Las redes sociales son un reflejo de las separaciones en extremos opuestos de la sociedad actual. Son como un espejo fracturado que refleja a la humanidad. Hay confusión, pleitos, discusiones y disertaciones que se presentan supuestamente para encontrar la verdad pero que, en el fondo son un intento de imponer criterios a los demás. Hay pensamientos que contraponen bondad, valentía y veracidad como si fueran maldad, cobardía y mentira… En tiempos de amplias brechas en la sociedad existe un remedio eficaz a considerar: menos soberbia y más humildad.
¡La sociedad es un bosque de árboles más o menos rectos o torcidos! De luces y sombras, de aciertos y desaciertos, de errores y recapacitaciones. No hay ser humano perfecto. Aceptar esta realidad lleva a unas relaciones más armoniosas, saludables, edificantes. La soberbia en cambio, engaña haciendo creer que se tiene el control de todo, la sabiduría de todo y la prepotencia. Incluso llega a justificar la violencia: verbal, intelectual o del poder.
Devolver el bien contra el mal es la forma sencilla de enfrentar los desafíos de las grietas sociales. Esto es una locura para simples criterios humanos, pero es una respuesta sabia y generosa. Es humilde el que no tiene necesidad de imponerse siempre a los demás, de tener la razón absoluta, de auto describirse como el sólo bueno, inteligente y el campeón de la historia. Pues sabe que esos lugares corresponden, en la adecuada medida, a todos en conjunto y también a la parte trascendente de la humanidad.
Ser altruistas y generosos es salir al encuentro de los demás, de sus necesidades materiales, psicológicas y espirituales. Buscar el estado de bienestar integral haciendo algo práctico. Mantenerse en discusiones estériles en las redes quita tiempo para mirar a quienes sufren y poder hacerse solidarios. Mejor compartir la forma de pensar proponiéndola respetuosamente sin intentar imponerla. Es la coherencia de vida el imán que atrae a los demás.
Menos tensiones y más acciones en favor de quienes tienen necesidades. Llenar las redes de iniciativas de ayuda, difundir la buena noticia y todo lo que alienta a construir una civilización verdaderamente humana. ¿No les parece?
Un cordial saludo para los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.
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