Los sucesivos informes PISA han ido advirtiendo del desfase, comparativamente hablando, entre España y el resto de países. En el PISA 2009 ya aparecía este punto que lastra el sistema educativo: el 36% de los 25.000 estudiantes españoles participantes eran repetidores: 10% en segundo de ESO y 26% en tercero. Una cultura escolar heredada hace que el modo habitual para el que no rinde lo suficiente sea enviarlo a repetir curso. Es cierto que en algunas Comunidades se han hecho progresos significativos, pero en otras, la grieta continúa.
Se da la paradoja de que en Comunidades como La Rioja o Castilla y León que, por sí mismas, podrían disputar a Finlandia y a Corea del Sur los primeros puestos de la excelencia en el Informe PISA, también se producen índices relativamente altos de fracaso. Dichas altas tasas están estrechamente relacionadas con la elevada proporción de alumnos que repiten uno o más años de escolaridad, que es de las más altas de los países de la OCDE, según los datos que se disponen del estudio PISA. Por tanto, comparativamente hablando, hay países con resultados similares y que tienen un fracaso inferior muy inferior al español. Como concluye en un estudio Saturnino Martínez García uno de los problemas particulares de España es el elevado nivel de exigencia de la ESO y no tanto el bajo nivel de los estudiantes:
Dado que, como está demostrado, no supone una mejora del rendimiento, su alto coste económico, la pérdida de un año, sus efectos psicológicos y camino para el abandono, es preciso dar una respuesta a nivel de sistema, porque a nivel de centro no se va a resolver |
Dado que, como está demostrado, no supone una mejora del rendimiento, su alto coste económico, la pérdida de un año, sus efectos psicológicos y camino para el abandono, es preciso dar una respuesta a nivel de sistema, porque a nivel de centro no se va a resolver. Son, pues, precisas formas estructurales, que impidan este alto índice de repetición, introduciendo mayores grados de flexibilidad en la gestión del currículum en Secundaria. Aparte de resultar “ineficaz y costosa”, erradicar la práctica de la repetición implica implementar alternativas. En cualquier caso, se debería evitar la repetición de curso en las etapas obligatorias mediante otras medidas de personalización del aprendizaje. La propuesta de Ciudadanos de minimizar las repeticiones de curso e incluso debatir su supresión reabre la discusión de este modelo de no promoción. De hecho, los países con mejores resultados en PISA la repetición prácticamente no existe (Corea, 0%; Finlandia, 2,8%). En los países nórdicos y en el Reino Unido se permite pasar de curso automáticamente, la repetición (menos del 3%) suele ser por causas extraordinarias. Podemos aprender de ellos cómo lo hacen.
Falla el alumno o el sistema se muestra incapaz, el hecho es que, en muchos casos, la repetición de curso ha sido un refugio, como consecuencia de no saber dar una respuesta personalizada. Es verdad que el profesorado suele argumentar que promocionar alumnos con grave desfase curricular, es peor para ellos y para sus compañeros. Pero también es verdad que, en la mayoría de los casos, no ayuda a los estudiantes ni académica ni socialmente, al tiempo que implica graves riesgos para su trayectoria posterior. La mayoría de estudios confirman que es una mala estrategia, poco eficaz. Un buen estudio, accesible online, del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa (IVEI) en 2009 también lo muestra. En fin, como decía Jorge Calero, viene a suceder lo mismo que con el hábito de fumar: todo el mundo sabe que no es bueno, pero se sigue haciendo del mismo modo que se sigue fumando. EURYDICE tiene un buen informe de 2011, traducido y editado por el MEC, donde se muestra cómo las prácticas varían enormemente de unos países a otros: el que un niño tenga que repetir un curso escolar depende más de la cultura educativa del país y de la valoración del docente que del rendimiento del alumno. En el caso español es un recurso, inscrustado en la cultura escolar, que no funciona. Hora va siendo de disponer de otros mejores para el bien del alumnado, del profesorado y del propio sistema.
Publicado en Escuela, febrero 2016
(*) Antonio Bolívar. Catedrático de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Granada
Publicado en el periódico Escuela, febrero 2016