Caniles hizo un voto a la Santísima Virgen de la Piedad a mediados del silgo XVI, según los datos que nos hemos podido encontrar en la obra del Padre Barroso. Este voto fue hecho en agradecimiento al milagro que realizó la Virgen de la Piedad librando los campos de Caniles de una terrible plaga de langosta que los estaba asolando:
Año de 1560, en la villa de Caniles, distante una legua de Baza sobrevino tan feroz plaga de langosta que además de asolar sus campos, introducida en el pueblo llenaba sus calles y sus casas haciendo en ellas tal estrago que se entraba hasta en las arcas y alacenas en que tenían el pan y se lo comían. Afligidos éstos clamaban a los eclesiásticos y superiores del pueblo y habiendo éstos hecho varias rogativas como viesen que la plaga se aumentaba cada día, acordaron de hacer votos de ir cada año el último domingo de abril a visitar a Nuestra Señora de la Piedad de Baza…
Aquí podemos ver el milagro que la Virgen realizó en la población de Caniles y en qué consistía el voto que ésta le hizo. Debemos de tener en cuenta que Caniles no tendría la exención respecto a la jurisdicción de Baza hasta 1648 y, posteriormente, fue intitulada Villa por el rey Carlos II, el 31 de diciembre de 1679. El arruinado erario de Felipe IV, obligó a los ecónomos reales a buscar dinero donde fuera. La Corona vendía todo lo vendible desde los cargos públicos, a los militares o la exención de muchas poblaciones que se encontraban subyugadas a la jurisdicción de una determinada ciudad. Otros ejemplos que podemos encontrar al respecto en la jurisdicción que ejercía Baza en su partido judicial, los tenemos en Zújar, Benamaurel y Cúllar. Por ello, no nos debe de extrañar que los canileros, ante tal desgracia, se encomendaran a la Virgen de la Piedad puesto que era la devoción por excelencia en todo el partido judicial de Baza.
Esta influencia política también la podemos ver puesta de manifiesto en el plano religioso. No debe de ser casualidad que Caniles potenciara la devoción a San Sebastián como un santo milagrero que había librado a la mayoría de la población de una epidemia de peste a mediados del siglo XVII. Conseguir Caniles su exención respecto a la jurisdicción de Baza y potenciarse la devoción a San Sebastián en la villa, fueron hechos que se dieron en el tiempo, distando muy pocos lustros, el uno del otro. Parece dar la sensación –pero sólo es una hipótesis−, que la devoción a la Virgen de la Piedad en los núcleos poblacionales que dependían de la jurisdicción de Baza desde la época de los Reyes Católicos era símbolo del poder que ejercía esta ciudad realenga sobre estas poblaciones. La devoción a la Virgen de la Piedad de Baza llegó, de una forma puntual, a varios lugares de la geografía española, incluso a la Corte como hemos visto anteriormente, y a algunos determinados lugares del norte de África.
Los ruegos y peticiones a la Virgen de la Piedad de Baza dieron sus frutos porque, de una forma milagrosa –según se relata en el manuscrito del Padre Barroso−, se erradicó la plaga de langosta que estaba asolando los campos de Caniles y, los estaba dejando baldíos y yermos:
…Hiciéronlo así prometiendo ir todo el pueblo en procesión y llevar en su compañía las imágenes de sus iglesias y cofradías y hacer en su romería una copiosa limosna a los pobres que encontraran. Pusieron en práctica su piadosísimo acuerdo y habiendo llegado al convento cantaron una solemne misa, que celebró uno de los beneficiados y habiendo vuelto a su patria media legua antes de entrar en ella salieron muchos de los que se habían quedado en sus casas y les avisaron cómo ya toda la langosta era muerta. Viéronlo todos pues encontraron todo el camino cubierto de aquellos animalejos ya muertos. Dieron a la Santa Madre gracias llenos todos de gozo y continuaron el cumplimiento de su voto.
Muy probablemente, cuando Caniles logró conseguir su exención e intitulación como Villa, este voto se dejara de cumplir, entre otras cosas por lo que hemos apuntado anteriormente sobre la potenciación de la devoción a San Sebastián –que es el actual co-patrón de la localidad− y la reactivación de la hermandad de San Antonio que es el patrón de Caniles. Esta decadencia de la devoción a la Virgen de la Piedad en Caniles a finales del siglo XVII nos la pone de manifiesto también el Padre Barroso:
Algunos años después (no se sabe cuántos) se resfrió aquel devoto pueblo en esta obligación, contentándose al parecer con un equivalente cumplimiento (no sé si arbitrario o dispuesto por algún superior). Pero habiendo experimentado repetición de la plaga de langosta en el año 1737 los exhortó con este motivo el R. P. M. Fr. José López Halcón, religioso mercedario en el convento de la Piedad, predicando la festividad de esta Señora en el día de su Natividad.
Y en el siglo XVIII, concretamente en 1737, debido a otra plaga de langosta que volvió a azotar los campos de Caniles, siendo Comendador del Convento Mercedario de Baza, Fray Juan Barroso, aconsejó a los canileros que fueron a verlo que la villa renovara aquél voto del cual los fieles no tenían conocimiento:
Era yo comendador de aquella casa y acudieron a mi celda los dos devotos alcaldes que entonces eran de Caniles: hiciéronme presente que habiendo registrado sus archivos no encontraban ni acuerdo ni cabildo ni menos apuntación de tal voto, respondiles que en el tiempo que se hizo, Caniles era de la jurisdicción de Baza y que quizá por esta causa la anotación o acuerdo (si se escribió) no lo encontraría allí. Pero que en el archivo del convento estaba anotado el voto y su cumplimiento en el modo que queda escrito leyeron y llenos de devoción y gozo lo cumplieron el año siguiente de 1738 en el modo que queda anotado. Y ciertamente vino la procesión tan devota y tan penitente que edificaba y llenaba de ternura aún al más tibio. Continuaron uno o dos años después y volvieron a resfriarse no sé con qué motivo delante de Dios sabrán si es justo.
Por la datación de un milagro obrado y atribuido a la Virgen de la Piedad durante la peregrinación que el pueblo de Caniles realizaba al convento de la Merced el último domingo de abril de cada año, sabemos que a mediados del siglo XVII todavía se seguía manteniendo esta tradición. Muy probablemente, fue relajándose paulatinamente a medida que iban transcurriendo más años de la exención, hasta que se llegó a perder por completo:
[Milagro 125] Año de 1652, domingo 28 de abril fue desde la villa de Caniles la solemnísima procesión de acción de gracias con que todos los años como queda dicho en su lugar corresponde agradecida a María Stma. el favor de haberles convertido en abundante cosecha la esterilidad ocasionada por la abundante langosta, y de falta de buenos temporales. Entraron en aquella Iglesia de María Stma. de la Piedad con singularísimas demostraciones de alegría…
Los milagros atribuidos a la Virgen de la Piedad de Baza realizados en la villa de Caniles son de lo más variado. Son once milagros los que se han datado en el libro tercero de la obra del Padre Barroso. Los milagros fueron realizados contra un disparo fortuito de una escopeta, personas sepultadas por derrumbe de edificios, personas que se despeñaron o precipitaron por tajos, riscos o barrancos; aplastados por ruedas de carruajes, caídas al vacío, plagas de langosta que desolaban los campos y una curación milagrosa de sordera. La mayoría de los milagros, exceptuando los de la plaga de langosta (1560 y 1737), fueron realizados a mediados del siglo XVII. Como ya hemos visto anteriormente, fueron precisamente esos relacionados con la plaga de langosta, los que posibilitaron el voto de Caniles a la Virgen de la Piedad. Los beneficiarios, en la mayoría de los casos, suelen ser niños o niñas, aunque también pueden ser personas mayores como era Gonzalo Juan (albañil) que se cayó de un andamio o Juan Esteban que fue curado de su sordera el día 28 de abril de 1652 durante la peregrinación anual. Sin embargo, también puede ser un beneficiario material y no humano, como por ejemplo son los campos que sufrían la plaga de langosta, de hecho, ese es el primer milagro que el manuscrito atribuye a la Virgen de la Piedad en Caniles. Los encomenderos de esos milagros, es decir, las personas que piden a la Virgen que obre el milagro, pueden ser los propios beneficiarios, sus padres (en el caso de que éstos sean niños) o un pueblo entero como cuenta que ocurrió el relato del milagro contra la plaga de langosta. La autoridad verificadora de éstos, por lo general, suele ser el Provisor de Baza y el testimonio lo suele dar ora la información de archivo, ora las pinturas de los exvotos que había colgadas en las paredes del convento mercedario de Baza.
Los relatos de estos milagros que nos ofrece fray Juan Barroso, nos dan mucha más información que el hecho milagrero en sí. Es necesario realizar una lectura atenta y profunda de los mismos, podríamos decir que tenemos que leerlos “entrelíneas”. Por ejemplo, en el milagro realizado contra la plaga de langosta que estaba asolando los campos de Caniles, podemos ver como la principal fuente de sustento, es decir, la principal actividad económica que tenía Caniles y el partido judicial de Baza durante la Edad Moderna −en la actualidad también−, era la agricultura y ganadería. En cuanto a las actividades ganaderas en Caniles también las tenemos documentadas: “Año de 1640, Juan López, vecino de Caniles estaba en el jato de sus ganados…”
El modo en que los canileros realizaban el cumplimiento de dicho voto lo podemos ver con la descripción pormenorizada de la peregrinación que nos hace Fray Juan Barroso:
…por todos los años siguen viniendo aquel mismo día a Baza, donde a la entrada de la puerta que llaman de Caniles, los salían a recibir la ciudad en cuyo cuerpo se introducían los Regidores de Caniles a quienes precedían el clero y comunidades religiosas de la misma ciudad habiéndolos convidado a todos, dos días antes, dos regidores diputados que para este efecto venían de Caniles: repicaban las campanas de la Iglesia Colegial y todas las demás por donde pasaba la procesión y finalizada la misa que cantaban en el altar de la Virgen de la Piedad, se restituían a su lugar acompañándolos hasta pasar del convento de San Gerónimo, la compañía de Nuestro Convento de la Merced, y a la media legua daban y distribuían su copiosa limosna. Así en la sustancia refiere este voto su motivo y cumplimiento el manuscrito del archivo de nuestro convento, fol. 116. Milagro 44.
Podemos apreciar en el texto la descripción de los distintos estamentos sociales propios de la Edad Moderna: los de Caniles serían recibidos por la ciudad, los primeros que se introducían en ella eran los regidores de Caniles, precedidos del clero y comunidades religiosas de la ciudad y por último el común (pueblo) que iba en devota y piadosa romería. Por supuesto, no es nada fortuito ni casual que el orden de entrada a la ciudad fuera ese, aquí nos encontramos la ordenación social propia de la España del Antiguo Régimen. Otro aspecto interesante que se puede destacar es el carácter caritativo o limosnero que debían de tener los participantes en la romería: “…y hacer en su romería una copiosa limosna a los pobres que encontraran (…) y a la media legua daban y distribuían su copiosa limosna”.
Hay dos milagros, concretamente el 60 y el 75, que nos relatan el desplome de un suelo en una casa o el de dos pisos en otra. De aquí podemos deducir dos posibilidades que los provocaran: la primera, que los edificios estaban en muy mal estado de conservación y por ello se hundieron; y la segunda, cabe pensar la posibilidad de un ligero terremoto puesto que Caniles al igual que todo el antiguo Reino de Granada se encuentra en una zona de actividad sísmica por excelencia dentro de la Península Ibérica.
Los medios de transporte de la época eran los carruajes, bien tirados por bueyes o bien tirados por caballerías: “…una carreta de Caniles caminaba cargada y sobre la carreta iban sentadas siete, personas (…) traía una carreta cargada de madera de la Sierra de Baza y habiéndose espantado los bueyes”.
Cuadro estadístico de los Milagros de Nuestra Señora de la Piedad de Baza en la villa de Caniles (elaboración propia de los autores)
JUAN ANTONIO DÍAZ SÁNCHEZ
(Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino)
MARÍA CASTAÑO JIMÉNEZ
(Diplomada en Magisterio Musical. Universidad de Granada)