El indicador del taller en KUSADASI no dejará de hacernos sonreir ¿qué significa allí Marika

Juan Franco Crespo: «Reflexiones viajeras. Mediterráneo Oriental»

Un año después estábamos de nuevo por la región que no deja de sorprendernos y en donde siempre te acabas haciendo preguntas sobre tantas cosas ante el crisol de civilizaciones que allí dejaron sus huellas, y que en cierta medida son también nuestro “poso”, nuestro origen cultural a pesar del nihilismo que invade a la sociedad europea del XXI; estamos ante una región realmente maravillosa y donde nuca te sientes un extraño a pesar de los idiomas y los diferentes alfabetos aunque, para el viajero, encontrar información y material para su deambular no será difícil.

Las indicaciones, generalmente en el idioma local e inglés [otras en tres lenguas], facilitan el periplo y no deja de ser un verdadero contraste con lo que sucede en Cataluña donde, los energúmenos, están acorralando al idioma de Cervantes que, a pesar de todos los pesares, no deja de aumentar su prestigio en el resto del mundo; lo peor, si reclamas, te miran como un bicho raro y al final te lo tomas a “guasa” o largando una clásica expresión jameña de mi infancia: la vin qué bobos o la guasa del catalán que es “dues vegades bo”.

En esta ocasión hay que decir que el control del aeropuerto de Barcelona funcionó con una pasmosa fluidez si comparamos a viajes anteriores: en apenas diez minutos se había superado todo el trámite. ¡Qué contraste con el tablón de facturación de la línea aérea que, a pesar de su veintena de operarios trabajando sin descanso, la hora y media en esa larguísima “serpiente” que se formó a la hora de facturar no salvó a nadie, salvo a los del último minuto que llegaban y pasaban. Al menos TABLISA nos trató con una inusitada cortesía ¿efecto de nuestra anterior reflexión donde nos quejábamos del comportamiento dispar de los empleados de ese servicio en varios aeropuertos españoles?

El de Atenas, una vez localizado el mostrador de facturación –siempre pasa lo mismo, es una de las clásicas leyes de Murphy, el taxi siempre te dejará en el lado contrario al que tú necesitas para realizar el trámite y obtener la tarjeta de embarque- en apenas unos minutos ya tienes la misma en tu bolsillo y listo para dirigir tus pasos a la zona de embarque, buscar el sendero, un brevísimo control de código de barras y a comenzar a andar bajo tierra –unas cintas mecánicas te llevan ese tramo que consume unos veinte minutos pero que no necesita “jardineras” para transportar al viajero hasta la aeronave para despegar- te dejará ante “tu control” que, al ser ya de carácter secundario o específico, resulta realmente fácil de realizar sin la presión de los miles de pasajeros que suele acumular el cuello de botella del de la Terminal de Barcelona.¡Chapeau por las instalaciones atenienses!

La sorpresa del viajero, un restaurante que le saca una sonrisa al jameño.

Otra cosa es la mención del día de llegada, y siempre tiene que haber una primera vez, tras medio siglo de viajero, sucedió: la compañía contratada para el traslado al hotel me dejó varado. Una hora que llegué antes al punto de encuentro y otra de espera, significaron dos horas perdidas y la incertidumbre, uno se va haciendo mayor y quiere tener las cosas atadas, así que contratas el servicio y que te esperen, total el coste apenas tiene diferencia con un taxi normal y corriente. Pero el fiasco de la empresa Business & Leisure Athens Transfers fue mayúsculo, sobre todo cuando te dicen que ese servicio había sido cancelado. Puesto en contacto con la Agencia de Viajes en España ésta averiguaría que el problema había sido un positivo COVID al conductor asignado y no avisaron. Tirado, momentáneamente, en la Terminal, hasta que te pones en marcha tras enviar varios correos a la mayorista para que esté advertida del percance.

La milonga de las mascarillas y la COVID, sigue vigente, aunque hay que preguntarse ¿somos estúpidos en España o en esta parte del Mediterráneo Oriental son realmente necios al ir sin ellas?

La gestión del COVID por las autoridades europeas en plan escatológico

¿Sabremos algún día la verdad o tendremos que esperar un siglo para ello? Nosotros, desde que accedemos al avión español tenemos que llevar el “bozal” pero llegas a Atenas y ese imperativo ha desaparecido, o sea: allí donde fueres haz lo que vieres. El tapabocas al bolsillo y listo para utilizar allá en donde lo exijan, dicho sea de paso, en contadas ocasiones. El mismo tratamiento en Turquía, Chipre e Israel –en este caso, sólo utilizable en la zona de control policial, pero tendrás que quitártela para el reconocimiento facial del policía y comprobar la fotografía de tu pasaporte. Tras ese intervalo “sin mascarilla” te entregan un papelito tamaño carnet que viene a funcionar como VISADO y que debes conservar para la salida [luego resultará que nadie te lo pide, como también sucedió con el célebre código QR], una manera más de evitar estampar los sellos en el pasaporte que tantos problemas daba a los viajeros si querían entrar posteriormente en países musulmanes-.

El visado emitido en el puerto de HAIFA

Digamos que, en algunos lugares, ante la obligatoriedad de esa pieza -si no la llevabas- te la facilitaban gratuitamente, algo que ya comprobé el año pasado. Por supuesto, el turismo no dejó de fluir y hoy tienen un mercado realmente activo donde predominan alemanes, rusos y turcófonos; los españoles apenas denotaban su presencia aunque había algo más que el año pasado, digamos que podría representar un 10% si incluimos a los países americanos, especialmente mexicanos y colombianos. ¿Calor?, estamos en la primera quincena de julio, lógico que hiciera calor, especialmente dura la visita de algunos yacimientos arqueológicos que al estar al aire libre te hacen sudar el atrevimiento de querer aumentar tu acervo cultural que, dicho sea de paso, este año se vio sorprendido y enriquecido ante la contemplación de maravillosos mosaicos que el ingenio del hombre hizo durante el histórico imperio romano, algunos de ellos excavados en años recientes y prometen seguir dando sorpresas a los arqueólogos. Por allá largaban la teoría del tsunami que provocó el desastre que llevó al colapso de algunas civilizaciones hace miles de años cuando las aguas enterraron durante siglos esas bellas obras de arte y que en algún momento de la historia ocultó esos hermosos testimonios frutos de la opulencia de los grandes del momento.

Un bello mosaico del yacimiento de Kato Pafos (Chipre)

Los estudiosos de esas reliquias tienen infinidad de ellos por todas las islas de la región y en tierra firme encontrarán “tajo” para rato, o sea: quedarán anonadados ante la variedad de descubrimientos y mitologías que se dan por toda la zona aunque, a veces, tengamos que tener fe para asumir determinadas explicaciones, por ejemplo la bella leyenda sobre la más hermosa Afrodita que nació de la espuma marina: ¡Cuestión de fe!

 

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Juan Franco Crespo

Maestro de Primaria, licenciado en Geografía

y estudios de doctorado en Historia de América.

Colaborador regular, desde los años 70, con publicaciones especializadas

del mundo de las comunicaciones y diferentes emisoras de radio internacionales.

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