El pasado 30 de enero, se celebraba en el Instituto Histórico Padre Suárez de Granada, el Día Internacional de la Paz y la No violencia. Una de las actividades consistió en la grabación de un vídeo en el que participaron alumnos ucranianos, la profesora de ATAL y otros docentes.
Así, Irina compartía su experiencia contado detalles de su vida en su país antes de la guerra que como un adolescente asistía a la escuela y se divertía con sus amigos, «tenía propia habitación y una casa acogedora, incluso un perro y un gato a los que amaba», pero que todo cambió el 24 de febrero cuando las paredes empezaron a temblar y ser conscientes de que la guerra había comenzado por lo que tuvieron que coger a su abuela septuagenaria y mascotas y escapar como pudieron sin saber a dónde ir y sin dinero. Continua explicando toda la penuria que le siguió hasta llegar a la frontera y la dramática historia de sus familiares que se ha quedado en Ucrania, sonando que un día finalice la guerra y puedan volver a su casa todas las familias.
También Paulina, otra adolescente ucrania de 15 años, comparte su historia y pensamientos. «Antes de la guerra yo vivía como una persona normal pero después todo he cambiado», explica antes proceder a contar su dura experiencia escuchando el ruido de las bombas y pensando cada noche que igual no estarían vivos a la mañana siguiente. Por ello, tras vivir en diez lugares distintos decidieron aprovechar la amistad de su madre y venir a Granada donde puede trabajar como profesora invitada. Igualmente agradece toda la ayuda recibida y sueña con poder regresar un día a su país. «Yo quiero decir a todos los jóvenes a todas las personas del mundo que es necesario apreciar lo que tienes porque no sabes cuándo vas a perderlo. Tenemos que apreciar lo que tenemos y amar a los que están cerca».
También interviene, Isabel, la profesora del Aulas Temporal de Adaptación Lingüística (ATAL) en la que se atiende al alumnado extranjero con desconocimiento del idioma español. Cuenta que desde el mes de abril del curso pasado están atendiendo en toda la provincia alumnado ucraniano que ha llegado a los centros habiendo notado un gran cambio entre los que llegaron en abril del curso pasado, «directamente arrancados de su de su país y de sus ciudades» en los que se denotaba cierta rebeldía, «ahora la verdad es que con el transcurso del tiempo y yo creo que también con la ayuda de todos los profesionales que hay en nuestro centro la actitud de estos chavales ha variado y son muy trabajadores, están muy contentos y merece la pena trabajar con ellos». También explica cómo su sobrina acogió una familia de refugiados ucranianos en su casa y fue así como conoció a Irina y a sus tres hijos. «Cuando conoces, le pones cara y nombre al drama que estás viendo en la tele, sentí la necesidad de intentar ayudar algo más a estos refugiados ucranianos», añade. Igualmente cuenta la historia de otra chica que vive desde hace tiempo en Granada y que había dejado su trabajo para ayudar a sus compatriotas. «Pensé en nuestro instituto, en el Suárez, se lo pregunté a Carolina, la directora, que inmediatamente acogió la iniciativa y se puso en marcha. El año pasado se dio clase a casi 100 mujeres ucranianas que además en el instituto encontraban un lugar de reunión donde conocerse y sentirse menos solas y perdidas. El segundo problema fue que la falta de material para para las clases y el Instituto organizó una recogida de materiales escolar que los alumnos y sus familias respondieron con una generosidad absoluta. Por todo eso pues quiero dar las gracias a la directora, a José Luis, el jefe de estudio del nocturno que organizó las, aulas a las conserjes que se encargaban de recibir a estas mujeres y de hacer fotocopias para las clases pero sobre todo daros las gracias a vosotros a los alumnos del Suárez porque vuestra empatía y vuestra
generosidad es absoluta Gracias a todos».
Seguidamente se presenta, Jorge Fernández que forma parte del grupo de profesores que está atendiendo a los ucranianos que asisten a clase en este centro, para agradecer al director, al jefe de estudios, a la profesora Mar y a los alumno del instituto que han acudido en ayuda y solidaridad con el pueblo ucraniano dada «la situación tan lamentable que supone una guerra y el desplazamiento que supone que mucha gente se haya tenido que venir a diferentes ciudades de España. Granada ha sido única en su acogimiento y su ofrecimiento para cubrir todas las necesidades que esta gente tiene. En primer lugar el Instituto les ha ofrecido la posibilidad de recibir clases en las que hemos tenido alrededor de 100 alumnos que hemos atendido un grupo de profesores de manera voluntaria», añade.
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