Olomouc pasa por ser una perfecta desconocida del turismo de nuestro tiempo y, sin embargo, tiene suficientes atractivos como para cautivar a los que se pierden por esta urbe ubicada a poco menos de 300 kilómetros al suroeste de la capital checa.
Hoy llegamos a ella de la mano del sello que el correo le dedica a su célebre Universidad, la más antigua de Moravia [segunda a nivel de toda la república], fundada el 22 de diciembre de 1573 [estaríamos celebrando el 450 aniversario] aunque sería barrida de la historia en 1860. Volvería a funcionar tras la II Guerra Mundial: 1946, es el año en que recibe el nombre por el cual se conoce en nuestros días y cuyos casi cinco siglos se conmemoraron en el año que acabamos de finiquitar.
Inicialmente fue una institución de enseñanza superior gestionada por los jesuitas, por aquellas fechas la ciudad ostentaba el rango de sede episcopal y comenzaron con teología, pero rápidamente se le añadieron las áreas de derecho, filosofía y medicina. Hoy acoge a casi 25.000 alumnos en ocho facultades y ese porcentaje de población significa que una cuarta parte de las personas que viven en la ciudad durante el curso escolar serán los futuros hombres de negocios, escritores, literatos o de la ciencia en todo el mundo, el hecho confiere a la metrópoli un cosmopolitismo regenerador gracias a la anual llegada de casi un tercio de nuevas incorporaciones.
Pasa por ser una de las más prestigiosas instituciones entre los Erasmus que llegan desde todos los rincones de Europa, no en vano está considerada una de las mejores de Chequia en enseñanza superior y clasificada fantásticamente en el ránking de las 500 mejores a nivel planetario. Antes de la plandemia había casi 5000 estudiantes extranjeros, casi 1/5 de los alumnos que ya superaban el centenar de países.
El correo checo la filatelizó con un efecto de la tarifa B [clase económica para el servicio interno, una de tantas cosas que suponemos pronto desaparecerá con la llegada de los nuevos prebostes y la privatización: llegaron los despidos y desaparecieron los buzones: las dos medidas estrellas que vieron la luz el verano pasado] que corresponde a la tarifa nacional de envíos hasta 50 gramos equivalentes a 27 coronas checas.
El sello muestra un panel en diagonal con un estudiante inmerso en las nuevas tecnologías o la realidad virtual de nuestro tiempo, simboliza el proceso dinámico experimentado por el ser humano en el sector de la enseñanza y que, curiosamente, también denota otra realidad, no sólo de la mercantilización de los estudios [todos a pagar, aunque sea de manera indirecta por el dichoso papel] sino la banalidad del momento en que nos encontramos, donde lo tradicional y acumulado, se ha sustituido por lo inmediato y cuántico. El diseño es obra de Josef Dudek se imprimió en Hraditsko en offset y hojas de 50 ejemplares con una tirada de medio millón de efectos.
En la ilustración del sobre aparecen tres estudiantes delante de la famosa columna de la Santísima Trinidad y la Plaza Superior o del Ayuntamiento; una zona en la que se localizan los mayores atractivos arquitectónicos de esta populosa urbe morava. En este lugar, que sirve de punto de encuentro para los jóvenes y locales, se levantaba entre 1717-1754 la obra barroca que, en el 2000, pasó a engrosar el listado del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La estudiante de la izquierda lleva en su brazo el logotipo de la Fortaleza del Conocimiento, a su vez aparece recogido en el matasellos de primer día aplicado el pasado 18 de octubre de 2023.
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