Esta tarde, a las 19,30 horas, se inaugura en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca de Andalucía la muestra ‘Póstuma en vida’ que recoge una nutrida obra de las últimas dos décadas del artista Carlos Jiménez Martín (Sevilla 1953) que desde 1976 vive en Granada, habiendo impartido clase en los IES ‘Ángel Ganivet’, ‘Mariana Pineda’, ‘Albaicín’ y ‘Pedro Antonio de Alarcón’ de Guadix. En la actualidad es profesor de la Facultad de Bellas Artes. En esta exposición expone obras de distintas temáticas, algunas de ellas provocativas, otras sorprendentes realizadas con técnicas diversas y variados soportes en los que ha representado retratos, paisajes o bodegones en los que no falta la crítica política, social o religiosa. Se puede visitar hasta el 31 de marzo en horario, de lunes a viernes, de 10 a 13 horas y de 19 a 21 horas.
Visita cuyo recorrido recomienda se haga «con la mente y ojos muy abiertos porque van a encontrar todo tipo de obras, direcciones estéticas, ideas e intenciones. Hay una gran variedad porque es obra de los últimos 20 años hasta hoy. Mientras hay pintores que hacen exposiciones cada año, yo he ido acumulando durante 20 años y toda la diversidad que se puede recoger durante tanto tiempo está aquí». Igualmente reconoce que se trata de «una exposición muy abigarrada», pues el número de obras es muy amplio. «Mi idea inicial era mostrarla en el Hospital Real pero no ha podido ser. Me ponían tantas pegas que decidí tirar por la calle de en medio y hacerlo en la Biblioteca donde a Javier, su director le pareció bien, y aquí estoy. Ha sido como la persona que buscaba asilo y aquí me ha dado protección», aclara.
Haciendo este recorrido visual nos encontraremos una zona primera de papeles enmarcados y entre ellos una colección de bandejas plateadas de pastelería que adquirió en un almacén sobre las que ha pintado motivos velazqueños (meninas, infantas, enanos, bufones, Felipe IV,…) con témperas, temple y acrílicos. A esta serie la ha denominado ‘Delicatessen velazqueños’. «A Velázquez lo comparo con el Dios de la pintura, y por eso sintieron admiración por su obra pintores como Manet, Picasso, Bacon,… e intento seguir su línea y estoy prácticamente imbuido por él en muchas de las cosas que hago. También he incorporado algunas cosas que se puede considerar irreverentes, pero «la religión católica tiene una gran ventaja sobre otras y es que admite el sentido del humor hacia ella, es decir no somos talibanes de nuestra propia religión». Obras en las que también se incluye alguna alguna alusión a Durero.
En la sala grande, justo enfrente de la entrada se aprecia una gran menina que lleva entre las manos un paño que pone ‘I love you Velázquez’, es la obra de mayor tamaño y está llena de colores complementarios, junto a ella unas especie de Santa Aurora, con una aurora boreal de fondo que sostiene sobre las manos un portátil y un móvil en cuya pantalla aparece la palabra ‘Dios’. «A modo de modernización de que los santos interceden por los hombres a través de la onda boreal auxiliados por ese portátil», a su izquierda hay una especie de alegoría de la Dama de Baza que tiene en sus manos una cabeza cortada que en realidad es un autorretrato del autor que simboliza el sacrificio a la gran diosa que es la mujer. A su izquierda un extraño cuadro en el que emerge el gran pintor hiperrealista Antonio López, que se titula ‘Antonio López colonizando la figuración’ y en el que se aprecian un conejo desollado, la Gran Vía, los membrillos, todo ello incrustado en un cuadro que incluye también una modelo que le pregunta ¿qué haces aquí en medio?
Frente a ellos se pueden ver unos cuadros de grandes dimensiones en los que aparece, a modo de selfie, el propio pintor con sus alumnos y a éstos transformados en los maestros que admira desde Rembrandt, El Greco, Goya, Velázquez…«Me gusta provocar con mi pintura y a nivel docente», manifiesta en referencia a varias obras provocativas como la que se ve una torera con el trasero al aire ante cuatro minotauros que «tiene que ver con el movimiento antitaurino» y en otra de un torso femenino desnudo con un pelo extraño. Le siegue otro titulado ‘Surtido de Rothkos’ en homenaje al gran pintor abstracto americano. A la vera otro con forma de copa, soporte ya estaba cortado y que el artista ha aprovechado para pintar una mujer en el interior de la copa llena con vino rojo. Le sigue un cuadro considerado de amor místico, que a partir de una imagen religiosa con una Dolorosa y un San Juan a los que ha incorporado de una flor de la pasión. En la esquina de la derecha un ángel con una cerbatana que a modo de Cupido dispara hacia la pareja.
En este momento que consultamos acerca de la fecha de realización de estas piezas a lo que responde que determinados cuadros los empezó hace 15 años pero los ha terminado hace unos días, pues los ha ido reformando a lo largo de este tiempo. A continuación nos explica que también se dedica a los tabús mitológicos, y como ejemplos, nos explica los dos obras expuestas en la sala ‘Leda y el Cisne. El adulterio’, «subida de tono por lo que pido disculpas a quien le puede molestar esta parodia, y ‘El nuevo Prometeo’ en la que aparece una figura con cabeza de cerdo que ha montado una carnicería. Antes nos encontramos una serie de cuadros pertenecientes a la colección de bodegones relacionados con vidrios. «Me gusta la pintura formal, tranquila, y son unos motivos preciosos para entretenerme pictóricamente», indica. Junto a ellos ‘La catedral del bar’, con un edificio construido a base de botellas de cerveza de Alhambra 1925 con el que realiza una parodia a la obra ‘La Catedral del Mar’, del abogado y escritor español Ildefonso Falcones.
Así mismo, encontramos cuatro cuadros en las que la protagonista es una máquina de escribir Underwood, que «tiene un punto pues me recuerdan a mi padre y que ya no vemos al haber sido sustituidas por los ordenadores. Cada una tiene un detalle que hay que apreciar como por ejemplo una en la que el teclado se ha cambiado por el de un piano y el papel es un pentagrama con notas discordantes. También ofrece esta antológica de Carlos Jiménez una serie de retratos, casi una treintena, de todo tipo y calibre, de personas reconocibles como Paco Pomet que le ha dedicado un precioso texto para esta exposición, José Freixanes, Antonio Río Guadix, Jorge Durán, mezclados con otros de salidos de la imaginación como el que representa un intelectual, un superhéroe rayado,… realizados unos sobre tabla y otros sobre lienzo.
También se han aprovechado las columnas del centro para exponer pequeños cuadros de ojos, a modo de poder apotropaico para espantar a los males de ojo. En este sentido, Jiménez aclara que un retrato en el que esté bien hechos los ojos funciona. En otra columna incluye otras pequeñas obras con grandes labios con las que crítica a quienes se someten a tratamientos para tener los labios grandes y brillantes, pero que parecen estar fuera de lugar. Tras dejar atrás las obras centrales de la exposición encontramos algunos paisajes y edificios granadinos, en especial de distintos rincones del Carmen de la Victoria, el hotel Reuma y el Generalife. Obras pensadas inicialmente para su exposición en distintos espacios de la Universidad granadina. En este momento, el pintor nos explica que está en contra de que los cuadros respiren y que su deseo es que se pueda ver la mayor cantidad de obras posibles. Otros dos paisajes corresponden a un atardecer de la catedral de Santiago con un gondolieri en referencia a un año se copiosas lluvias y una marina perteneciente a la serie de las máquinas de escribir, localizada en el mallorquí Torrent de Parei, que tanto atrajo y pintó Joaquín Mir.
Tras estas obras el visitante se encontrará con otro rincón dedicado a Velázquez. El pintor lo ha denominado ‘Trofeos velazqueños’ a los que junto las obras ha incorporado dos cabezas de cabra doradas realizada con pan de oro. En los cuadros se aprecian personajes como Inocencio X, Marte, y algún que otro provocador, titulado ‘Lo que no se atrevió a pintar Velázquez’ o ‘Picnic velazqueño’, ‘La madre Jerónima’,… Más a la derecha otra obra incluye un pavo real con el toisón de oro, la corona de la monarquía española, la bandera española y otro de un desnudo femenino sobre una escultura, una persona obesa que recuerda a la Venus de Willendorf, una sirena en la que la parte inferior es un cuerpo de mujer y la cabeza de pescado. Provocadora resulta también la cara llena de piercing cuya historia nos cuenta: «Primero pinté la boca, nariz y ojos porque me gustaban y pensé ponerle piercing con todo tipo de elementos, sin embargo el personaje está lastimoso porque se ha mordido la lengua». También los dos cuadros siguientes en los que nos sorprende con un retrato de Picasso autocoronando con una corona de laurel que está orinando sobre un cuenco y que califica de «critica a la figura histórica al que reconozco fue un excepcional innovador del arte». Para terminar una obra con un híbrido de búho y mujer, obra titulada «La conocí anoche y estaba todo muy oscuro» de la que indica «es una gracia pictórica» y vuelve a recordar que «mi exposición hay que verla sin ningún tipo de prejuicio religioso o moral. No hay deseo de ofender a nada ni a nadie». Otra obra curiosa es la que lleva el letrero de ‘Se reparan ojos a santos y divinidades’, en la que junto a representaciones de distintas culturas aparecen también los del bizco Pardá. Igualmente otro cuadro inspirado en la exposición de momias del Parque de las Ciencias, que lleva por título ‘Mario ama momia y momia ama Mario’, ‘Democracia todos iguales’ en el que ha representado un buitre una paloma y colibrí con el mismo tamaño y termina con una obra pequeña en la que aparecen dos cabezas cortadas enfrentadas y dos cuchillos, su título ‘Nuestro amor es imposible’. Carlos Jiménez informa que estará presente casi todos los días de la muestra y que le encantará realizar visitas guiadas a grupos de estudiantes.
OÍR AUDIO DE LA ENTREVISTA (QUE PUEDE SERVIR DE AUDIOGUÍA PARA VISITAR LA EXPOSICIÓN):
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