los penúltimos destellos
de una luz iridiscente.
Llega la noche a Motril,
las palmeras se cimbrean
con seductores requiebros
y el silencio serpentea
acunando los murmullos
que van del mar a la sierra,
mientras el río Guadalfeo
se adormila por la vega.
- Próxima entrega: MONTEFRÍO
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Comentarios
12 respuestas a «Juan José Gallego Tribaldos: «Motril»»
Maravilloso, precioso.
Gracias, amigo Benito
De esa historia y descripción geográfica de Motril tuve la suerte de conocer y disfrutar durante mis años vividos allí. Tu romance a esta villa queda muy bien adornado con pinceladas magistrales poeticas.
Ya recuerdo tu estancia en MOTRIL.
Tempus fugit sed Deus manet.
Un abrazo.
Qué bien has sabido dibujar con palabras la historia y belleza de la ciudad. Gracias
Gracias, amigo Daniel. Un abrazo.
Muy bueno, como siempre.
Como siempre, Pilar , muchas gracias. Con amigos como tú todo es más fácil.
Un abrazo
Compendio exhaustivo y completo que destila historia, geografía, economía, vivencia y adhesión.
Acertada simbiosis como siempre.
Gracias por tus palabras y esa riqueza lingüística en tus comentarios. Un abrazo para todos.
Apenas conozco Motril, pero leyendo tus mágicos versos, me parece que ya nací conociéndolo.
Muchas gracias amigo José Carlos. Un fuerte abrazo.