Documentos inéditos de un maestro entregado a su profesión a principios del siglo XX (1)

En ella explica con todo detalle, una vez concluido el curso, la forma en que había intentado dar respuesta pedagógica adecuada a un grupo muy heterogéneo de alumnos, que osciló a lo largo del curso entre 60 y 80.

Son sus palabras, 116 años después, las que irán desgranando las numerosas dificultades que encontraba semejante reto, impensable no ya ahora, sino también en las épocas en que recibimos las primeras enseñanzas quienes ya pertenecemos a la población de más edad.

Recogemos la transcripción del texto manuscrito y también el texto manuscrito escaneado, que tiene fondo oscuro en algunas de sus páginas por el tiempo transcurrido.

TRANSCRIPCIÓN DE LA MEMORIA TÉCNICA MANUSCRITA REALIZADA POR D. JOSÉ ALCALDE LÓPEZ, MAESTRO NACIONAL EN POZO-ALCÓN (JAÉN), CORRESPONDIENTE AL CURSO ESCOLAR 1908-1909

Provincia de Jaén

Partido judicial de Cazorla

Memoria técnica escrita durante las vacaciones caniculares de 1909 por D. José Alcalde López, Maestro propietario de la 2ª Escuela pública elemental de niños de Pozo-Alcón, con dotación anual de 1.100 pesetas.

Tema 4º – Sistema de organización que el Maestro tiene adoptado en la Escuela. Ventajas e inconvenientes del mismo.”

Desarrollo.

Dase el nombre de sistemas de organización escolar, sistemas de enseñanza, modos de organización escolar,

métodos de ocupación, etc., a los diversos modos de clasificar, ordenar, organizar, distribuir o agrupar los niños de una escuela para transmitirles la enseñanza con el mayor aprovechamiento posible. Sabido es que estos sistemas o modos de organización escolar pueden clasificarse en simples y compuestos o puros y mixtos.

Los puros o simples son tres, a saber: individual, simultáneo y mutuo.

Con el individual el maestro enseña uno a uno a todos los niños; con el simultáneo el maestro transmite la enseñanza también a todos los niños por secciones o grupos, y por último, con el mutuo el maestro sólo enseña a los niños mayores o más adelantados y estos dan la enseñanza a los demás por grupos o secciones también.

La experiencia ha enseñado que el empleo de un sistema

o modo simple exclusivo ofrece en la práctica más inconvenientes que ventajas, por lo que hoy (exceptuando las escuelas de reducido número de alumnos, en que suele emplearse con ventaja el simultáneo) solo se usan dichos sistemas combinados entre sí de varios modos, y constituyendo los mixtos o compuestos, que son varios y toman los nombres de los simples que entran en su composición.

El primer problema que se ofrece a todo maestro, al encargarse de la dirección de una escuela, es la elección de sistema o modo de organización de la misma, toda vez que, dependiendo en gran parte del sistema que adopte, los resultados que haya de obtener en la enseñanza, y habiendo de tener en cuenta para su adopción varios factores, y entre estos muy principalmente el número de niños asistentes y sus edad, conocimientos y disposiciones y el número de maestros, es indudable que no es ni puede ser indiferente

la elección del sistema.

Puesto el autor de esta Memoria ante este problema, oscilando la asistencia diaria de esta Escuela entre 60 y 80 niños y no teniendo más maestro que el que suscribe, no vaciló un momento en adoptar un sistema o modo mixto (mezcla de simultáneo y mutuo y en algunos casos individual) toda vez que de los puros o simples no podía adoptar ni el individual ni el simultáneo por ser insuficientes para enseñar tan crecido número de alumnos, y el mutuo, que tan elogiado ha sido por algunos pedagogos, está completamente desacreditado en la práctica, que es la piedra de toque de toda teoría o innovación pedagógica.

La intervención del sistema o modo mutuo implica necesariamente la de los niños más adelantados como instructores e inspectores auxiliares del maestro, y, si bien esta intervención es condenada por la Pedagogía moderna

porque hace la enseñanza rutinaria, verbalista y mecánica y no atiende a la educación, hay que aceptarla como un mal necesario en las escuelas en que la asistencia es numerosa (que en España son las más) mientras no se aumente de un modo considerable el número de maestros, de modo que cada uno tenga a su cargo 30 o 40 alumnos como máximo, que permita al maestro dar la enseñanza directa a todos, dando, a la vez, la organización graduada a nuestras escuelas, como lo son hoy en todos los países civilizados.

Admitida, como un mal necesario, la intervención de los niños más adelantados para ayudar al maestro en las funciones docentes, el que suscribe procura reducir esta intervención cuanto le es posible, limitando las atribuciones dadas a estos niños a lo absolutamente indispensable, y así les prohíbe mudar de lugar a los niños, adelantándolos

o atrasándolos, aun cuando lo merezcan, como asimismo el castigarlos, a excepción de los casos en que el suscribe está ocupado con algún grupo o sección, en los cuales casos, y con el fin de evitar que la lección se interrumpa, sólo les está permitido hincar de rodillas por 15 o 20 minutos al que falte, mandándolo en los demás casos, ante la presencia del Maestro, que lo castiga si lo merece, oyéndolo previamente, oyendo también a los testigos, si los hay, y la falta no está bien determinada, y al acusador, si lo cree conveniente. Como consecuencia de este juicio, el acusado no merece, en muchos casos, castigo y el acusador se convierte en acusado muchas veces. Esto da clara idea de la justicia con que obrarían los niños si castigaran por sí solos.

Veamos ahora cómo funciona la Escuela con este modo mixto, es decir, cómo están combinados los tres simples

para el mejor aprovechamiento del trabajo del Maestro y para conseguir mayores adelantos de los discípulos.

Elijamos la lectura. La Escuela está dividida en tres grupos o grados, pero en este caso cada grado se subdivide en dos o tres, según el número de niños asistentes y de los mayores que pueden desempeñar el cargo de instructores, con el fin de que cada uno de esos últimos se encargue de seis u ocho niños como máximo. El que suscribe da la enseñanza todos los días por mañana y tarde al grupo más adelantado y mientras tanto un niño de los mayores del 2º grupo cuida del silencio de los demás para que no impidan al que suscribe oír ni atender al grupo superior.

Cuando concluye este de leer, el que suscribe se encarga de otro grupo y distribuye a los mayores encargando a cada uno de otro, mientras uno de ellos cuida

del silencio de todos y de que cada instructor cumpla con su deber, sin distraerse, y obre sin apasionamiento por inquina o amistad con alguno de los niños que están a su cargo.

Una marcha análoga se sigue en la enseñanza de las demás materias, exceptuando algunas explicaciones que se dan en clase general, procurando el que suscribe, en estos casos, mantener viva la atención de todos por la novedad, el interés, preguntando sobre lo explicado a todos y especialmente a los más distraídos, premiando o castigando a quien lo merece y exponiendo los conocimientos con claridad y sencillez para que los entiendan todos, hasta cierto punto, dados el distinto grado de instrucción y la diversa capacidad de los niños que, de todas edades, asisten a nuestras escuelas monodidácticas.

Aunque en lo que va dicho no aparece el sistema individual, se sigue en cierto modo con los niños menores

en la lectura, escritura, etc., pues si bien dan con el que suscribe o con los instructores en grupos de 6 u 8, cada uno tiene lección distinta e independiente de la que tienen los demás.

Dando lección el que suscribe todos los días al grupo superior y además a otro, distinto cada día, al cabo de la semana todos han dado con el Maestro, con lo cual no solo se entera el que suscribe de los adelantos de todos y cada uno de los niños, sino de las deficiencias y procura corregirlas.

Ninguno de los instructores lo es siempre del mismo grupo, ni sabe de cuál ha de encargarse hasta el momento preciso en que va a comenzar sus funciones como tal, para evitar las prevaricaciones que pudiera originar el encargarse un solo niño todos los días del mismo grupo.

Como a pesar de todas estas previsiones, los instructores tienden a delinquir, el que suscribe se hace eco de todas las quejas, procurando averiguar la verdad en el acto y

castigar al culpable, y excita constantemente a los instructores a que cumplan con su deber; y a los demás niños a que protesten ante el Maestro cuando no estén conformes con los actos y resoluciones de los instructores.

Este sistema o modo de organización escolar, si bien proporciona al que suscribe mucho trabajo por la escasa intervención de los niños más adelantados en las funciones docentes y el excesivo número de alumnos, produce excelentes resultados en la práctica, como ha podido observar el autor de esta Memoria y las autoridades que han visitado la Escuela durante los cinco años que está regida por el que suscribe.

El sistema mixto que acabamos de exponer reúne, como se ve, casi todas las ventajas de los tres de que se compone y tiene pocos inconvenientes.

Enumeremos unas y otros razonándolos al mismo tiempo.

Ventajas:

1ª. El Maestro da directamente la enseñanza a todos los niños una vez a la semana por los menos, lo cual no haría teniendo establecido el sistema mutuo, siendo esta la principal ventaja, pues sabido es que por mucho que sepa un niño y por mucha que sea su habilidad para transmitir la enseñanza a sus condiscípulos, nunca lo hará como el Maestro, resintiéndose siempre su enseñanza de rutinarismo y falta de preparación pedagógica.

2ª. Turnando el Maestro con todos los grupos, se entera de los adelantos de todos los niños y de las deficiencias originadas por la falta de pericia de los instructores, y de sus prevaricaciones, si las hay, corri-

giendo más y castigando ipso facto otras, para que sirva de enmienda al culpable y dé ejemplo a los demás.

3ª. No permitiendo el que suscribe que ningún instructor ni inspector castigue por sí mismo a otro niño (salvo en el caso citado), sino que lo proponga para el castigo, el Maestro corrige y castiga conforme a justicia, y proporcionalmente a la falta cometida, sin apasionamientos ni rencores, lo cual no es posible castigando los niños.

4ª. Despierta y fomenta la emulación en los niños, toda vez que, organizados estos en secciones o grupos, todos se esfuerzan, en mayor o menor grado, no solo para conservar sus lugares correspondientes, sino también para aventajar a los que tienen delante, a fin de ganar puestos.

5ª. Este sistema permite enseñar mayor número de niños que el individual y simultáneo puros, por la intervención de los niños mayores en las funciones docentes, con lo que se multiplica, siquiera sea de modo imperfecto, la acción del Maestro.

6ª. Como los niños están casi siempre ocupados, y el inspector de orden y los instructores en sus respectivas secciones cuidan del silencio, se conservan fácilmente el orden y la disciplina, lo que no sucedería sin la intervención de los niños.

7ª. Aunque la enseñanza transmitida por el Maestro

es más metódica y productiva que la dada por los instructores, los niños tienen más confianza para dirigir preguntas a estos que a aquel, a quien rara vez preguntan y esto solo los más entrometidos.

8ª. Los instructores, si bien tienen mayor trabajo con la enseñanza de sus respectivos grupos, esto redunda en beneficio de ellos, porque al repetir lo atrasado, afirman más sus conocimientos.

9ª. Contribuye, como el simultáneo y mutuo, a la educación social, pues cumpliendo todas sus obligaciones y respetándose mutuamente, se preparan para cumplir sus deberes y hacer respetar sus derechos en la sociedad, y además el trato íntimo y continuado de la escuela despierta en ellos afectos de amistad y compañerismo que, aun entre individuos de distinta posición social, suelen durar toda su vida.

Inconvenientes

Los principales inconvenientes de este sistema

radican en el empleo de los niños más adelantados como auxiliares del que suscribe en las funciones docentes y son los que siguen:

1º. El carácter o sello de rutinarismo que los instructores han de dar a la enseñanza por falta de conocimientos en general, y sobre todo, pedagógicos.

2º. La dificultad de encontrar siempre niños a propósito para instructores, ya por sus conocimientos, ya por su moralidad, si bien en la Escuela regida por el que suscribe casi siempre hay niños aptos, procurando el autor de esta Memoria inculcarles constantemente ideas de moralidad y excitarlos a que obren con justicia, castigando al que no lo hace así.

3º. Que los instructores tienen doble trabajo que los demás niños al tener que aprender y dar sus lecciones y encargarse después cada uno de un grupo, si bien esto tiene para ellos la ventaja, que hemos reconocido, de recordar lo atrasado y dar más solidez a sus conocimientos.

De lo anteriormente expuesto se deducen las siguientes

Conclusiones:

1ª. El sistema mixto que el autor de esta Memoria tiene adoptado en su Escuela se compone de los tres simples y descansa sobre los principios siguientes:

  1. Clasificación de los niños en grupos.
  2. Intervención muy limitada de los niños mayores en las funciones docentes.
  3. Los instructores no lo son siempre de un grupo determinado.
  4. Ocupación constante de los niños.
  5. Rotación de grupos hasta dar todos los niños durante la semana con el Maestro.

2ª. Este sistema reúne las ventajas siguientes:

  1. Turnando el Maestro con todos los grupos da lección a todos los niños durante la semana y se entera de sus adelantos.
  2. El Maestro, único que castiga, lo hace con justicia y proporcionalmente a la falta cometida.
  3. Despierta y fomenta la emulación.
  4. Permite enseñar con crecido número de alumnos.
  5. Se conserva bien con él el orden y la disciplina.
  6. Contribuye a la educación social de los niños.
  7. Los niños tienen más confianza para dirigir preguntas a los instructores que al Maestro.
  8. Los instructores dan más solidez a sus conocimientos con la enseñanza de sus respectivos grupos.

3ª. En cambio, sus inconvenientes son pocos y se refieren exclusivamente al empleo de los niños mayores como instructores, y son:

  1. La dificultad de encontrar siempre niños para instructores.
  2. El carácter o sello de rutinarismo que los instructores dan a la enseñanza.
  3. Que estos tienen doble trabajo que los demás niños.

Pozo-Alcón, 20 de agosto de 1909.

(Firmado y rubricado) José Alcalde López

José Manuel Martínez Alcalde

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