Isidro García Cigüenza: «Iván Illich y la Pedagogía Andariega. Nada hay nuevo bajo el sol»

Alumno: Para mi sorpresa me he enterado de que usted, don Isidro, no es el primero que propone esa “descocada” idea de la desescolarización, como paso necesario para impartir una Educación ajustada a las necesidades de la sociedad donde se imparte.

Maestro:Nihil novum sub sole”, “Nada hay nuevo bajo el sol” que diría el viejo adagio. Te lo he dicho mil veces: el gran río que es nuestra Pedagogía Andariega se nutre de los mil veneros, de las mil fuentes a que han dado lugar las mentes más creativas de la historia de la Pedagogía. En cuanto a la teoría de la Desescolarización, ¿“descocada”, dices? Vamos a ver, dime tú mismo qué necesitas para llegar a ejercer de maestro.

Alumno: Previo al contrato de trabajo, la titulación correspondiente.

Maestro: Y esa titulación ¿quién te la otorga?

Alumno: Una pregunta de Perogrullo. ¿Quién me la va a dar? ¡El Estado, a través del profesorado titulado correspondiente!

Maestro: Una titulación, la de éstos últimos y según reza en el título acreditativo, concedida por el Jefe del Estado de que se trate.

Alumno: Ya sé por dónde van sus tiros… De nuevo de la pandemia llamada “Titulitis”…

Maestro: No tanto de la titulitis como del Currículum Oculto.

Alumno: ¿Currículum Oculto?

Maestro: Sí, el Currículum Oculto que denunciaba el pedagogo Iván Illich (1926-2002). Currículum consistente en convencer a todos de que solo a través de la educación que se imparte en la Escuela, el Instituto o la Universidad podrá el individuo ejercer un empleo de calidad. Ese Currículum soterrado que hace que la sociedad asimile que la educación solvente y legítima se produce únicamente a través de los certificados prefijados por el Sistema. Unos certificados consumistas, por cierto, ya que el grado de nivel profesional obtenido dependerá de la cantidad de escolarización recibida. Una escolarización poco interesada en la auténtica educación para convertirse, por arte de birlibirloque, en simple Instrucción. Instrucción, por cierto también, acorde con la mercancía que, en cada especialidad, se pretende vender.

Iván Illich

Alumno: ¿Algo así como si de un Gran Bazar o de un desfile de modelos (que ya comentamos en otro paseo) se tratara verdad? El artículo en venta (el joven titulado) ha de pasar por un largo proceso de elaboración (adiestramiento), resultando que cuanto más tiempo dure su procesamiento (escolarización), mayor será el logro de los estándares de moda (habilidades para la vida) y mayor será su precio en el mercado.

Maestro: Confundiendo, una vez más, “valor” con “precio”… Con todo y a diferencia nuestro, Illich en ningún momento invitó al abandono de la escuela como institución, proponiendo su desaparición, reforma o sustitución. Su crítica, se centraba en realidad en cuestionar las creencias extendidas que convalidan el tinglado de la producción y el consumo educativos capitalistas. Para él, como digo, la educación en el capitalismo, sirve para imbuir determinados valores y creencias en nuestra mente para, de esta forma, volvernos dóciles consumidores.

Alumno: Entonces, más que de una teoría pedagógica se trata de una postura política…

Portada de La sociedad desescolarizada

Maestro: “Cuando los políticos –aseguraba Illich- afirman que la educación es el medio para disminuir las diferencias de clase, o bien que la educación sirve para producir mejores ciudadanos, o eso otro, de que: Mientras más dinero se invierte en educación mayor calidad y mejores resultados se obtienen… nos están mintiendo. Porque, ¿cuáles son los resultados que vemos a nuestro alrededor? ¿Dónde están esos mejores ciudadanos? ¿Dónde la redistribución de la riqueza? La acumulación y la concentración de los grandes capitales hacen que las diferencias entre las clases sociales crezcan, antes que disminuyan… La educación, así, se ha convertido en un fetiche. Un fetiche que funciona como la religión más extendida y efectiva de los tiempos modernos: sus creyentes son los miles de millones de consumidores que parecen crecer sin freno”.

Alumno: Todo esto me suena y me huele a teorías anticapitalistas que rozan con el humanismo anarquista ¿no?…

Maestro: ¿Y eso es malo? Efectivamente escuchas y hueles bien, querido alumno, pues Illich es considerado como un humanista revolucionario, cristiano y anarquista al mismo tiempo. Para él resultaba esencial educar de abajo para arriba, favoreciendo economías de subsistencia… microeconomías levantadas por personas íntegras que aprendieran a dudar y descreer de las «certezas» impuestas por la “megamáquina” del Sistema en vigor.

Alumno: Aunque son proyectos idealistas, tengo que reconocer que son teorías que se aproximan mucho a grandes pensadores modernos: Malthus, Freire, Gandhi…

Maestro: Para Illich, un buen sistema educativo debe cumplir tres premisas. Primero: proporcionar a todos aquellos que lo requieran el acceso a recursos de aprendizaje disponibles en cualquier momento de sus vidas. Segundo: dotar a todos los que quieran compartir lo que saben, poder encontrar a quienes quieren aprender de ellos. Y tercero: dar a todo aquel que quiera presentar al público un tema de debate, la oportunidad de dar a conocer su argumento. En este último punto –añado yo- entraría la posibilidad de usar una tecnología que favoreciera una relación independiente entre las personas, libre de cookies, logaritmos de control, sumisión a las leyes del mercado o a los grandes monopolios de la comunicación….

Alumno: Entonces, queda claro que su Pedagogía Andariega, participa de esas mismas ideas…

Maestro: Sí, pero nosotros damos un paso más. ¡Sí, un paso más…, que para eso somos “andariegos”! Un paso consistente en hacer un inventario de Recursos didácticos del lugar donde nos hallemos. Unos recursos (humanos unos, científicos otros, prácticos unos terceros…) que nos ayuden a Aprender. A aprender los principios básicos (instructivos, morales, lúdicos, respetuosos con el entorno) que lleven a mejorar la sociedad que habitamos. Renegamos de los contenidos, instituciones y titulaciones, concedidas fuera del propio núcleo vital; fuera del círculo social en que nos movemos y de otros con los que establezcamos relaciones. Pretendemos que sea la Comunidad Educativa Local y no el Estado ni los Mercados los que establezcan la formación, las cualificaciones y las contrataciones oportunas.

Alumno: Llevar a cabo esas prácticas, además de los consiguientes riesgos, conlleva todo un desafío hacia los sistemas imperantes…

Maestro: ¡En esa dirección caminamos! En vuestra mano, sin embargo, está, querido alumno y futuro profesor, ser conscientes, valientes y resueltos en vuestras propuestas y acciones. Durante muchos años nosotros, los profesores de viejo cuño, hemos potenciado la competitividad en nuestras aulas. Ya es hora de que ustedes potencien la cooperación con el entorno próximo y el lejano.

 

 

Isidro García Cigüenza

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