Paco Olvera: «Cartas a un maestro ( I )»

Llegué a Coín en el curso 1977 como maestro definitivo. A lo largo de los siguientes cinco cursos, se conformaría la experiencia pedagógica que me hizo crecer como persona y maestro. Aquella clase fue bautizada por los niños y niñas como la “ Casa de la Pradera “.

Un día revisando algunos de sus trabajos que aún conservo, sentí la necesidad de escribirles una carta. Al hacerlo me planteé dos objetivos, por un lado compartir mis recuerdos con ellos y ellas y por otro, el que esa carta pudiera servir como un documento pedagógico del devenir cotidiano de una clase seguidora de la pedagogía de Celestin y Elisse Freinet.

Al final de mi carta les animaba a que escribieran sobre aquella experiencia. He recibido un buen número de respuestas, en las que los recuerdos y reflexiones son muy parecidas. Para no cansar mucho a los lectores y lectoras, he decidido agrupar las cuestiones más interesantes en varios apartados.

Ver «Carta de un maestro a sus antiguos alumnos y alumnas»

Fue una suerte que no hubiera clases suficientes en el grupo escolar

“Era el curso escolar 1977-78. Nuestro colegio tenía problemas para ubicar a todos los alumnos en el grupo escolar ya que faltaban aulas. En cursos anteriores ya había tenido clase en un pasillo. Es por ello que el Ayuntamiento había cedido el uso de una casa adosada cercana al colegio.

La casa estaba formada por un salón donde estaban los pupitres, dos habitaciones colindantes, un patio interior con una pileta de agua y sobre las dos habitaciones una azotea. Cada habitación estaba destinada a un taller, uno de carpintería y otro de cerámica y pintura. Recuerdo que en el salón había un pequeño armario con llave, donde se custodiaba el dinero que habíamos recaudado con nuestras cuotas, la venta del periódico y los trabajos de cerámica que vendíamos. “

Antonio Domínguez ( Es enfermero )

“Esperaba encontrarme a don Francisco Olvera y lo que me encontré fue a un joven maestro, que acababa de terminar la carrera y que nos pedía que le llamáramos Paco Olvera. Lo primero que nos animó fue a que le pusiéramos nombre a aquella casa. En aquel momento echaban en la tele una serie que estaba de moda que se llamaba la “Casa de la pradera” y como podréis intuir, ese fue el nombre que le pusimos a la casa. De inmediato nos hicimos una foto junto al árbol del patio con un libro en la mano. “

José Luis Rodríguez ( Tiene un pequeño restaurante )

“Fueron pasando los días y la casa nos fue pareciendo estupenda. Podíamos hacer muchas más cosas que en una clase normal. Teníamos un cuarto de baño para nosotros solos, otras habitaciones donde montamos los talleres. También teníamos un patio con una fuente y una terraza.

Recuerdo un día soleado en el que estábamos pintando en la terraza. Pintaba un paisaje con unas flores en medio del campo. Como no me salía, emborroné todo el dibujo de verde. Paco se acercó donde yo estaba y me dijo: ¿Qué te pasa? Yo le dije que no me salía. Entonces cogió el pincel y me ayudó a recuperar las flores. Esa tarde la recuerdo como una tarde mágica y disfruté mucho pintando con mis amigos.

En los talleres teníamos un torno de hierro y madera que habíamos construido nosotros. La imagen que asocio a aquel torno, es la de ver a Llagas haciendo jarrones de barro. Le salían muy bien. Un día me hizo uno porque a mí la verdad no me salían. ¿Qué habrá sido de aquel torno?.”

José Solís ( Trabaja en la construcción )

Taller de cerámica y pintura

Los recuerdos de los primeros días de clase.

“El planteamiento que Paco nos presentó el primer día de clase, nos sonó a “chino”. Era un cambio muy radical de lo que habíamos tenido antes, pero al mismo tiempo nos pareció ilusionante. Desde el primer momento nos sentimos dueños de aquella aventura. Quizá tuvimos miedo a lo desconocido, pero poco a poco ese miedo fue desapareciendo. “

Sebastián Agüera ( Trabaja en la construcción )

“Mi experiencia en la “ Casa de la Pradera “ fue corta, ya que me incorporé en 7º de EGB. Me encontré con una manera de estudiar muy diferente a lo que conocía, pero me adapté muy rápido.

Una de las cosas que más me llamó la atención fue la libertad de expresión, la libertad para ser tú misma y relacionarte con los demás. Una libertad para usar nuestros derechos, deberes y obligaciones.

Hasta ese curso, mi paso por la enseñanza había sido como un mal sueño, en el que solo veía libros y más libros, mucha disciplina y seriedad, una clase tras otra clase con distintos profesores que iban y venían, pero que cuando acababa el curso no los llegabas a conocer como personas“.

Ana Cumbreras ( Trabaja en un comercio )

“Había repetido curso y estaba sin ninguna motivación, me sentía incomprendido tanto en el colegio como en mi casa. Desde que comencé con Paco, todo cambio a mejor, ya que él confiaba en nosotros, nos apoyaba y nos comprendía.

Soy una persona muy activa y me gusta mucho el deporte. Paco organizó un equipo de balonmano y para mí fue todo un descubrimiento. Entre el deporte y las clases tan distintas que dábamos pude terminar felizmente la EGB. “

Diego Benítez ( Trabaja en un taller mecánico )

“No sé en qué momento fue, pero recuerdo que Paco nos dio una charla que me impresionó mucho por la forma tan amable y sencilla con la que se dirigió a todos. Nos dijo que no tendríamos libros de texto, que el trabajo lo haríamos mediante fichas, que cada uno podríamos hacerlas a nuestro ritmo y que aquellos que se esforzaban más e hicieran más fichas, tendrían una mejor valoración. Cuando salimos de clase, todos comentamos ; “ ¡ Este tío está loco, esto no durará nada en el colegio … ! “.

José Solís.

El recreo se hacía en una plaza cerca de la clase

“Recuerdo que el primer año conforme pasaban los primeros días y semanas, llegaba cada vez más tarde a casa a la vuelta del colegio. En casa llegaron a extrañarse y es que las horas se me pasaban sin sentir. En cuanto llegaba a casa, estaba deseando volver por la tarde, en esos años aun había horario de mañana y tarde.

El pasar de una forma rígida de educar a tener una autonomía y responsabilidad en lo que tenía que estudiar, me produjo una sensación de descontrol en un primer momento. Hasta entonces todo había sido impuesto y ahora dependía de mí si quería aprender más o menos. Esto que parece tan “sensacional”, en ocasiones se convertía en un gran problema, porque exigía de ti mismo una proactividad que hasta ese momento no había usado. “

Antonio Domínguez.

“El cambio a ese nuevo método de estudio, fue extraño para mí y para los demás, puesto que no contábamos con libros de texto, las asignaturas no estaban diferenciadas, los temarios a tratar eran muy diversos y abiertos, teníamos la opción de intervenir en clase para preguntar y exponer nuestras dudas y opiniones. Éramos los protagonistas en las clases y no solo simples oyentes. “

Santi Solano (Auxiliar de ayuda a domicilio)

“Que tuviéramos que comprometernos, a través de un “contrato”, a desarrollar una serie de tareas a lo largo de la semana…, que tuviéramos que decidir cómo nos organizábamos para cumplir las tareas, que hubiera una “asamblea” semanal en la que todos/as podíamos hacer propuestas, críticas y felicitaciones, que las “monografías” y muchos “textos libres” los tuviéramos que exponer al resto de la clase y que entre todos y todas se evaluaran, que hubiera habitaciones aparte del aula principal destinadas a “talleres” de carpintería, de medio ambiente, de pintura, de cerámica, de macramé…, fueron elementos que inicialmente nos descolocaron a los alumnos y alumnas, pero más aún a nuestras familias. “

Fiesta de disfraces

Francisco José Enríquez ( Es psicólogo )

“Lo primero que me llamó la atención, al llegar a su clase el primer día de mis prácticas de magisterio, fue la forma de dirigirse los alumnos al maestro. Era una relación bidireccional, donde no existían los hábitos tradicionales de la escuela que yo conocía. El orden y el respeto a las explicaciones de Paco y las posteriores preguntas de dudas y aclaraciones de los alumnos, fueron también un motivo de reflexión para mí. Eran clases dinámicas, participativas y de investigación, era un escudriñar todo para saber más a través del conocimiento de la realidad. “

Rafael González ( Estudió Magisterio pero trabaja en el sector audiovisual )

(Continuará…)

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Paco Olvera,

licenciado en Historia, ha sido maestro  e Inspector de Educación.
Escribe artículos, realiza vídeos y es autor de libros sobre temas de Educación,
entre los que destacaría “La Investigación del Medio en la Escuela”.

Paco Olvera

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