Así las cosas, gracias a la colaboración de los distintos sectores de la comunidad escolar, son cada vez más los centros de la provincia que abren sus puertas fuera del horario escolar. Son madres, padres, el personal de administración y servicios, los monitores escolares, colaboradores de los ayuntamientos y, fundamentalmente, el profesorado los que cuidan estos espacios en este horario fuera del oficial.
De este modo, se rentabiliza un recurso «imprescindible para la formación del alumnado en una sociedad que demanda ciudadanos dotados de destreza para la consulta eficaz de las distintas fuentes informativas, la selección crítica de las informaciones y la construcción autónoma del conocimiento. Son espacios privilegiados para el acercamiento a la lectura de textos literarios e informativos, en formato impreso o audiovisual».
La biblioteca escolar ofrece la posibilidad de acceso igualitario a los recursos y a la cultura, independientemente del estado socioeconómico de procedencia, actuando como un agente de compensación social. Favorece el desarrollo y las capacidades del alumnado y, además, facilita la adquisición de los aprendizajes esenciales para entender la sociedad en la que viven para actuar en ella y comprender la evolución de la humanidad a lo largo de la historia. Del mismo modo, posibilita la adquisición de unos saberes coherentes, actualizados y relevantes, propiciados por una visión interdisciplinar de los contenidos.
Y eso no es todo, se integran los aprendizajes y experiencias que se consiguen o adquieren en espacios y tiempos escolares con los que se puedan adquirir o conseguir fuera de ellos. A la vez permite una organización flexible, variada e individualizada de la ordenación de los contenidos y de su enseñanza, facilitando la atención a la diversidad como pauta ordinaria de la acción educativa del profesorado.
La Consejería de Educación, considera la importancia de la competencia lectora en el desarrollo académico y personal de los alumnos y alumnas: competencia en comunicación lingüística, competencia cultural y artística, competencia y actitudes para seguir aprendiendo de forma autónoma a lo largo de la vida y competencia para la autonomía e iniciativa personal.
Para conseguir que las bibliotecas escolares adapten su funcionamiento a las exigencias actuales del currículo, es necesaria la participación activa de los centros docentes, que toda la comunidad educativa se comprometa a llevar a cabo las actuaciones necesarias para mejorar las infraestructuras de sus bibliotecas y la utilización de las mismas por los miembros de la comunidad, adaptándose a las necesidades horarias de sus usuarios.