Arriero: Molinera, si te soy sincero no sé cómo encarar esta clase dentro de nuestra Pedagogía Caminera.
Burra: ¿Y eso?
Arriero: Pues porque, ante el dicho y el hecho de los que disponen que se imparta esta disciplina, mi corazón y mi entendimiento se disocian de manera irreconciliable, como si de aceite y alpechín se tratara…
B: Desahóguese, señor arriero.
A: Digo que, lo aparentemente válido y conveniente de los contenidos que se propugnan, se tornan en bofetadas y escupitajos, vertidos ahora contra mis propios principios éticos.
B: Pues sí que se ha vuelto usted enigmático … ¡Explíquese, por favor!
A: En esa ley se afirma taxativamente que “ Valores sociales y cívicos es una asignatura que trata de permitir a los alumnos aprender a conocerse a sí mismos y a los demás, a respetar las diferencias, conocer sus derechos y deberes como ciudadanos…”
B: ¿Y bien?
A: Pues que los mismos que han ordenado dichos principios son los primeros que ignoran la diferencias de mis opiniones y mis derechos como ciudadano…
B: Hable en plata, señor arriero…
A: Mira Molinera. Me revienta que unos señores, afiliados a Partidos Políticos y tomando posiciones de auténticos hinchas ultras (intolerantes, irreverentes y revanchistas…) me propongan a mí y al resto de ciudadanos a quién, de entre ellos, puedo votar o no votar para dirigir los graves asuntos de la nación. En su ley, ordenan que “se favorezca el análisis crítico, el diálogo y la argumentación, la tolerancia, la gestión democrática de las normas, un sistema propio de valores, la apertura hacia el otro…” , siendo que ellos mismos ignoran descaradamente mis opiniones y mis propuestas.
B: ¡Por favor, no me venga usted con monsergas…! Esa diatriba del ser y deber ser de los políticos ya se daba en tiempos de mi ta-ta-ta-rabuela Jorasquina. Fue precisamente el caballo Incitatus, (el preferido del Calígula y aspirante a Cónsul con acceso directo al Senado romano) quien le puso al día, ya en su época, de la grave hipocresía de los mismos. ¡A ver, al grano… y dígame de una santa vez qué mosca le ha picado!
A: Te lo diré a las claras… Contrario como soy a ese procedimiento pseudo-democrático, llevo, consciente y responsablemente conmigo mismo, treinta y seis años sin votar en ninguna convocatoria local, autonómica, nacional o europea… Y en ningún momento, nadie, absolutamente nadie, ha interpretado electoralmente mi opinión, ni la de muchos que como yo, no votamos por decencia moral. Por el contrario somos permanentemente denigrados por aquellos como antisociales, antidemócratas e insolidarios…
B: ¿Es usted anarquista, acaso?
A: No, no lo soy. ¡Ojala fuera lo consecuente que fueron aquellos anarquistas de estas comarcas serranas en tiempos de la República, y aún antes! Asalariados del campo que, por poco más que una arroba de pan, un cantín de aceite y un saco de garbanzos, trabajaban de sol a sol durante todo un año para el “señorito”! ¡Anarquistas solidarios y cultos, que repudiaban a los que de entre ellos bebían alcohol, jugaban a apuestas o pegaban a sus mujeres…!
B: Pues no lo entiendo… Porque me consta que usted está comprometido con la realidad social, política y humana de lo que ocurre a su alrededor… Me consta su respeto a las normas que dictan esas mismas autoridades… Sin ir más lejos, ¡mire lo que nos ocurrió con los guardia civiles …!
A:¿Cuáles? ¿Los que nos pararon en la carretera?
B: Sí, las dos patrullas que nos pararon hace tres y dos semanas respectivamente… Los primeros nos regañaron porque íbamos caminando por el margen derecho de la carretera, diciéndonos que, como peatones que éramos, debíamos ir por la izquierda … Y, los segundos porque, según ellos, siendo equivalentes a un vehículo de tracción animal, debíamos de ir por la derecha… Y ahí estaba usted, pidiendo disculpas a ambos y acatando sin rechistar sus órdenes por contradictorias que resultaran.
A: Me duele que como ciudadano, no se me de la oportunidad de proponer sistemas alternativos de enseñanza; sugerir que se potencie la implicación directa de la sociedad en la toma de decisiones, que se lleve a cabo una educación sincera y consecuente…
B: ¿Puedo hacerle una pregunta comprometida, señor Isidro?
A: Puedes preguntarme lo que quieras, Molinera. Contigo da gusto hablar porque, al menos, escuchas y opinas sin rebuznar, dar coces, ni pestañear siquiera…
B: Dígame. Si a usted no le dejan aportar nada a la Política Educativa del país que a tantos de millones de niños y jóvenes afecta … ¿a qué ese empeño por potenciar una Pedagogía Andariega, aún sabiendo que nadie le va hacer caso y que, antes bien, van a tachar su propuesta de irreal y fuera de contexto?
A: Precisamente porque propugno la Utopía, Molinera. Una utopía que me lleva a reivindicar, desde el testimonio de los hechos y no de las palabras, el derecho de niños y jóvenes a una educación abierta y comprometida. Una educación que, desde el diálogo y el respeto sinceros, cuente con ellos, con el entorno en que crecen y con la gente con quien conviven.
B: Y si no es mucho preguntar: ¿qué dicen sus hijos de esa actitud tan cabezota suya? ¿Le siguen?
A: Te puedo asegurar que evito hablar con ellos de este asunto. Y ello porque no les quiero aleccionar con mis teorías, no sea que estén equivocadas… Les insisto, eso sí, en que, sin menoscabo de sus ideas, respeten las de los demás, a la autoridad elegida y a la ley. No sé si votan, no votan, o lo que votan. Yo, a ellos y a mis alumnos, sólo les predico con el ejemplo…
B: Me recuerda usted a Sócrates, señor Isidro. Aquel filósofo que, llevando una pedagogía práctica, favorecía la reflexión, el diálogo y la tolerancia. Y tengo entendido que, también como usted, acataba la ley, llegando incluso a renunciar a escapar cuando le condenaron a muerte injustamente.
A: ¡Ja, ja, ja…! ¡No es para tanto, amiga burrita! Aunque para tu información te diré que, el único sobresaliente que saqué en mi época de estudiante, fue el que me dio mi profesora de griego por un trabajo que versaba sobre la similitud ética y ejemplar de los comportamientos de tres empedernidos andariegos: tu citado Sócrates, Gandhi y del propio Jesús de Nazaret . El mismo, este ultimo, que entró en Jerusalén a lomos de la nieta de tu antepasada Jorasquina y que sería crucificado días después…
B: ¿De su nieta, dice? Está usted muy equivocado, señor maestro. De su hija sería, en todo caso…
Isidro García Cigüenza
Blog personal ARRE BURRITA
EN CAPÍTULOS ANTERIORES
Capítulo 1: «Pedagogía caminera. Mi mejor maestra: una burra andariega»
Capítulo 2: «Aprendemos caminando… del ronzal de mi burrita Molinera»
Capítulo 3: «Por unas Matemáticas andariegas. Diálogo entre el arriero y su burra»
Capítulo 4: «A vueltas con las “Matracas”. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 5: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 6: «La clase de Música en la Pedagogía Itinerante»
Capítulo 7: «Los olores… en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 8: «La asignatura de Valores Sociales y Cívicos en la Pedagogía Andariega»