La España del siglo XIX rezuma arte musical gracias al esfuerzo y conciencia reformista de compositores que han hecho progresar este arte. Formados con los mejores maestros, y en contacto con las tendencias musicales europeas, produjeron obras notables que asimilaron el lenguaje musical del ambiente en que se realizaron.
Y esto a sabiendas que el público español no comprendería sus obras, al sufrir un atraso cultural nada despreciable respecto a otros países de Europa. Lo que animó a estos compositores a perseverar fue el convencimiento de que la música era un arte transcendental, libre de los caprichos de la moda, del juicio de un público poco preparado y de una critica mal intencionada o ignorante. Y esta es precisamente la gloria de nuestra historia musical: productos imperecederos, tal cuales son las obras de pintura en un museo de arte. Partituras valiosas recuperadas o esperando ser rescatadas de archivos y bibliotecas, cuya existencia se constata en los numerosos estudios de investigación musicológica publicados.
Desde el Proyecto Patrimonio musical español: imágenes y sonidos y dentro del programa de innovación de la Junta de Andalucía, el Real Conservatorio de Música Victoria Eugenia de Granada (RCSMVE) apuesta por el estudio, valoración e interpretación de la obra de compositores y compositoras españolas injustamente olvidados o poco programados. Y ello tomando de punto de partida la valoración del Fondo histórico de la biblioteca que alberga una colección de partituras impresas de los siglos XIX y XX. El trabajo colaborativo entre investigadores e intérpretes del Conservatorio ponen a disposición del público de Granada un ciclo de conciertos con obras seleccionadas de nuestro patrimonio musical para su conocimiento y disfrute.
Y esto es lo que ha vuelto a suceder ayer jueves 23 de marzo, en el segundo concierto programado en el auditorio del RCSMVE que, en esta ocasión, se ha centrado en un género poco interpretado del siglo XIX: la música de cámara. Santiago de Masarnau (1805-1882) y Tomás Bretón (1850-1923) (conocido sobre todo por La verbena de la paloma) fueron los dos compositores españoles escogidos y presentados por Beatriz García Álvarez de la Villa y Torcuato Tejada Tauste. El primero se programa en ocasión de los actos conmemorativos que desde la Sociedad de San Vicente de Paúl se realizan en Madrid. Su presidente, Juan Manuel Buergo asistió desde Madrid al re-estreno de su obra en el Conservatorio, ya que Masarnau –además de destacado compositor y virtuoso– fue el fundador de esta organización caritativa en España, y ha sido declarado recientemente Venerable por el Papa Francisco. Al segundo, Tomás Bretón, se le rinde homenaje en ocasión del centenario de su fallecimiento.
Dotado de un talento especial para la música, y una inventiva melódica que sorprendió a músicos como Rossini y Chopin, del ingenio y talento de Santiago de Masarnau se hizo eco en 1826 The Quarterly Musical Magazine and Review en Londres. El jueves asistimos asistimos al re-estreno de su Cuarteto concertante en Re mayor (presentado en la fundación Juan March en 2001), que nos remonta a la mejor tradición de la música de Haydn, Mozart y Beethoven e incorpora en su lenguaje musical las nuevas tendencias del romanticismo centro europeo. Masarnau emplea el virtuosismo al servicio del sentimiento, de esta manera lo entendieron Eduardo Palomares (piano), Francisco Javier Castilblanque Saelices (flauta), Emilia Ferriz Lozano (violín) y Orfilia Saiz Vega (violonchelo), quienes nos dejaron una ejecución magistral haciendo brillar la música en su conjunto y poniendo a disposición del público las sutilezas melódicas y armónicas que conmueven. Parece que así lo entendió el numeroso público que siguió la interpretación con atención expectante y que respondió con calurosos aplausos.
Admirable fue también la ejecución de las Cuatro piezas españolas, donde Tomás Bretón, músico del romanticismo cultivado en la mejor tradición gracias a la protección y guía del Conde de Morphy –alumno de Santiago de Masarnau–, exuberante en ideas musicales, logró elevar lo popular y exótico a género culto. La ejecución que escuchamos para piano, violín y violonchelo mostró la unidad, espontánea expresión y vigor de algunos de los pasajes de la obra, que el público premió con sus aplausos y bravos.
¡¡¡ Enhorabuena a todos y esperamos que el próximo concierto para banda el 28 de abril, abierto de nuevo a la ciudad de Granada, siga cosechando el mismo éxito !!!