“La premisa de Emilio Luis (artista y director de La Granja) era que las obras fueran sobre papel para justificar que estamos en un taller de serigrafía y grabado” nos cuenta al tiempo que explica que ello no supuso ninguna dificultad pues”suelo trabajar bastante con papel, en concreto con un papel italiano, bastante denso, de 400 gramos, sobre cartón. Me encanta porque le da a las obras otra textura y una vez que se enmarca le dan otro aire diferente al de los lienzos”. Respecto a la predominancia del color azul señala que “las salas te van diciendo los requisitos que necesitan” y cómo “obviamente había muchas más obras en las que había otros colores, no solo el azul”. No obstante se decantaron porque el azul fuera la tónica de toda la exposición “por el punto lírico que siempre se le atribuye a este color”. Otra cosa que le gusta subrayar siempre es que “trabajo con música y una de las que más escucho es jazz, si a algo recuerda musicalmente hablando esta exposición es al jazz”.
En referencia al título de la muestra informa de que cuando estaba preparándola se encontró con el artículo de viajes que escribió su gran amigo, crítico de arte y escritor, Michael Jacobs, fallecido el año pasado, para la exposición que tuvo en Filadelfia (Estados Unidos) en 2001. “Vi que era perfectamente válido y pensé qué mejor homenaje que utilizar el texto de nuevo. Por eso le dedico la exposición a él. Prácticamente ha escrito textos para todas mis exposiciones y era un homenaje absolutamente merecido a Michael Jacobs”. De ahí el título de su exposición americana ‘Variaciones sobre papel’, traducido al español y completado con el nombre y apellido del homenajeado quien en alguna ocasión había manifestado que estas obras son consecuencia de muchos años pintando sobre papel, que le recordaban los reflejos de los mocárabes de la Alhambra, y también la transparencia del agua, incluso cuadros en los que el mocárabe parece moverse para transformarse en jardín. También afirmaba que otros cuadros son absolutamente líricos en los que hay un recuerdo de otra temática muy utilizada por Díaz como es el mar como abstracción, sobre todo en los cuadros más azules donde utiliza una gran variedad de tonos que son los cuadros más intimistas, más profundos y que responden a esa búsqueda espiritual que parece sugerir el azul.
Brazam
Por todo ello, no es extraño que la gente le califique como “el pintor de azules” y disfrute de “las tonalidades de azul que le agrada por el tono lírico que se le atribuye”. Respecto al precio de su obra indica que son muy asequibles y hasta un estudiante podría permitírselo. Mientras el mercado del arte se anima continua pintando en su modesto estudio en el semisótano de su casa donde sueña que un día llegue un marchante y compre toda la obra. Al hablar de posible influencias no vacila en reconocer “de todos los postimpresionistas, del último Monet, también de los abstractos americanos y del arte oriental”. A ello añade la anécdota del encargo de unos profesores de chino que le pidieron ilustrara una antología de poesía china contemporánea por el hecho de contar con obras que parecen incluir caligrafía china. “Lo que haces no se puede traducir en palabras pero sí en movimiento y sensibilidad oriental”, le explicaron. Otro de los “maestros que coloca en un altar” es el pintor alhameño Juan Manuel Brazam al que considera uno de los mejores pintores abstractos, homologable con cualquier pintor que ahora esté cotizadísimo. “Me ha enseñado muchas cosas y ojalá llegara a vislumbrar esa maestría que él tiene”, manifiesta de quien aprendió conocimientos que aplicó en la realización del portada del anuario de la Prensa de Granada en 2009 donde quiso hacer una interpretación de ‘Poeta en Nueva York’ de Federico García Lorca para lo que hizo el recuento de las veces que aparecen términos relacionados con el color en el poema.
Curiosamente conforme avanza la entrevista y cae tarde los cuadros expuestos van cambiando de tonalidad y los colores van tomando su dimensión. Para terminar nos responde que no necesita un estado anímico especial para la creación de una obra artística. “No, porque en eso soy muy picassiano que decía que no había que esperar a la inspiración sino que ésta te tenía que pillar trabajando, igual que decía que en arte no hay errores y si te has equivocado tienes que ser capaz de reconducir la obra y que la única forma de crecer como artista es levantándose todos los días y trabajo, trabajo y trabajo”, sentencia al tiempo que invita a su exposición a “cualquier persona con sensibilidad pues se llevarán la pupila llena de color y sensaciones”.
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