Arriero: ¿Qué te han parecido las clases de Lengua y Literatura que hemos llevado a cabo hoy con los niños y jóvenes de ese colegio de Ronda, Molinera?
Burra: Bueno…, bien…
Arriero: ¿Bueno…, bien… qué? ¿Eso es todo?
Burra: Los ha sacado usted a la calle, que, en los tiempos que corren de la Covid, no es poco.
A: Los he sacado y han permanecido todo el tiempo atentos y emocionados… Se han entusiasmado leyendo sus textos a los compañeros, trasmitiendo vivencias y preocupaciones personales… Los cuentos inventados por ellos, poesías, anécdotas, haikus, greguerías y pareados han sido de lo más ocurrentes… Hemos fijado, además, nuestras experiencias en papel, dejando así constancia de las mismas para los niños y jóvenes, no sólo coetáneos, sino de otros tiempos y lugares.
B: Sí, es verdad. A los niños les encanta escuchar lo que escriben sus compañeros, pero es que…
A: ¿Pero es que…, qué? Hablar de literatura mientras paseábamos alrededor del campo de deportes con los niños más pequeños o por el sendero que conduce a los Molinos del Tajo, con los mayores, ha sido muy motivador. Lo mismo que escuchar las audiciones reproducidas en sus propios móviles: esas narraciones y teatros leídos por ellos mismos… ¿Recitar, también, poesías de forma colectiva, adaptando el compás de nuestros pasos a su ritmo y rima, te parece poco? O la misma adquisición del habito de leer y caminar al mismo tiempo… ¡Por favor! Se trata de actividades y sensaciones que llegan muy adentro. Sensaciones que estos muchachos, con el paso del tiempo, las recordarán como íntimas e inolvidables.
B: Yo no digo que todo eso no esté bien, pero…
A: ¡Pero…; pero…! ¡A todo le pones un pero…! Es verdad que la gramática ha cojeado un poco, pero no me digas que el intercambio de opiniones e, incluso, la exposición en público hecha por los propios alumnos no han sido de un altísimo nivel formativo…
B: Ha sido fantástico, es verdad. Sin embargo…
A: ¿Fantástico sólo? No sé lo que harás tú con tus mulitos y ruchitos, pero, en nuestro caso, si quieres que un alumno profundice en la vida y obra de un autor asóciala a un recorrido, a unos lugares concretos y a unas situaciones vividas en el exterior… ¡Verás la intensidad de la experiencia! Es lo que tiene el caminar. El paisaje, el aire, el ritmo andariego, la compañía, la voz de quien lo cuenta… ejercen una poderosa influencia en nuestra emotividad. Basta con volver a pasar por esos mismos lugares, para rememorar lo aprendido y vivido. Por cierto…, no me digas también que no ha sido sublime ese momento en el que, al hablar de Machado, hemos cerrado todos los ojos e imaginado estar a la vera de un río; o mencionar a Miguel Hernández frente a su hato de cabras; a Alberti, frente al mar; a Juan Ramón, caminando junto a Platero; o a Pablo Neruda, besando a quien amaba…. Ya te lo he dicho: ¡una experiencia irrepetible…! Lo mismo que asociar esas sensaciones a una canción o a unos olores determinados…
B: ¡Qué me va a contar usted a mí de olores, sonidos y recuerdos…! Aunque…
A: ¡Y dale con la matraca! Pero…, aunque…, sino…, sin embargo… ¡Venga a poner conjunciones adversativas a mi relato….!Lo sé, lo sé… Para el tema ese que te preocupa a ti de las tendencias y períodos literarios, nosotros, los pedagogos andariegos, como en otras materias, echamos mano de las Líneas de la Historia a partir de hitos colocados en el recorrido. Ya sé que con la llegada de la tecnología digital se han abierto impresionantes posibilidades en la elaboración de las líneas cronológicas… Pero reconoce que la elaboración de paneles, dibujos, paneles cerámicos y reproducciones escultóricas hechas por nosotros mismos y colocados en puntos estratégicos, no consigue el mismo fin. ¡O mejor si cabe, que permanecer como muermos asidos al pupitre, a la pizarra digital o a la pantalla del ordenador… ¡Vamos, hombre! ¡Por favor!
B: Tiene usted razón. Con todo y con eso…
A: ¿Y qué me dices de aquella otra iniciativa, recurrente y original como ninguna, que llevamos a cabo el otro día? Sí, mujer, hablo de poner música inventada por nosotros mismos a poemas concretos. Música para ser cantada y bailada… Nosotros lo hemos hecho con el “Volverán las oscuras golondrinas” de Bécquer, o la “Canción del pirata” de Espronceda, siguiendo, por cierto, tu propio compás al caminar, Molinera… Cantar también, cómo no, esas baladas que muchos cantautores han dedicado a poemas conocidos. ¡Nada como escuchar a Serrat, cantando la “Nanas de la cebolla” de Hernández! ¡O a Neruda en la voz de Olga Manzano y Manuel Picón! ¡O, siguiendo la tradición de trovadores y repentistas alpujarreños y sudamericanos, componer letras propias a base de utilizar la décima espinela de nuestro genial paisano Vicente Espinel! ¡Por favor!
OIR ‘VOLVERÁN LAS OSCURAS GOLONDRINAS’ INTERPRETADO POR ISIDRO:
B: ¿Me va a dejar usted hablar de una santa y “sin favor” vez, señor arriero?
A: Habla, habla, Molinera. Perdona…. ¡Es que estoy tan emocionado con la experiencia…!
B: Le tengo que reprochar el que, en sus paseos, saque usted a colación demasiado a menudo a ese tal Cervantes, ponderando su literatura… ¡Menudo personaje! ¿Sabe usted, señor Isidro, que, con motivo del día del libro, las burras de todo el mundo acordamos nombrar al susodicho persona “Non grata”?
A: ¡Ja, ja, ja! ¿A D. Miguel de Cervantes Saavedra? ¿Vosotras, las burras?
B: Sí, persona “Non grata” a tan “gran escritor”, “egregio humanista” y “desfacedor de entuertos…” Al canalla y olvidadizo autor del Quijote… –digo yo.
A: ¿Y eso…?
B: Pues porque, además de ignorar el nombre de aquel pueblo de la “España vaciada” (en un lugar de la Mancha, escribe…) , se olvidó también de poner nombre propio a quien, en su novela, más briega, peor lo pasa y menos reconocido es su trabajo…
A: ¿El caballo de don Alonso?
B: A ese sí le puso nombre propio. Y bien altisonante, por cierto: ¡“Rocinante”!
A: Entonces, no sé de quién me hablas …
B: Del animal que montaba Sancho Panza…
A: Ah, del burro ese! Pero…, si mal no recuerdo, Cervantes le llama “rucio”…
B: Rucio no es ningún nombre propio. Rucio se refiere al pelaje, no al nombre y, menos aún, al género. Además, y dicho por arrieros viejos acreditados, por la forma de comportarse dicho animal no se trata de ningún burro, ¡sino de una burra!
A: No lo sabía…
B: ¡Qué vergüenza! Olvidarse de poner nombre propio a las criaturitas que más trabajan, permaneciendo calladas, y cargando de continuo con desconsiderados…
A: ¿Hablas de las “asnas”?
B: Hablo del trabajo que, dentro y fuera de la casa, llevaron y llevan a cabo “burras” como la abuela de usted o la madre de usted. Eso, tengo que reconocerlo, sin hablar de personas, también como usted, que se desgañitan predicando pedagogías andariegas que, a lo que se ve y con el sistema educativo actual, no van a ninguna parte. Pedagogías eficaces ¡si lo sabré yo!, a las que, a diferencia de otras (Flipped Classroom, Gamificación, Montessori, Design Thinking…), apenas nadie presta atención.
Isidro García Cigüenza
Blog personal ARRE BURRITA
EN CAPÍTULOS ANTERIORES
Capítulo 1: «Pedagogía caminera. Mi mejor maestra: una burra andariega»
Capítulo 2: «Aprendemos caminando… del ronzal de mi burrita Molinera»
Capítulo 3: «Por unas Matemáticas andariegas. Diálogo entre el arriero y su burra»
Capítulo 4: «A vueltas con las “Matracas”. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 5: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»