Arriero: “¡A vosotros me dirijo, gente echada al camino! ¡Gente que renunciáis a caminar adormilados! ¡Que vivís esperanzados en llegar a sentir de otra manera la rutina cotidiana de los pasos sucesivos…!
“¡A vosotros quiero hablaros, compañeros, pero no desde la verborrea del maestro liendre que de todo sabe y de nada entiende, sino desde ese otro lenguaje sigiloso y querencioso que desde mi interior se dirige hacia vuestro interior…!
“¿Buscáis transcender? ¿Aventuraros, sin saber lo que os vais a encontrar? ¿Sobrevivir con lo mínimo?¿Recrear nuevos paradigmas estéticos y vitales? ¿Asomaros a la gruta maravillosa de la fantasía y de la imaginación…?
“¡Si es así, me gustaría que supierais que no estáis solos! ¡Que somos muchos los que sentimos esa misma necesidad! ¡Muchos los que nos lanzamos a avistar desde las alturas de nuestras sierras y cordilleras, el límpido cielo azul de nuestra amada Andalucía!
Burra: ¿Podría usted bajar un poquito la voz, señor arriero? ¡Así no hay quien se concentre! Pero, ¿ a cuento de qué esa palabrería tan altisonante?
Arriero: Estoy ensayando el discurso inaugural para cuando me la Junta me nombre hijo adoptivo de Andalucía, Senderista Mayor, Pedagogo honorario o, simplemente, pregonero de la fiesta de nuestra barriada.
Burra: Ja, ja, ja… , probablemente sea esto último lo que le nombren si, previamente claro, se gana usted la voluntad del concejal de turno…
A: Y tú, Molinera, ¿se puede saber qué leías con tanta concentración?
B: Psssss…
A: ¿A ver? Ja, ja, ja… ¡Me lo tenía que haber imaginado!
B: Lo leo y lo releo, pero no entiendo nada. Lo del principio, sí. Lo de que “Platero es un burro pequeño, peludo y suave…”, eso está claro. Lo de que “le gustan las naranjas mandarinas”, también. Pero hay cosas que…
A: ¿Por ejemplo?
B: Eso de que el animal se va a un charco de “aguas de carmín, rosa y violeta” y que por su profunda garganta pasan “umbrías aguas de sangre…”
A: Es el cielo del atardecer que se ve reflejado en el bebedero donde acude el animal a saciar su sed. Se trata de una metáfora, Molinera. La utilizaban con frecuencia los escritores modernistas del siglo pasado: Rubén Darío, Juan Ramón Jiménez; Antonio Machado, Carmen de Burgos, Clara Campoamor, María Lejárraga…
B: Los escritores “moder…” ¿qué?
A: ¡Mo-der-nis-tas…! Aquellos escritores que, imbuidos de la estética romántica, hacían de la palabra una pura evocación del mundo sensorial que les rodeaba… Por eso a ti, acostumbrada a llamar “al pan, pan, y a la algarroba, algarroba”, te cuesta entenderlos.
B: ¿Evo… qué ha dicho?
A: Sí, mujer… Evocación literaria. Expresar literariamente lo que percibían por los sentidos haciendo uso del empleo de sinestesias: “verso azul”, “sol sonoro”… Se trata de transmitir mediante palabras sonoras el goce estético que siente el poeta ante la madre naturaleza. El adjetivo y la metáfora se convierten así en sus recursos favoritos y, por eso hallarás de continuo en sus libros todo un repertorio de colores escogidos y característicos: el azul, violeta, cerúleo, lila, ébano, púrpura, granate, oro, plata, rubí, zafiro, marfil… También los ambientes que recrean tendrán un valor simbólico y evocador. Los interiores, tanto como exteriores, los amueblarán con salones elegantes espejos, divanes, pianos, arañas de luz, búcaros con flores…; lunas y aromas nocturnos, jardines lejanos y otoñales con fuentes, estanques y surtidores. Así mismo, sus personajes, reales o mitológicos, estarán cargados de simbología imaginaria (princesas, caballeros, ninfas, sátiros, sirenas…), además de animales elegantes o fabulosos (cisnes, pavos reales, leopardos, tigre, elefantes, dragones, unicornios…).
B: ¿Y burros no?
A: Pero, chiquilla ¿no estás tú leyendo, acaso, ese libro sobre un burro?
B: ¡Es verdad! ¿Y usted, señor Isidro, es un escritor Modernista?
A: Yo no he superado aún la etapa literaria anterior: la del Romanticismo.
B: Sí, pero usted utiliza también metáforas en sus discursos y explicaciones ¿verdad?
A: Sí, claro… Se trata también de un recurso didáctico con el que acceder al entendimiento y sensibilidad de los niños…
B: ¿Y cuando yo me muera, va usted a escribir, como hace el señor Juan Ramón con Platero, metáforas sobre mí? Porque, sinceramente, yo, ¿qué significo para usted?
A: No me hagas ese tipo de preguntas, Molinera, que se me ponen los ojos vidriosos… Además de compañera de viaje, tú, burrita guapa, eres el pasaporte que me da acceso a descubrirme a mí mismo además de la ternura de las personas que nos leen y con quienes nos cruzamos por el camino de la vida…
B: Bueno…, tampoco es para tanto. Ahora, si no es mucho pedir, ¿le importaría leerme en voz alta algún capítulo de este libro sobre Platero? Si le digo la verdad, me resulta harto complicado pasar sus hojas de una en una, porque se me pegan en la punta de… ¡No, no, no! , mejor: “porque las aladas mensajeras de estos ébanos libros se me pegan en la punta de mi cerúlea lengua”. ¿Lo he dicho bien, señor maestro? ¿Soy acaso , también yo, una poetisa Modernista?
ISIDRO GARCÍA CIGÜENZA LEE UN FRAGMENTO DE ‘PLATERO Y YO’
Isidro García Cigüenza
Blog personal ARRE BURRITA
EN CAPÍTULOS ANTERIORES
Capítulo 1: «Pedagogía caminera. Mi mejor maestra: una burra andariega»
Capítulo 2: «Aprendemos caminando… del ronzal de mi burrita Molinera»
Capítulo 3: «Por unas Matemáticas andariegas. Diálogo entre el arriero y su burra»
Capítulo 4: «A vueltas con las “Matracas”. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 5: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 6: «La clase de Música en la Pedagogía Itinerante»
Capítulo 7: «Los olores… en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 8: «La asignatura de Valores Sociales y Cívicos en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 9: Los Poetas Modernistas en la Pedagogía Andariega