El municipio de La Zubia, atesora un importante caudal patrimonial, parte del cual se encuentra en la Iglesia Parroquial. Lo que no todos saben es que parte de esas joyas, no son originarias de la parroquia, sino que pertenecen al desaparecido convento de San Luis, el Real.
El convento de San Luis, el Real, fundado por la reina Isabel I de Castilla, estuvo habitado por frailes franciscanos, y es por eso que allí se encontraban numerosas imágenes y cuadros del propio San Francisco de Asís, y de otros santos franciscanos. En la misma iglesia se conservan las tallas de San Francisco de Asís, San Antonio de Padua, Santa Isabel de Hungría y de San Roque, seguramente todas ellas procedentes del convento. De igual modo hay toda una colección de cuadros que relatan la vida de San Francisco: como son la Conversión de San Francisco; el sueño del papa Inocencio III; San Francisco renuncia a su herencia; muerte de San Francisco o la comida de franciscanos y clarisas. Algunos de estos cuadros se guardan en la casa parroquial y probablemente decoraron las estancias del desaparecido convento. El programa iconográfico de la vida de San Francisco solía enriquecer las paredes de los claustros, de forma que mientras se rezaba o meditaba entre sus naves se podía tomar ejemplo de la vida del fundador de la orden.
Pero hoy, me quiero referir a otra imagen conservada en la iglesia, concretamente la de San Francisco Solano. Se encuentra ubicada a los pies de la nave, en el lado del evangelio; y es una escultura de bulto redondo, realizada en madera tallada, luego dorada con pan de oro y policromada con pigmentos. Sus dimensiones son: 1’15 × 0’57 × 0’45 m. Es una obra de autor anónimo, de estilo barroco y de escuela granadina; no obstante la cronología propuesta de su factura es muy abierta entre 1650-1749.
Según la ficha de esta talla existente en la base de datos del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, es una “Imagen de tamaño medio que representa a un santo dando la bendición con la mano derecha, mientras que con la izquierda sujeta una cruz. Viste túnica y capa verdes, con adornos vegetales en dorado. A sus pies aparecen dos pequeñas imágenes que representa a dos indígenas, de piel oscura, semidesnudos, con faldas de color rojo, azul y verde, y arrodillados ante el santo. La capa de la imagen está realizada en cartón-piedra.”
Sabemos que hasta 1810, que se hizo un inventario de bienes del convento, en la iglesia del convento había un altar a San Francisco Solano, lógicamente presidido por su imagen y que además contenía “dos candeleros de metal y atril de madera”. No sería hasta 1833 cuando se produjo la supresión de las comunidades de religiosos; y los franciscanos del convento de San Luis el real de La Zubia, no fueron una excepción. A partir de ese momento, se ignora todavía la fecha exacta, parte de los bienes del cenobio llegaron a la Iglesia Parroquial (y otros a la Casa Parroquial), donde todavía subsisten muchos de ellos.
Además el origen de la imagen está clara, porque en la peana de la imagen se especifica todo: “San Francisco Solano, natural y Patno de Montilla”, dice la primera línea, y la segunda especifica: “y Morador de este Conto de S. Luis, el Rl dla Zubia”, o sea San Francisco Solano, natural y patrono de Montilla y morador de este convento de San Luis, el Real de La Zubia. De este modo, se identifica perfectamente al santo, se sitúa su origen cordobés, y se especifica que estuvo viviendo (morando) en el convento de La Zubia.
¿Eso significa que este santo vivió en La Zubia? Pues, si, aunque su estancia en nuestro municipio, en el convento, fue bastante escasa, apenas dos años (1587-1589). Suficientes para que los franciscanos del convento quisieran recordar al santo que estuvo entre ellos encargando una imagen del mismo. De hecho cuando llegó a La Zubia, sólo era un franciscano más, que ya tenía fama de ser muy devoto, humilde y paciente. Su fama le llegaría después cuando pasó a las Indias donde evangelizó aquellas tierras y donde parece hizo muchos milagros.
¿Pero quién fue San Francisco Solano? Se llamaba Francisco Sánchez Solano Gutiérrez, hijo de Mateo Sánchez Solano y de Ana Jiménez. Nació en Montilla (Córdoba) en 1549, donde ingresó a los cuatro años en un colegio de jesuitas. Es probable que empezara estudios de medicina, pero finalmente entró como novicio en el convento de San Lorenzo de su ciudad natal. En 1570, con 21 años hizo profesión religiosa, para ser fraile de coro, ordenándose sacerdote en 1576. Fue destinado al convento de Loreto, a trece kilómetros de Sevilla, en el Alfaraje donde estuvo hasta 1579. Pretendía ser misionero y pidió ir al África, pero la muerte de su padre le hizo volver a Montilla para cuidar a su madre enferman casi ciega. En 1581 fue destinado como vicario y maestro de novicios en el convento cordobés de la Arruzafa; y posteriormente en 1583 pasó al de San Francisco del Monte, en Adamuz, en el noroeste de Córdoba.
De allí pasó, en 1587, al convento de San Luis, el Real de La Zubia, donde cumplió los cuarenta años. Las biografías del santo refieren su estancia en nuestro convento, aunque dan pocos detalles sobre lo que hizo durante su permanencia en él.
Parece que asistía a los enfermos que había en su hospedería, pero luego pidió licencia al padre guardián del convento, para poder acudir al Hospital de San Juan de Dios, donde igualmente predicaba y consolaba a los enfermos. También acudió a las cárceles de la ciudad para ofrecer la misma esperanza. No obstante las crónicas no ofrecen muchos referencias sobre su estancia en La Zubia.
Un detalle que parecen ofrecer las crónicas es que San Juan de Dios, estableció comunicación con San Francisco Solano cuando iba a visitar el Hospital, y que allí le consejos. Lamentablemente el dato se filtra en una crónica de la provincia franciscana de Granada, que trata de exaltar a esta orden. Se olvidó el autor que San Juan de Dios había fallecido en 1550, y por tanto cuando San Francisco Solano llegó a Granada, ya hacía tiempo que no estaba entre los vivos; aunque sí parece que ayudó mucho a la Orden visitando su Hospital.
En 1589, el rey Felipe II solicitó a los franciscanos que enviaran misioneros a las Indias. Francisco fue uno de los elegidos para ser misionero en Sudamérica. Tuvo un accidentado viaje al virreinato del Perú, con naufragio y peligros incluidos. Su destino era Tucumán en la actual Argentina. Los siguientes catorce años misionó por el Chaco paraguayo, por Uruguay, por el Río de la Plata, Santa Fe y Córdoba del Tucumán. Evangelizó a los indígenas. A partir de 1605 fue nombrado guardián del convento de Nuestra Señora de los Ángeles en Lima, donde paso sus últimos años hasta su fallecimiento en 1610.
Su biografía está plagada de numerosas curaciones milagrosas y de fenómenos extraordinarios que le dieron fama de santidad. Tan sólo quince días después de su muerte se abrió su proceso de canonización. Solano fue beatificado por el papa Clemente X en 1675 y finalmente canonizado por Benedicto XIV en 1726. Su fiesta se celebra en la orden franciscana el 24 de julio. Actualmente no es un santo popular, pero antes de su beatificación fue nombrado patrono de varias ciudades americanas: en 1629 de Lima, en 1631 de Charcas, Panamá, Cartagena de Indias, Cochabamba, Huamanga y en 1634 lo hicieron Santiago de Chile, Huanuco, y San Francisco de La Habana; y en España es patrono de Montilla, su villa natal, donde se construyó la parroquia de San Francisco Solano en la casa en la que nació. Fruto de sus hechos biográficos fue nombrado patrono de los terremotos (predijo el terremoto de Lima de 1604 y ayudó a sus víctimas presas del pánico), de la Unión de Misioneros Franciscanos y del folklore argentino (se comunicaba con los indígenas ayudado por la música de su rabel, una especie de antiguo violín). A veces es representado con este instrumento musical. Es considerado el apóstol de América y se le ha llamado “el taumaturgo del Nuevo Mundo”.
¿Cuál fue la huella de nuestro santo en Granada? Sabemos que poco después de su canonización, acaecida en 1726, se creó una cofradía en el granadino convento de San Francisco Casa Grande, integrada por los cordeleros de la ciudad. De hecho en el Museo de Bellas Artes de Granada se conserva otro cuadro de San Francisco Solano predicando procedente precisamente del convento de aquel convento granadino.
Volviendo a su imagen custodiada en la iglesia parroquial. Su iconografía, es decir la forma de representar al santo, tiene casi siempre los mismos elementos: el crucifijo y a sus pies dos indígenas. El significado de estos últimos está claro, se trata de un gran evangelizador que recorrió buena parte del territorio sudamericano convirtiendo a los nativos de aquellas tierras. En cambio sobre el crucifijo hay más que tratar. Aunque se trata de un elemento que suelen portar los santos misioneros, en el caso de San Francisco Solano, es un elemento que aparece desde muy temprano en sus retratos. Al parecer en sus últimos momentos, antes de su muerte tenía los ojos clavados en un crucifijo que portaba en sus manos. Sus compañeros hicieron ademán de quitárselo un poco y el santo no consintió, de modo que “se quedó muerto, puestas las manos en cruz, y los ojos en un cristo que estaba en ella”.
De hecho las primeras representaciones del santo así lo reflejan. En estos retratos el santo no aparece muy agraciado, porque son imágenes post mortem y además según los testimonios de quienes le conocieron en vida era “de rostro no hermoso, moreno y enjuto” y “de pocas carnes y áspero de manos”. A uno de los testigos le llamó la atención que en cierta ocasión vio que le faltaban dientes.
Parte de la iconografía fue cambiando y desde muy temprano se acompañó su imagen de otros elementos relacionados con sus milagros (como el cuadro del santo y el toro de Murillo), y con su predicación y por eso pronto aparecen indígenas retratados a sus pies. Por ejemplo el que se conserva en azulejos en el claustro del convento de San Francisco de Lima, procedentes del taller sevillano de Hernando de Valladares y fechado en 1638, uno de los más cercanos al santo (recordemos que falleció en 1610).
También la huella de nuestro santo, se reflejó en las poblaciones cercanas, lógicamente fruto de su culto entre los frailes del convento de San Luis, el real. En La Zubia los índices de los libros de bautismos no especifican los niños bautizados como Francisco Solano, pero sin duda fueron muchos. Pero se puede citar un ejemplo encontrado en la vecina iglesia de Cájar. El 31 de julio de 1745, un religioso del convento de La Zubia bautizaba a un niño, con el nombre de Francisco Solano, que nació el 24 de julio, que como ya se ha dicho es el día que los franciscanos festejan a este santo.
Desde su exclaustración en 1833 los franciscanos dejaron de estar presentes en nuestra villa; y con ellos desapareció pronto esta devoción por San Francisco Solano. No obstante todavía tenemos en La Zubia una imagen, de un santo del que ahora sabemos que estuvo “morando” durante dos años en nuestra localidad. Quizás con el tiempo tengamos más información sobre esta talla (ya hay trabajo para los Historiadores del Arte), y sobre los acontecimientos de nuestro fraile en el pueblo. Por ahora valga esta pequeña aportación para conocer mejor a un santo olvidado y parte de nuestro patrimonio. De hecho la imagen aparece conformando un todo con el Bien de Interés Cultural que es la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, declarado en 2005; y como tal aparece en el inventario de bienes que hay dentro de este entorno protegido.
[FOTO DE PORTADA; Fuente: Periódico Sur Santiagueño. https://sursantiago.com.ar/noticias/2023/07/21/san-francisco-solano-sera-declarado-patrono-de-la-marcha-de-las-cuerdas ]
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AROMAS DEL LAUREL:
Un recorrido por la historia de La Zubia.
Alberto Martín Quirantes
Miembro del CEI Al-Zawiya
VER CAPÍTULOS ANTERIORES:
01 La Inquisición en La Zubia
02 Antonio Gala y los Sonetos de La Zubia
03 La Infanta de La Zubia
04 Los cementerios de La Zubia (1ª parte)
05 El órgano de la Iglesia de La Zubia
06 Los cementerios de La Zubia (2º parte)
07 La Huerta Iberos
08 Los cementerios de La Zubia (3ª parte)
09 La ocupación francesa en La Zubia
10 Los cementerios de La Zubia ( y 4º parte)
11 Trogloditas en La Zubia
12 Los mozárabes en La Zubia
13 Una escritora desconocida de origen zubiense: Doña Carmen Espejo Valverde
14 La llegada de la guardia civil a La Zubia (1ª parte)
15 La llegada de la guardia civil a La Zubia ( y 2)
16 El campo de Tiro de La Zubia
17 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (1ª parte)
18 Los falsos señores de La Zubia y sus casas principales (2ª parte)
19 Los verdaderos señores de La Zubia
20 Francisco Fernández Navarrete (c. 1680-1742), un médico en la corte de Felipe V
21 Los marqueses de Bacares. (Parte 1ª)
22 Los marqueses de Bacares. (Parte 2ª)
23 De tesoros y moriscos en La Zubia
24 La primera coronación de Zorrilla fue en La Zubia
25 De cruces y Vía Crucis en La Zubia
26 Don Antonio de la Blanca, farmacéutico de La Zubia
27 El catastro del marqués de la Ensenada