En muchas ocasiones, especificar el lugar de nacimiento de un personaje es decir muy poco acerca del mismo. En otras épocas, el parto podía adelantarse a lo esperado, y muchas embarazadas dieron a luz en pueblos y ciudades que no eran su lugar de residencia o de vecindad. Este acontecimiento era bien especificado en otras épocas, y se hablaba de que alguien había nacido “por accidente” en tal o cual localidad.
Pero también es necesario hablar de la movilidad y de que algunas familias vivían a caballo entre dos localidades o pasaban largas temporadas en otro espacio. En la Edad Moderna, se solía especificar con bastante precisión que una persona era “natural” de un pueblo, “vecino” de otro, y “residente” en un tercero. El primer término indicaba el lugar de nacimiento, el segundo el de la localidad donde vivía habitualmente y el tercero la localidad en la que se encontraba temporalmente por alguna razón. En algunas localidades todavía se utiliza la expresión remanecer, para indicar que uno no ha nacido en esa localidad, pero que sin embargo allí se encuentran sus orígenes familiares.
Eso es lo que le ocurrió a don Francisco José Fernández Navarrete del que sabemos que nació en Granada, aunque su familia era de La Zubia. Sus padres nacieron en ella y allí se casaron; e incluso alguno de sus hermanos nació en esta localidad. No sólo eso, en sus obras hace continuas referencias a experiencias vitales que tuvieron lugar en la villa, por lo que sin duda puede ser reivindicado como un vecino más.
Buceando en su árbol genealógico, todavía por reconstruir en detalle, podemos ver que don Francisco José, era hijo de Juan Fernández Cañasveras, nacido en La Zubia en 1637; y de Andrea Navarrete, nacida en la misma localidad en 1641, donde también habían casado en 1663. Los abuelos paternos eran respectivamente de Salobreña y de La Zubia; de hecho, su padre, aunque nació y vivió en la villa de La Zubia, casó en primeras nupcias con una vecina de Salobreña, lo que indica que tenía relaciones con la tierra de su padre. Por su parte, los abuelos maternos eran de La Zubia y de Huelma (Jaén), el abuelo era hijo de un repoblador llegado a La Zubia desde Albánchez (Jaén). En definitiva todos sus antecesores eran naturales de las tierras del antiguo reino de Granada, predominando sus raíces zubienses, a los pies de Sierra Nevada, a la que tantas veces hizo referencia en sus escritos.
El padre de nuestro protagonista vivió primero en La Zubia. Tras enviudar casó el 3 de diciembre de 1663 con Andrea Navarrete, con la que tuvo una hija, Jerónima, nacida al año siguiente. Pero la familia se trasladó a Granada, a la parroquia de Santa Escolástica (actual Santo Domingo), donde nacería ya nuestro protagonista en fecha indeterminada, pero hacia 1680. Desde 1702 está acreditaba su asistencia a la Universidad Granadina, donde estudió medicina, licenciándose en mayo de 1709; ese mismo año había casado unos meses antes con doña Feliciana de Bargas y Villaroeal, natural de Granada y sobre la que se conocen pocos datos. Hasta ahora tampoco han aparecido noticias sobre su posible descendencia.
Pronto fue catedrático de Anatomía y en 1717 ya era catedrático de Prima de Medicina. También fue examinado por el Tribunal del Protomedicato, que era el encargado de avalar el título para el ejercicio de la medicina, ascendiendo en 1724 a médico de cámara y en 1733 a médico supernumerario de cámara. De esta manera podía ejercer la medicina y no sólo la docencia. Pero además dominaba varias lenguas, y sabemos que escribía en latín, griego, francés y que tenía conocimientos de portugués, italiano e inglés. En sus escritos se han encontrado pentagramas, lo que indica sus conocimientos musicales; pero además era un excelente dibujante y magnífico pintor. Por ejemplo, suyo fue el dibujo de la portada del “Mercurio Académico”, un proyecto de la Real Academia Matritense de Medicina utilizado como portada de este artículo.
Un acontecimiento fundamental para Granada y para nuestro protagonista fue la visita regia de Felipe V y su corte. Fernández Navarrete se incorporó al séquito del duque del Arco, que sería su protector y que le llevaría a la corte madrileña. Al duque le dedicó su obra más importante para nosotros “Cielo y Suelo granadino”, motivada en parte por las preguntas que le hacían los cortesanos madrileños poco informados sobre nuestra región. Aunque muy difundida, no fue publicada hasta el año 1997 por Antonio Gil Albarracín, seguramente el mayor investigador de este médico granadino.
Cuando ya estaba asentado en la corte, en 1732, solicitó su jubilación en la cátedra granadina que disfrutaba. En la capital del reino se vió incorporado a las más prestigiosas instituciones como la Academia Médica Matritense, o la Real Academia de la Historia, a lo que contribuyeron sus numerosos trabajos publicados o difundidos manuscritos en los siguientes años. Su producción fue muy numerosa y entre sus obras destacan unas “Efemérides barométricas-médico-matritenses” primeras anotaciones valorando la relación entre el clima y la situación médica de una región. También fue uno de los primeros en oponerse al uso exagerado del agua, que en la primera década del siglo XVIII empezó a introducirse en la práctica como medicina natural usándose para todas las dolencias.
Según su biografía de la Real Academia de la Historia, fue seguidor de Kircher y de Bacon y ejerció además de la medicina, como botánico, mineralogista y zoólogo. Ha sido considerado el introductor de la Historia Natural en España y contribuyó a la difusión de la botánica incluso elevando a la Real Academia Española en 1740 unas reglas para la nominación de las plantas. Puede ser considerado un prototipo de médico ilustrado de su época, que en España empezaban a combatir la superstición mediante el uso de la razón y de la experimentación.
En sus obras, especialmente en Cielo y Suelo Granadino, Francisco acudirá a su propia experiencia personal y la plasmará, recogiendo anécdotas o conocimientos adquiridos en la Zubia, e incluso citando pagos precisos como Arabenaz. Así por ejemplo hace referencia a los capones de esa zona que eran famosos en su época por su tamaño; o a las raposillas.
También de los frutos que había por entonces en La Zubia se hacía eco nuestro médico ilustrado, por ejemplo menciona a los albaricoques, en su variedad de Damascos que se criaban en la localidad.
En ocasiones incluso hace referencia a sus propias experiencias, como haber visto a “curanderos” utilizar medios naturales para la sanación, concretamente cuando hace una descripción de las gayombas y sus virtudes.
Citar por último que en la descripción física del territorio, tampoco olvida su faceta poética nuestro médico, que como buen ilustrado cultivaba casi todas las artes, incluida la literaria, y así describe al cerro Huenes, como un escabel.
Su obra incorporó varios planos de nuestra región, entre ellos una “Imagen del arzobispado de Granada, de 1732”, presidida, eso sí, por la Virgen de las Angustias, en donde nuestro insigne galeno dibujó todos los pueblos de esa jurisdicción, incluyendo por supuesto el de sus padres y abuelos.
En definitiva un personaje por descubrir, un médico ilustrado oriundo de Granada, que contribuyó a la difusión de nuestra región y al avance de la ciencia en general; pero muy desconocido todavía, y que bien merece algunos reconocimientos en la ciudad que le vió nacer, o en la villa de sus ancestros que tan bien conoció, y que dejó reflejada en sus obras.
AROMAS DEL LAUREL:
Un recorrido por la
historia de La Zubia.
Alberto
Martín Quirantes
Miembro del CEI Al-Zawiya
VER CAPÍTULOS ANTERIORES:
01 La Inquisición en La Zubia
02 Antonio Gala y los Sonetos de La Zubia
03 La Infanta de La Zubia
04 Los cementerios de La Zubia (1ª parte)
05 El órgano de la Iglesia de La Zubia
06 Los cementerios de La Zubia (2º parte)
07 La Huerta Iberos
08 Los cementerios de La Zubia (3ª parte)
09 La ocupación francesa en La Zubia
10 Los cementerios de La Zubia ( y 4º parte)
11 Trogloditas en La Zubia
12 Los mozárabes en La Zubia
13 Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde
14 La llegada de la guardia civil a La Zubia (1ª parte)
15 La llegada de la guardia civil a La Zubia ( y 2)
16 El campo de Tiro de La Zubia
17 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (1ª parte)
18 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (2ª parte)
19 Los verdaderos señores de La Zubia
20 Francisco Fernández Navarrete (c. 1680-1742), un médico en la corte de Felipe V