Mustapha Busfeha Garcia : «Dijeron de Granada, VI: Juan Ramón Jiménez»

Trataremos hoy del insigne poeta Juan Ramón Jiménez Mantecón, (Moguer, Huelva, 23 de diciembre de 1881 – San Juan, Puerto Rico, 29 de mayo de 1958). Poeta español y premio Nobel de Literatura. 

Estudia en la Universidad de Sevilla, pero abandona Derecho. Está mucho más interesado en el arte, pintura y poesía. Empieza a dar clases de pintura con el gaditano Salvador Clemente. Pinta bodegones, paisajes, algunos retratos, copia a los grandes como Velázquez. Abandona poco después la pintura para dedicarse a la literatura influenciado por Rubén Darío y los simbolistas franceses. En abril de 1900 Juan Ramón llega a Madrid. Lleva todos sus versos, reunidos bajo el título de Nubes. En la estación de Atocha le esperan Salvador Rueda, Francisco Villaespesa y otros.

Villaespesa le presenta a Rubén Darío, Benavente, Valle-Inclán, Azorín y Pío Baroja, y le acompaña a las tertulias de los principales escritores. En mayo regresa a Moguer, algo enfermo y desencantado del ambiente literario que se respira en Madrid. El 3 de julio de 1900 muere en Moguer, víctima de una embolia cerebral, don Víctor Jiménez, padre de Juan Ramón. La muerte del padre lo dejó anonadado, le había cogido desprevenido y pensaba que a él también podía sucederle. Por si fuera poco , el Banco de Bilbao le embargó todos sus bienes. Las noches se le convirtieron en pesadillas, con el corazón disparado y con un inmenso miedo a la muerte. La tensión acumulada le agobiaba y casi no la podía resistir, y de pronto, una noche no pudo más, sintió que se ahogaba y cayó al suelo, desvanecido. Este ataque se le repitió en días sucesivos, sintiéndose morir antes de desvanecerse, y le quedó un profundo temor a una muerte repentina. Tiene varias crisis de neurosis depresiva y permanece ingresado en Francia y en Madrid. En esta ciudad se instala definitivamente; realiza viajes a Francia y a Estados Unidos, donde se casa en 1916 con Zenobia Camprubí. Con anterioridad había tenido numerosos devaneos amorosos con mujeres solteras, casadas, viudas y hasta con una monja.

En 1936, al estallar la Guerra Civil española, apoya decididamente a la República, acogiendo a varios niños huérfanos en una de sus casas. Sin embargo, se siente inseguro en Madrid y es Manuel Azaña quien ayuda a salir de la capital al matrimonio por vía diplomática.Se instala en Washington como agregado cultural. En 1937 se traslada a Cuba para dar tres conferencias; en 1938 su sobrino falangista, Juan Ramón Jiménez Bayo, perece en el frente de Teruel, lo que dejó a Juan Ramón absolutamente destrozado.

En 1939 los franquistas saquean el piso del matrimonio en la calle Padilla de Madrid y roban los libros, manuscritos y pertenencias del poeta y de su mujer. Entre 1939 y 1942 se establecen en Miami, Florida, en 1940 es hospitalizado unos meses en el Hospital universitario de Miami .En 1942 se trasladan a Washington y entre 1944 y 1946 Zenobia y Juan Ramón son contratados para dar clases como profesores en la Universidad de Maryland. En 1946 el poeta permanece hospitalizado otros ocho meses a causa de un nuevo episodio depresivo; en 1947 compran una casa en Riverdale cerca de una clínica y entre agosto y noviembre de 1948 viajan a Argentina y Uruguay por mar, siendo apoteósicamente recibidos; Juan Ramón lee en ambos países varias conferencias. En 1950 la pareja vuelve a Puerto Rico para dar clases en Recinto de Río Piedras, sede de la Universidad de Puerto Rico.

En 1956 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura. Tres días después, muere su esposa en San Juan. Él jamás se recuperará de esta pérdida y permanece en Puerto Rico mientras que Jaime Benítez, rector del Recinto de Río Piedras, acepta el premio en su nombre. Juan Ramón Jiménez fallece dos años más tarde, en la misma. clínica en la que falleció su esposa. Sus restos fueron trasladados a España y reposan en el cementerio de su localidad natal.

De la ingente obra del poeta sólo nos limitaremos a citar, un poco aleatoriamente: ‘Ninfeas’ (su primera obra), ‘Rimas’, ‘Elejías’, ‘Baladas de Primavera’, ‘Pastorales’, Eternidades’, Piedra y Cielo’, Diario de un poeta recién casado’ y un libro que comienza así:

«Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas… Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal…»

Vivió con su esposa Zenobia una temporada en Granada en el «Gran Hotel Paris» situado en la Gran Via y tuvo como anfitriones a Manuel de Falla y a García Lorca.

Sobre la ciudad ,dijo:

“Sí, la impresión de tu maravillosa Granada es en mí triste, tristísima, pero de una tristeza tan atraedora que me trae y me lleva como una aguja en ella. Tengo que llenarme de Granada hasta la boca”.

“Luego iremos todos los otoños a Granada a morirnos un poco… ”

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