En la guerra del treinta y seis
hubo héroes y villanos,
gente buena y mala gente
repartida en los dos bandos.
Bajo el cielo azul de España
obscurecido de espanto
se envilecieron personas
cometiendo asesinatos,
abusos y violaciones
sin control en ambos lados
que avergüenzan y denigran
a todo el género humano.
No hay que hablar de un bando bueno
tildando al otro de malo,
tire la primera piedra
quien libre esté de pecado
pues la insania cabalgó,
a lo largo y a lo ancho
de una España enloquecida,
en caballo desbocado.
Resucitar los rencores
que a la guerra nos llevaron
es un craso disparate
y nos puede salir caro
pues volver a tropezar
donde antes tropezamos
son insensatas costumbres
que a menudo ejercitamos.
Miremos hacia adelante,
los odios ya sepultados
seguros de que el buen Dios
lo haya todo perdonado
y el borrón y cuenta nueva
sea por siempre respetado.
Construyamos el futuro,
inhumemos el pasado
sin ficticias ucronías
que perviertan el relato
y entre todos cimentemos
un país noble y honrado
para que en la hermosa España,
tierra que reverenciamos,
se pueda vivir en paz
como los buenos hermanos;
así, el turbio cainismo,
causante de tanto daño,
será cuestión oxidada
de un ayer desventurado.
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Profesor jubilado y escritor, autor de
‘Ortografía práctica del español’, ‘Ronda para niños’ (inglés),
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‘Mencía de Mendoza. La nieta del cardenal’
y ‘La historia de España en verso’
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