Agustín Morales Jiménez. El diálogo entre la tradición y la vanguardia del barro granadino

La vida y la obra de Agustín Morales Jiménez se mueve entre la ortodoxia  de la tradición cerámica granadina y los experimentos de vanguardia

Agustín ha sido el receptor de enseñanzas milenarias.

Recoge de las primitivas culturas humanas, de la cerámica oriental, de la barroca, de la neoclásica, de las vanguardias

Ideológicamente, bebe de las nubas hispanomusulmanas, de los cantos polifónicos cristianos, de las gacelas místicas, de las metáforas lorquianas.

ARRIBA: Familia Morales Jiménez (1958) AQUI: Obra de Agustín, de inspiración árabe

Su vida ha sido un largo aprendizaje

El oficio, del maestro Agustín Morales Alguacil

Los avances industriales, en la escuela de Ingeniería Industrial

Los complejos mecanismos sociales, en la Facultad de Filosofía y Letras

La técnica, en la Escuela de Artes de Granada 

El resto, de sus viajes por el mundo y de sus compañeros de vida..

Es un personaje digno de esta galería de retratos.

Agustín en 1985

Agustín siempre camina despacito. Nos gusta encontrárnoslo en la Gran Vía levantada por su abuelo materno. No sólo de arquitectos vive el urbanismo de las ciudades. Su abuelo José Jiménez Huertas y su tío materno, José Jiménez Callejas fueron algunos de los más avezados constructores del ensanche urbanístico de Granada. A ellos se les deben las obras del Banco de España o de la Plaza de Toros, así como de otros tantos edificios, como atestigua la documentación aparecida recientemente al desmontar la tienda familiar de la Plaza de San Isidro y que ha sido donada  por la familia Jiménez al Ilustre Colegio de Arquitectos de Granada.

Agustín piensa, como Fito Cabrales, que las prisas no son buenas. Pero él, a diferencia del vasco, nunca llevaría dobladita con cuidado la chaqueta. El la llevaría impecablemente  planchada y colocada sobre sus hombros, no en vano  es uno de los señores que más y mejor practica la elegancia en Granada.

El suyo  es un estilo británico que  gusta de los cuadros, ya sean galeses o escoceses, de príncipes o de clanes. Gusta y necesita del color. Gusta de grises y burdeos.

Esa manera de andar, de vestir, de ser elegante, es una forma de ser artista.

Ese es el hombre. Pero para que Agustín se llame Morales Jiménez , el artista…fue necesario un ancho espacio y un largo tiempo…que diría el poeta Ángel González

Para que Agustín fuera ceramista fue necesario que Manuel Nicomedes Morales Jiménez contrajese matrimonio con Doña María Josefa Alonso Villegas, y que ambos, hijos y nietos de alfareros, fusionaran, a mediados del s. XIX, la fábricas del desamortizado convento de San Antonio que luego pasaría a llamarse de Fajalauza por cercanía con el arco del mismo nombre.

Agustín en su taller en 2015

Fue necesario, asimismo, que Manuel Morales Alonso, su abuelo, allá por los años veinte bajara del Albaicín a las Eras de Cristo, siguiendo el agua del barranco  y allí montara fábrica, la de San Isidro, frente a la ermita del mismo nombre ( y allí estuvo, hasta los años 60, cuando fueron expropiados y desplazados a la carretera de Jaén junto a la fábrica de azulejos).

Y fue allí donde, Agustín fue conocedor del barro de manos de su padre.

Aprendió el oficio a través de los sentidos.  Oír,  ver, oler,  sentir.

Fue conocedor  del lenguaje – Háganse un favor y lean en voz alta, muy lentamente, saboreando cada una de las evocaciones – …

Orzas, jarros de vinagre, herradas, lebrillos, morteros, soperas, zafas, benditeras, fuentes semillanas, tazones, queseras, ánforas, vasijas…que usábamos en un tiempo, antes de que la llegada de los plásticos inundará nuestros hogares de cacharrería sin alma.

Y conoció las técnicas del horno, del torno y que no le fueran ajenos los óxidos y los minerales

Y supo utilizar el instrumental: vaciadores, retorneadores, medias lunas, pinceles, pinceletas, cuchillos de tafilar, tornetas, jerías, espátulas, gumares, placas, trébedes, casetas….

Y cuando el destino considero que ya estaba listo se encargó  de la fábrica de cerámica y de la de azulejos de la familia.

Pero este hombre tranquilo, que pasea por la Gran Vía despacito, necesitó dar forma material a su concepción de la vida. Y entonces, da forma a una obra orgánica, de  barro– claro está- pero que requiere de otros materiales, del hierro, de la madera, del acero…y que necesita de la experimentación.

En la obra de Agustín la cerámica tradicional dialoga con la vanguardia

Nos declaramos incapaces de sintetizar la obra de Agustín Morales Jiménez. Así que hemos decidió incluir el diálogo que, creemos, establece entre su obra  tradicional y la de vanguardia – léase sin pausas con ritmo creciente-

Del protagonismo del barro a la búsqueda de nuevos materiales

De lo macizo a la oquedad

De la planitud a la textura, al volumen

De lo estático a lo dinámico 

Del equilibrio a lo ingrávido 

De las alacenas a las grandes salas de exposiciones 

De lo doméstico a lo público 

De lo utilitario a lo simbólico 

De los verdes, azules y morados  – marrones- de la cerámica nazarí  a los turquesas y los rojos

De la tradición granadina a la modernidad

De la ortodoxia a lo heterodoxia

Y crea esculturas bellas y delicadas que han visto la luz en sus muchas exposiciones individuales.

La experimentación de vanguardia y El bosque, escultura orgánica.

Agustín comparte espacios y búsquedas con otros artistas cerámicos como Agustín Ruiz de Almódovar, Esperanza Romero, Raúl Castillo, Eulalia Ariza Rubio, Antonio Martínez Gómez, Mª José Morales Jiménez, entre otros con exposiciones colectivas grupales- la primera en la Galería Aldaba de Madrid en 1987. La última, en 2017, en el Centro Gran Capitán junto a otros 16 artistas.

En cuanto a la cerámica tradicional granadina, la familia Morales Jiménez, ha echado el cierre.  Su preciosista tienda de la esquina de San Isidro, está habitada ahora por los hermanos Ladrón de Guevara. Considera, una vez apagados los hornos de San Isidro, herederos a Cerámica los Arrayanes mientras aplaude a Cerámica Blas, Fajalauza y a Cerámica de la Encarnación.

Con esa elegancia que están demostrando para con la ciudad de Granada, los hermanos María del Carmen, Mª Dolores, Agustín, Inmaculada, Mª José y Manuel José han donado los fondos de la colección familiar, cerca de 500 piezas a la UGR para disfrute, conocimiento e investigación de las generaciones venideras.

Junto a Hermógenes Ruiz, que nos ha permitido utilizar alguna de sus investigaciones para construir este relato (Julio, 2023)

Agustín Morales Jiménez, hijo de Dolores y de Agustín, cuyos conocimientos y oficios forman parte del patrimonio material e inmaterial de Granada, sigue creando.

 

Serie ‘La Historia sirve’ :

Próximas entregas:

  • Águeda Toral López. Visión global del espectáculo teatral
  • isabelperez.com La pionera granadina en la enseñanza de lenguas online

 

 

Carmen Gómez Letrán

Profesora de Geografía e Historia

IES Padre Suárez

 

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