José Guerrero en su estudio de Nueva York. IDEAL

José A. Delgado: «José Guerrero»

José Guerrero se formó en la Escuela Graduada de la calle Gran Capitán, en el colegio protestante de la calle Tendilla y en los Escolapios. Aquí los niños pobres (como era su caso) entraban por una puerta distinta a la de los ricos. Éstos, además, se sentaban a la izquierda de la clase mientras los ricos lo hacían a la derecha. ¡No podían juntarse ni en el recreo! Pero eso sí, por Reyes recibían regalos gracias a una papeleta que les daban con la que podían ir al ayuntamiento a recoger juguetes, aunque solo fuesen tres: una pistola, un balón y un barquito.

De familia pobre, cuando en 1929 fallece su padre, la madre tuvo que ponerse a limpiar casas para sacar a los suyos adelante y él a trabajar. Con 14 años lo hizo de carpintero en los talleres de Juan Martínez Herrera, de electromecánico y en la fábrica de chocolates San Antonio. Aconsejado por su maestro Juan, ingresó en la Escuela de Artes y Oficios donde despertó su vocación artística. No obstante, la tuvo que abandonar por un enfrentamiento con el profesor Gabriel Morcillo. Y es que éste sólo les hacia pintar el mismo bodegón mes tras mes. Cuando Lorca se enteró que aprendía con él, le dijo que si quería ser pintor mejor tirara los pinceles y se fuera.

En 1931 tuvo su primer “estudio” en la torre del campanario de la catedral de Granada donde también trabajó Alonso Cano. Fue a instancias de su compañero de taller Santiago Martín López que era hijo de los campaneros. A cambio tenía que tañer las campanas cuando correspondiera. Acabada la mili, se marcha a Madrid para retomar sus estudios en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aquí compaginó sus aprendizajes impartiendo clases de dibujo en el colegio Santiago Apóstol y en el Liceo Francés. Finalizados éstos, en 1945 se marcha a París con una beca del Gobierno francés, luego a Roma donde conoció a su mujer Roxane, y juntos se trasladan a Estados Unidos para residir en Filadelfia y Nueva York. En “la ciudad que nunca duerme” comenzó sus primeras pinturas en contacto con Rothko, Steinberg, Motherwell y Kline. Igualmente llevó a cabo su primera exposición individual y otra conjuntamente con Joan Miró en el “Arts Club” de Chicago. Vuelve a España en 1963 y expone en la galería de Juana Mordó.

Los Guerrero vivieron también en Cuenca, uno de los enclaves más punteros del arte contemporáneo donde daba sus primeros pasos “El Museo de Arte Abstracto Español”. Aquí se reencuentra con Torner y hace amistad con Fernando Zóbel, Gerardo Rueda, Manolo Millares y Eusebio Sempere. A mediados de los sesenta los Guerrero adquieren una casa en Nerja, y en el verano de 1965, en un viaje por Andalucía, visitan el barranco de Víznar donde toma apuntes que culminaron en “La Brecha de Víznar”, un óleo sobre lienzo de 196 x 238 cm. en recuerdo a Lorca.

Su primera exposición en Granada, con 54 lienzos, data de 1976 y la lleva a cabo conjuntamente en el Banco de España y en la Fundación Rodríguez Acosta. Cuatro años más tarde expone también en Madrid en la “Sala de las Alhajas”, evento patrocinado por el Ministerio de Cultura, que para todos los críticos supuso el espaldarazo definitivo para su consagración como uno de los referentes capitales de la pintura española contemporánea. En 1959 fue nombrado Caballero de las Artes y las Letras de Francia y en 1984 le concedieron la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes de España. Los especialistas encuadran a José Guerrero dentro de la corriente denominada “Expresionismo Abstracto” o “Escuela de Nueva York”, movimiento artístico que nace en esta ciudad y al que pertenecen creadores como William de Kooning, Franz Kline y Robert Motherwell; pero sobre todo Jackson Pollock, cuyas obras “El mural” y “Figura estenográfica”, son paradigmáticas de dicho movimiento.

La obra de Guerrero puede contemplarse permanentemente en Granada en el Centro que lleva su nombre, sito en la calle Oficios junto a la catedral. Su diseño lo realizó en 1995 el arquitecto Antonio Jiménez Torrecillas bajo la supervisión de Gustavo Torner y la propuesta museística de Yolanda Romero. El pintor dejó dicho que su Centro “No iba a ser un mausoleo sino un ente vivo que mantuviese sus puertas abiertas a los ciudadanos de Granada”: hasta hoy ha sido así. Paradójicamente, él, que murió el 23 de diciembre de 1991 en Barcelona, y cuyas cenizas fueron esparcidas bajo un olivo, nunca lo visitó.

Al hilo de este artículo quisiera apuntar una consideración. Granada tiene importantes espacios culturales donde se llevan a cabo interesantes exposiciones de arte a largo del año: Palacio de los Condes de Gabia, Casa de los Tiros, Cuarto Real de Santo Domingo… Tengo por costumbre asistir para contemplar sus muestras y casi siempre me encuentro solo pues apenas va gente: ¿por qué?

Los niños en la escuela adquieren saberes artísticos en Educación Infantil donde uno de sus objetivos es “Desarrollar habilidades comunicativas en diferentes lenguajes y formas de expresión; en Educación Primaria se contempla el área de Educación Artística; en Educación Secundaria Obligatoria los alumnos aprenden en la materia de Educación Plástica, Visual y Audiovisual; y en Bachillerato una de su modalidades es la de Artes. Asimismo, la competencia clave en “Conciencia y expresión culturales” se trabaja en estas cuatro etapas.

¿Entonces? Si desde el currículo escolar los alumnos aprenden conocimientos de arte, debe haber otros factores que influyan en el desinterés por las exposiciones y otras manifestaciones relacionadas con las Bellas Artes.

José A. Delgado

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