Como recoge Andrés Zaplana en el libro “Profesores en el cine” esta película cuyo guión adaptado fue realizado por Rafael Azcona supone un merecido homenaje y reconocimiento a toda una generación de maestros depurados por la guerra civil española. Personificados en la figura del liberal Don Gregorio (Fernando Fernán Gómez) , sigue emocionando por muchas veces que se haya visto la película. Su amor a la enseñanza, su deseo de motivar y despertar la curiosidad de sus alumnos, especialmente de Moncho (Manuel Lozano) hace que un profundo sentimiento de admiración aflore hacia este docente.
Las preciosas imágenes, casi idílicas del maestro con sus alumnos aprendiendo en plena naturaleza se oponen con la sinrazón de la fuerza de los militares y afectos al régimen, y alcanzan su climax en las imágenes finales en las que se ve al maestro esposado, convertido en centro de inmerecidos insultos mientras sube a la camioneta que le llevará al último “paseo” mientras es perseguido por la niñería que le lanza piedras al tiempo que grita. En esta secuencia verá, “con tristeza y amargura, cómo su alumno predilecto, espoleado por su madre que quiere alejar cualquier sospecha republicana de su familia, le arroja piedras mientras le insulta primero y le dice, después, esas extrañas palabras que él mismo le enseñó, pero que ya no alcanza a escuchar”.
Se refiere a “tilonorrinco” y “espiritrompa” o lengua de las mariposas. En ese preciso instante se congela la imagen (Moncho con una piedra en la mano) utilizada como cartel del filme y que podría simbolizar la congelación del sistema educativo y de la libertad de expresión en España durante cuatro décadas convirtiéndose desde entonces en un período oscurantista y represivo. Momento de especial emotividad se produce cuando Don Gregorio, con motivo del final de curso e inicio de su jubilación, se dirige a los alumnos y sus familias:
“En el otoño de mi vida, yo debería ser un escéptico. Y en cierto modo lo soy. El lobo nunca dormirá en la misma cama con el cordero. Pero de algo estoy seguro: si conseguimos que una generación, una sola generación, crezca libre en España, ya nadie les podrá arrancar nunca la libertad. Nadie les podrá robar ese tesoro”.
Precisamente en los primeros meses de 1936 se rodaba una película, basada en una obra teatral de Alejandro Casona, “Nuestra Natacha” dirigida por Benito Perojo y que como tantas otras rodadas bajo las órdenes de productoras de ideología republicana nunca llegarían a ser terminadas y proyectadas. En este caso la película contaba la historia de Natalia Valdés, interpretada por Ana María Custodio, que tras completar sus estudios universitarios retorna al internado donde estudió para convertirse en su directora. En este caso el director desde el primer momento mostró su simpatía por los rebeldes fascistas e hizo todo lo posible para que no viese la luz pues “temía que la película “inocua socialmente” que el había preparado pudiera convertirse, “por arte del montaje en propaganda coeducacionista” (Álvarez y Sala, 2000). Todavía en 1965, el director Méndez-Leite diría sobre la misma: “Justamente prohibida su proyección por la censura, después de la victoria de Franco y del ejército nacional, el público de esta zona no pudo conocerla ni juzgarla, aunque nada se perdió con ello”.
Otras películas, otros maestros
Otras películas centradas en el fatídico 1936 son Las largas vacaciones del 36, (1976) de Jaime Camino y en el que se muestra el período vacacional al que se vieron forzados los entonces escolares. El protagonista es un maestro republicano, apellidado Rius, que con la voz de Paco Rabal afirmaba en su defensa “Yo también soy rojo y ni robo ni asesino. Me dedico simplemente a enseñar geografía, historia, matemáticas, lengua y literatura, para desasnar a los niños de este pueblo y ahora a vosotros”. Otros maestros tuvieron mayor suerte y tras vivir exiliado regresar a España, tal y como le ocurrió a Andrés, interpretado por Antonio Ferrandis en Vivir mañana, dirigida por Nino Quevedo en 1983. El protagonista, que había aprobado las oposiciones como profesor de lengua, días antes de la contienda se ve obligado a exiliarse. Tras la muerte de Franco regresa para ejercer su profesión en un instituto de barrio. Tiene más de 60 años y los valores de la juventud son totalmente diferentes. Previamente Ferrandis ya había protagonizado otra película en la que interpretaba a Antonio Miguel Albajara, otro profesor de literatura exiliado, en la oscarizada Volver a empezar (1982), de José Luis Garci.
Y es que como afirma, Manuel Rivas, autor de los relatos en que se basó la película «La lengua de las mariposas»: “Nuestros sentidos, la percepción contemporánea están imbuidos por el cine y la pátina de los ojos es celuloide, y los ojos son cámaras”.
Ciclo rebeldía y movilización social. AulaCine CajaGRANADA | ||
La lengua de las mariposas.
José Luis Cuerda, 1999 Una pequeña localidad de Galicia en el 36 es, en el caso de esta inolvidable película, un lugar para el silencio, el miedo y la represión. Nadie simboliza la libertad mejor que el personaje del maestro, interpretado por Fernando Fernán Gómez. Los sueños de varias generaciones se verían detenidos y rotos para siempre un día de julio. La Guerra Civil Española es tratada desde la sensibilidad de José Luis Cuerda. Martes, 13 de diciembre. 20 h. Entrada gratuita hasta completar aforo. |
Documentos para trabajar en el aula | ||
– La lengua de las mariposas (texto completo del cuento de M. Rivas ) – Dossier La lengua de las mariposas – Lectura a cinco bandas (Celia Romea ) – BLOG DE LA BILIOTECA DEL IES MONTES ORIENTALES
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