El colegio Miguel de Cervantes de Armilla (Granada) cuenta desde hace varios años con un programa específico para la resolución de conflictos en el patio, a través de las figuras de los mediadores.
Son fácilmente identificables porque, actualmente, portan un peto de grandes dimensiones, de color amarillo fluorescente. Deambulan por el patio, siendo formados previamente por una figura, en este caso se trata de la coordinadora del programa. Ella es la encargada de tener reuniones periódicas con los alumnos para poder dar las indicaciones pertinentes para que la actuación de los moderadores sean de recibo, educados, ejemplares, comprensivos y sobre todo que sean competentes para llegar a cumplir con el objetivo deseado que es el de escuchar todas partes implicadas directamente en un conflicto, hacer una síntesis o resumen de lo acaecido y aportar soluciones o al menos una posibilidad de acercamiento, sin forzar situaciones, siempre y cuando la ocasión lo merezca.
Una vez que se han usado todas las herramientas pertinentes o bien, debido a la gravedad de la naturaleza del conflicto se recurre a la figura del maestro tutor o de vigilancia e incluso del Equipo Directivo, si así se precisa.
Una vez terminado el periodo del recreo, subimos de forma ordenada al aula, nos sentamos, bebemos agua y damos paso a otra actividad que recibe por título: Flores o basura.
Ni que decir tiene, que para no dar lugar a equívocos, sobre todo en fase inicial de presentación o estreno de la actividad, va precedida de una pregunta, tan sencilla como fundamental para contextualizarnos que sería la siguiente: “¿Cómo ha ido el recreo? ¿Flores o basura?”
Es entonces cuando los alumnos levantan la mano para participar, como establecen los cánones mínimos de educación y saber estar en el aula, para compartir con el resto de la clase cómo ha empleado su recreo, con quién ha estado, cómo se lo ha pasado y finalmente si ha habido algún tipo de conflicto por minúsculo que sea, que no ha precisado la intervención de los moderadores de la Paz, de los maestros que ocupan su puesto de vigilancia o incluso de Equipo Directivo.
Pasemos a explicar con claros ejemplos las dos variedades de respuesta:
¿Qué son flores?
Flores es una palabra que denota positividad, armonía, alegría, felicidad, unión, júbilo, comprensión, satisfacción y crecimiento personal o en valores.
Cuando un alumno o alumna responde ante la pregunta anteriormente reseñada: “Flores”, da a entender al resto de la clase que se lo ha pasado bien, no ha tenido problemas con nadie, ha disfrutado, ha compartido su tiempo con amigos, ha descubierto un juego o actividad nueva o simplemente ha decidido invertir su tiempo en estar solo y tranquilo en el patio.
Sorprenden algunos cuando afirman haber estado pensando en cosas de su vida. No es de extrañar que con el modelo de vida actual tan frenético y cuadriculado, algunos de ellos, afortunadamente no todos, no tienen lugar ni disponen de tiempo para actuar como lo que son: niños, por la sobresaturación de su tiempo empleado en actividades extraescolares o por asignación de responsabilidades impropias para la etapa en la que se encuentran inmersos.
Independientemente de lo que haya hecho con su tiempo de recreo, el maestro puede invertir un tiempo, que en ningún caso se puede considerar como perdido, en escuchar y valorar lo que han estado haciendo.
Si mostramos cierto interés y cercanía hacia nuestro alumnado, éste, mostrará más seguridad, compromiso y positividad para el trascurso de su etapa, en este caso en Educación Primaria, al tiempo que tendremos un mayor conocimiento de nuestro alumnado e identificaremos las distintas relaciones sociales que se dan entre ellos.
Si por el contrario, actuamos esclavos por la consecución de un currículo que presumiblemente debemos de cumplir a rajatabla, a buen seguro daremos de lado una serie procesos cognitivos y formativos que solamente precisan de un mínimo de atención.
Se puede llegar a considerar una pérdida de tiempo el preguntarles cómo se lo han pasado o qué han estado haciendo en el recreo, sin embargo; la experiencia dice más bien todo lo contrario, pues las relaciones interpersonales se ven notoriamente beneficiadas.
Se dan casos en los que al día siguiente, sin saber cómo ni por qué, se generan nuevos grupos de niños que quieren jugar o experimentar precisamente lo que se comentó en el día anterior.
Tal vez algunos necesiten algún tipo de empujoncito para integrarse en un grupo y ese impulso vendrá determinado por la exposición oral al resto de la clase de lo que se hace en el recreo para motivar un interés.
¿Qué es basura?
Como su propio nombre indica “Basura” es algo desagradable que les ha podido suceder durante el recreo.
No es habitual pero les contaré que, en cierta ocasión, el alumnado comparte con la clase algo que le he pasado desapacible, pero sin terceras personas implicadas, él o ella solita. Por mencionar algún ejemplo esclarecedor: “Me he caído”, “Me he resbalado”. “Me he torcido el tobillo”. “No me he traído bocadillo”. “Me he encontrado solo en el patio”. “Estoy triste porque me he levantado así o por motivos personales”
El papel de todo docente ante este aluvión de “desgracias”, unas con mayor repercusión que otras, a la vista está, es el de escuchar, comprender, empatizar, preocuparse o mostrar cierta predisposición a querer ayudarle, alentar a los demás a que muestren consideración por él o ella o simplemente mostrarle su apoyo incondicional, sea cual fuere la situación.
Sin embargo cuando hace más de una década decidí crear “Flores y basura” di nacimiento a otra figura que me acompaña en cada uno de los centros a los que dedico mi carrera como docente. Me refiero a la figura del “ALGUIEN”.
Como he comentado con anterioridad, el papel de los moderadores, de los maestros y del Equipo Directivo es fundamental para ayudar a gestionar los conflictos entre ellos. Pueden convivir ambas acciones sin dar origen a disputa.
Es indudable que en ocasiones suceden acontecimientos desagradables durante el recreo o justamente en la finalización del mismo, con lo que el alumno se lleva el mal rato o mala sensación a la clase, pero sabiendo en todo momento que será escuchado y que tendrá la oportunidad de exponer, si así lo quiere, delante de todos, su problema e incluso vaticinando que la persona que le ha hecho sentir mal, le ha agredido, insultado, coaccionado, amenazado, minusvalorado, empujado o ignorado será desvelada de una manera u otra, para poder darle la opción o la oportunidad de poder expresarse y, si así lo considera oportuno, disculparse o comprometerse a algo. Esa persona le llamaremos ALGUIEN.
Tal vez con un ejemplo puedan visionar con más claridad esta figura.
Maestro: ¿Cómo ha ido el recreo? ¿Flores o basura?
Alumna: Basura
Maestro: Vaya… ¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
Alumna: Porque alguien me ha empujado y me ha dicho que no valgo de portero.
Maestro: ¿Has hablado con ese alguien?
Alumna: Sí, pero me ha ignorado.
Maestro: Bien, pues ese alguien, que se ponga de pie y explique los motivos que le han llevado a actuar de esa manera.
(Se le levanta ese alguien)
Maestro: Tú eres ese alguien, ¿no? Vale, gracias por levantarte y reconocerlo. Cuéntanos qué ha pasado pues nos gustaría escuchar tu versión, a ver lo que podemos hacer. Tú tranquilo, dinos cómo te sientes y qué ha pasado.
Alumno: Pues que siempre se pone ella de portera y nos meten muchos goles, porque es muy mala y le he dicho que me ponía yo mejor.
Aquí hago un paréntesis para aclarar una serie de conceptos y actitudes inquebrantables:
En primer lugar el niño que se levanta no se será regañado, castigado ni se pretende que se aliente un movimiento en su contra. Simplemente se le da la oportunidad, con tranquilidad y diplomacia que se manifieste.
En segundo lugar, tanto el niño que ha iniciado la queja como la otra persona implicada han de estar en consonancia con lo que expresan, por lo que no estaría de más, preguntarles si eso que acaba de decir es cierto o no.
En tercer lugar, vamos a abogar por una aplicación de la uno de los principios humanos fundamentales como es la empatía mezclada con un enfoque de coaching, con preguntas del tipo: “¿Cómo crees que se ha sentido? ¿Cómo te sentirías tú? ¿Cómo habrías reaccionado si te dicen que eres un inútil y que no vales para nada? ¿Por qué lo haces? ¿Qué consigues con ese comportamiento? ¿Crees que puedes obtener una lectura positiva de todo esto?
En cuarto lugar, el maestro que cumple con la función de moderador a rajatabla, no debe de inadvertir la presencia de dos partes claramente implicadas, por lo que no ha de dejar entrever su posicionamiento hacia ninguno de los dos y mucho menos actuar como se tenía y aún se tiene cierta tendencia en pedagogías arcaicas y desactualizadas: “Pídele perdón” “Siéntate ahí estás castigado y piensa”.
Llegado a este punto, el conflicto presumiblemente será solventado en breve. Posiblemente ambos han manifestado un cierto acercamiento, se han escuchado, se han comprendido y cada uno de los afectados ha hablado libremente sin tapujos. Ya solo me queda decirle: “¿Tienes algo que decirle?
En caso de no acercar posturas se puede instar a todas las partes implicadas a salir fuera de la clase para hablar tranquilamente, sin espectadores y con el acompañamiento inestimable de algunos de los moderadores de la Paz o en incluso dos de los encargados, niño y niña, que desempeñan las labores de pacificadores, que tienen líneas de actuación paralelas a los moderadores del recreo.
Una vez que se ha dado por resuelto el conflicto se le puede volver a preguntar: “¿Cómo os sentís ahora? ¿Mejor? ¿Liberados? ¿No es mejor así sin llevarse la mochila de piedras para casa”.
Objetivo cumplido. No olvidemos que estamos en el siglo XXI y hemos de actuar en consonancia con los métodos educativos y enfoques actuales que abogan por el crecimiento personal y la educación socioemocional, sin desmerecer lo tradicional siempre y cuando sea válido para cumplir los objetivos marcados.
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