Durante tres años, el prestigioso fotógrafo y cineasta Yann Arthus-Bertrand (París, 1946) recorrió el planeta en busca de respuestas. Sus preguntas se refieren a temas compartidos por toda la humanidad: ¿Qué es el amor?, ¿Qué significa la guerra? ¿Qué es la felicidad? Hizo las mismas preguntas a 2.020 hombres y mujeres de 60 países y 63 idiomas, ya fueran personas desconocidas o populares, como el ex presidente de Uruguay, José Mujica. Filmó con un plano fijo y un fondo negro sus temores, deseos, pesadillas, alegrías y recuerdos. Una monumental serie de entrevistas realizadas a personas de cualquier país, etnia y clase social).
El resultado es un abanico de confesiones de todo tipo. Un hombre que proclama el amor por su esposa, una prostituta que quiere algo mejor para sus hijos, un niño que recrimina a su madre que le vendiera, una mujer que celebra tener una nevera, la que pide que el mundo sonría, el gay que fue apaleado, el hijo de un terrorista islamista que atentó en Estados Unidos en 1993, un senegalés que defiende su poligamia. Hay lágrimas, risas, desesperación y entusiasmo. Y algunas vivencias traumáticas. Básicamente, una amplia panorámica de la condición humana encerrada en tres horas de metraje. De vez en cuando, a modo de respiro, se intercalan imágenes aéreas de lugares que Arthus-Bertrand convierte en bellos en cualquier caso: vertederos, favelas, campamentos, hordas de hinchas, desfiles militares, miles de personas en una piscina en Corea, una boda múltiple en China. También impresionantes paisajes, océanos y cascadas.
Yann Arthus-Bertrand presentó este enorme proyecto documental en el pasado Festival de Venecia, luego se estrenó en Francia y ante la Asamblea General de la ONU y ahora está accesible para cuantas organizaciones benéficas, no gubernamentales o administraciones hayan querido programar visionados. A través de la Alliance Française, colaboradora habitual de la delegación de Cultura y Memoria Histórica y Democrática de la Diputación de Granada, se realizará hoy este preestreno. El proyecto está financiado por las fundaciones sin ánimo de lucro Goodplanet y Bettencourt Schueller.
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