Marquesado del Zenete,
pueblo de La Calahorra,
donde se eleva el castillo
que Rodrigo de Mendoza
levantó en rocoso cerro
como reto a la Corona,
cuando ya el Renacimiento
era el estilo de moda
y alzaba bellos palacios
por las tierras españolas.
Es un castillo-palacio
con murallas y mazmorras,
torreones y troneras
y con estancias lujosas,
abalconadas a un patio
que es una auténtica joya,
donde la luz enaltece
columnas recias y armónicas
con capiteles corintios
de ornamentación grandiosa,
y una elegante escalera
tan solemne como sobria.
Pero el paso de los años
ni suaviza ni perdona
y hoy por hoy la fortaleza
se derrumba y desmorona
sin que nadie se preocupe
ni diseñe una reforma.
Han de ser instituciones
quienes culminen la compra
para cedérselo al pueblo
sin más retraso o demora,
pues la comarca merece
unas urgentes mejoras
y la cesión del castillo
será una proeza histórica
que las villas del Zenete
la verían como heroica.
El castillo, para el pueblo,
para ver si así recobra
esta espléndida comarca
una nueva trayectoria,
donde los tiempos mejoren
con una vida más próspera
de dignidad, de trabajo
y del bien de las personas.
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