Cada vez que cumples años, la soledad se multiplica, siguiendo una norma no escrita y quizás sujeta a los avatares propio de la vida. Una realidad que se muestra más evidente al llegar a la jubilación, cada vez nos cuesta más conseguir amigos. Resulta una paradoja que cuando disponemos de más tiempo libre el hueco de las relaciones sociales resulta más grande.
Mientras escribía el articulo me sorprendió una noticia en la televisión sobre el tema siempre controvertido del suicidio, comentaban que la estadista marcaba que uno de cada cuatro suicidios es una persona mayor de 70 años. Nos aterra hablar de este asunto y el suicido lo encerramos en la cárcel de las palabras proscritas. Exponían que uno de los argumentos de su causa es la soledad no deseada. Podemos afirmar, que a medida que envejecemos, es común enfrentarse a pérdidas y cambios en nuestras relaciones familiares. En este sentido, los amigos ocupan un lugar especial al llenar los vacíos y brindarnos un sentido de pertenencia y conexión social.
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En la actualidad la tecnología y las redes sociales nos quieren resolver este problema de aislamiento, creando redes de grupos en Whatssaps, Facebook, Instagram y otras de contactos para conocer una pareja compatible. No lo rechazo, pero me queda distante esta forma artificial de relaciones humanas, donde las personas esconden sus fantasmas, aparcan sus miedos y lucen sus partes buenas y divertidas a los demás, en su afán por sentirse felices. Darle un me gusta a una imagen de felicidad en estas plataformas afianza una rendija de satisfacción en quien lo recibe. No consiste tanto en salir de este mundo como en no considerar que los meros encuentros casuales puedan acabar en las grandes amistades de nuestras vidas, en vínculos inquebrantables que duran siempre, en el caso de los adultos que buscan nuevas amistades.
En la soledad pregunto y a la soledad pregunto, ¿qué queda de mí? ¿qué queda de aquellos grandes amigos? Recorro los recovecos de mi memoria y descubro que algunos de mis mejores amigos la muerte impasible me los arrebató y sin derecho a réplica, pero no ha sido capaz de borrar sus recuerdos. Ellos fueron los amigos de toda la vida y cada uno me marcaron en distintas fases de la vida “In memoriam”: al cadete JMP, 19 años nos despedimos en aquel fatídico día en el campo de maniobra (Segovia), JMM, 55 años lo consumió el alcohol y el tabaco (Ceuta), JLA, 66 años se lo llevó el cáncer (Granada)…
El momento vital que vivamos nos influye para mantener amigos. De hecho, se empieza a complicar cuando vamos creciendo y dejamos la etapa formativa o de universidad y nos alejamos de los amigos, los cambios de ciudades por trabajo nos obligan a un esfuerzo para mantener los vínculos existentes y para encontrar nuevos amigos.
Ahora en la segunda etapa de la vida, hemos de enfocarnos en encontrar a gente próxima a nosotros, con quienes tengamos cosas en común y con las que compartamos un estilo de vida. No es tan importante que tengan la misma edad. Por eso el éxito en Europa y en la misma España de las Universidades de Senior de formación permanente a lo largo de la vida, donde aparte de buscar el conocimiento se busca socializar y una parte de estas relaciones sociales se desarrollan en las asociaciones de estudiantes seniors, ¡Va una muestra de las más significativas! ALUMA en Granada, AUMA en Asturias, AMUEZ en Zaragoza, Peritia et Doctrina en Gran Canaria, AUDEMA en Alcalá de Henares…
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La búsqueda de estos lazos de unión se debe a una simple razón: los seres humanos somos sociales por naturaleza. Las relaciones mejoran nuestra salud mental, aportándonos mayor alegría y felicidad e incluso ayudando a reducir la ansiedad.
Desgraciadamente también hay fracasos y decepción en la amistad de la persona que consideraste un día amigo, cuando se pierde la confianza por múltiples factores: la deslealtad, la mentira, la traición, la hipocresía, el desagradecimiento… Afirma la terapeuta Jill Whitney que «Puedes separarte de un amigo perfectamente agradable».
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Cuando tenía que buscar nombres para los personajes reales e imaginarios del libro “Historias que nunca me atreví a contar” próximo a publicarse, no dudé en homenajear algunos de mis grandes amigos, amigos y compañeros (entre ellas las chicas de Asturias, Sevilla, Melilla, Madrid y por supuesto Granada).
Contar con una red de amigos solidarios nos sentimos valorados, incluidos y parte de una comunidad.
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