En la tarde del jueves, 25 de abril, el periodista y escritor, Francisco Barajas, presenta en el Salón de Actos de la ONCE su segunda novela de título quijotesco, ‘El aliento de Rocinante’ en la que denuncia la corrupción política. En el acto estará acompañado por Miguel Segovia, director de Autografía Ediciones (19 h). De esta forma vuelve a la actualidad literaria con una obra “basada en lo que acontece en parte de la vida actual de la sociedad española con la que denuncia la corrupción política y empresarial que existe en toda España”.
– Cervantes escribió El Quijote para reprobar la afición por los libros de caballerías, en su caso ‘El aliento de Rocinante’ ¿es un
alegato contra la corrupción política en la España actual y Andalucía?
– Es una novela basada en lo que acontece en parte de la vida actual de la sociedad española. He construido unos personajes que entroncan con el acontecer vivencial de algunos avatares que ocurren en la actualidad. Evidentemente es una novela que denuncia la corrupción política y empresarial que existe en toda España. Con esta novela, no pretendo que los lectores dejen de leer. Al contrario, y ya que deseo es que la afición a la lectura crezca porque todo autor lo que pretende es que su obra sea leída lo más posible. Es una visión personal del camino equivocado que siguen los partidos políticos españoles con sus variadas corruptelas. Y que hay que erradicar para la salud democrática de la sociedad española y de los mismos partidos políticos. Por supuesto que es un alegato contra la corrupción política.
– ¿Y una crítica sobre la situación que están viviendo muchos periodistas por la precariedad en la que realizan sus trabajos?
– La precariedad laboral en España es un gravísimo problema del sistema económico español y mundial. Algo que es insostenible en los países avanzados. No se puede hablar del Estado del Bienestar con los contratos basura que fomentan la emigración entre los jóvenes españoles. En el mercado laboral se debe de llegar a acuerdos, entre las partes afectadas, para mejorar esta terrible situación laboral. No se puede hablar de desarrollo económico hasta que no se solucione este tremendo problema. El reparto económico debe de ser proporcional y no sólo un alto beneficio para la patronal. La crítica siempre hay que entenderla como ‘constructiva’ y no como algo negativo. Por supuesto que esta situación laboral también afecta a la precariedad en los profesionales del periodismo.
– ¿Cuánto de usted tienen sus dos protagonistas, Luis Sancho y Quintín Alonso, un periodista y un reportero gráfico que acaban de ser despedidos de un periódico nacional?
-Tiene mío y de todos los profesionales del periodismo actual. Aunque la vía de trabajar como ‘freelance’ es muy atractiva cuando los trabajos realizados sirven para que puedan vivir con dignidad todos aquellos periodistas que hacen por su cuenta trabajos de periodismo de investigación. De reportero gráfico no tengo nada en absoluto, aunque ya que me gustaría dominar esa profesión tan maravillosa y que tantas satisfacciones da a los/as que la practican profesionalmente. Cuando fui más joven que ahora soy, desde luego que Luis Sancho era mi meta. Y no sólo en el periodismo… Lo de despedir, es una crueldad en todos los órdenes de cualquier profesión. Intentar llegar a fórmulas laborales humanas que bien repartan los trabajos a realizar, sería algo muy interesante que todos los Gobiernos deberían de tener siempre presente y no sólo en las campañas electorales.
– ¿Realmente cree que las tres condiciones para ser excelentes periodista son: estar soltero, ser joven y estar completamente loco?
-Mi querido y admirado Rafael García Manzano, redactor Jefe del Diario Ideal que fue, maestro en este periódico en el que se publica esta entrevista, siempre lo decía… Estar soltero no es ninguna tontería. Se pueden tener hijos estando soltero. Ser joven es una bendición deífica porque se vive sin reloj y sin sopesar en el mañana inmediato. Y estar loco es otra bendición terrenal porque se acometen situacionesvivenciales que siendo más mayor son impensables de realizar. Luego también hay que saber escribir algo, y ya que sin conocer eso de la escritura es bastante difícil informar del qué, cómo y cuándo… Un periodista debe de ser aquel profesional que informa desde el prisma absoluto de escribir la verdad de las cosas que acontecen. Sin periodismo no existe la democracia ni la información rigurosa.
– El sexo está muy presente en esta obra, ¿hasta qué punto estos protagonistas están condicionados por su vida sexual, y presente?
-Todos aquellos que del sexo pasan, se pierden una parte muy importante del vivir humano. Aunque todos aquellos que están condicionados por el sexo: son esclavos de él. No hay que ser esclavo de nada ni de nadie. ¿Quién o quiénes de joven no han sido buenos o excelentes amadores? Amar es algo que al nacer ya lo traemos aprendido del seno materno… En este país el sexo, antiguamente y ahora a veces en la actualidad, ha estado como castigado para una parte importante de la población y mientras que para otra parte adinerada y selecta era en pan nuestro de cada día… Hay que amar, y aunque no salga después por los derroteros del fracaso. No creo que los protagonistas estén acondicionados por el sexo, son jóvenes que viven al día y que sólo lo practican… En la literatura también tiene cabida el sexo y el erotismo. Aunque la pornografía es otra como muy distinta.
– ¿Por qué lo ha titulado así, cuando en su novela ‘Rocinante’ es un Seat León en bastante mal estado y, propiedad del protagonista?
-Porque el Seat León los lleva y los trae como Rocinante llevaba a la grupa a don Quijote. Es un guiño metafórico a ese inmortal periodista
que es Alonso Quijano en don Quijote de la Mancha y a su rocín. Lo del mal estado es porque dos periodistas despedidos, no pueden costearse un automóvil de gran cilindrada. Eso sólo lo pueden hacer aquellos ¿periodistas? que trabajan en los programas rosas de la TV. No está tan mal un Seat León… Si Rocinante toma vida propia… ¿Por qué no puede hacerlo un coche modelo Seat? A mí no me gusta conducir, aunque lo he realizado. Y tampoco me gusta montar a caballo. La cuestión en la inventiva novelística, es aprovechar lo que nos da la trama. Un coche viejo tiene el encanto de lo que está usado. Rocinante es tan quijotesco como el propio don Quijote. Y al igual que Sancho Panza.
– En su caso ¿Es la novela el género literario ideal para despacharse a gusto en lo que a ideología política se refiere?
-No. ¿Existe algo en este mundo actual que no tenga una connotación política o económica? Una novela debe retratar el mundo en el que se desarrolla su trama y el desenlace. Y ‘El Aliento de Rocinante’ tenía que cumplir con esta premisa novelística. Una cosa es escribir una novela y otra cosa es la realidad que le arranca la piel, que desuella, a los políticos que han infligido las leyes establecidas. Una novela es una parte narrada de lo que acontece en una sociedad cualquiera. Para despacharse a gusto está el Congreso de los Diputados y el Senado. También están los artículos de opinión. Y sobre todo está el voto ciudadano que pone y quita ideologías políticas. Una novela es contar cosas de la vida como si de verdad ocurriesen. ¿Existen todavía
las ideologías políticas? No es mala esta pregunta porque las ideologías políticas en los partidos políticos parece que no existen. En las partidocracias no caben las ideologías políticas.
– Los relatos cortos intercalados ¿estaban escritos con anterioridad o le ha dado forma al mismo tiempo que el texto principal?
-Algunos estaban escritos con anterioridad y otros al hilo de ir confeccionando la trama de la novela. En esto he querido ser original y porque creo que no existe novela así confeccionada. Quiero decir, que con un hilo conductor central que es la trama y esos relatos cortos adosados que nada tienen que ver con la trama central y el desenlace final. Es una idea que se me ocurrió al tiempo que escribía la novela. Creo que le dan frescura a la novela y hacen que el lector lea otros temas cortos de temas variopintos e interesantes. Yo no he leído ninguna novela así confeccionada, aunque quizá a la crítica, tan tirana casi siempre, no le guste o le ponga trabas… Me da exactamente igual, a mí me gusta como ha quedado. El género literario que más me gusta es el relato corto. Había que darle un homenaje…
– Cuánto de resentimiento por su parte hay en estas palabras que Luis le dirige a su Dorotea, su pareja, «Cariño. No estoy loco por escribir. Estoy loco por poder publicar y vivir con lo que publico. No es de ningún recibo que en España sólo vivan unos pocos escritores con lo que escriben»?
-No hay resentimiento. Es la pura realidad. El resentimiento no forma parte de mi escala de valores. Lo que pasa es que triunfan novelas que son malas y fracasan otras que son buenas, algo inexplicable. ¿No me dirás que la frase es fea y vulgar? Los que se aman se dicen cosas maravillosas. Todos los que escribimos llevamos un loco dentro de nosotros… Y los que no escriben también lo llevan. El amor es algo interesante, y cuando se quiere de veras… Hay novelas que son buenas y fracasan y existen novelas malas que triunfan. ¿Saben leer los lectores? El lector es el árbitro último. Y lidiar con las editoriales es arduo trabajo, aunque siempre se encuentra alguna que es razonable. Yo he tenido mucha suerte con encontrar a Editorial Autografía y a su director Miguel Segovia Herranz, y porque parece que le gusta mi forma de escribir.