Pero.. fue mucho mayor nuestra alegría, nuestra inyección de ánimo, nuestra eclosión de felicidad y nuestra explosión de fantasía. . ¡Ni comparable con el Big Bang! No fue nada ilusorio, sino algo real, palpable, sentido y vivido. Dice Woody Allen que el 80% del éxito consiste en “estar allí”, y eso fue lo que hicimos estar allí; rodeados de amigos y compañeros, unidos en la forma y en el fondo, viviendo intensamente el compañerismo y la amistad.
Estuvimos todos los asistentes, pero también estuvieron los ausentes, en nuestro recuerdo y en nuestro corazón. Especial mención merece Joaquín Rus Joyas, que se quedó con las ganas de venir al encuentro. También añoramos a los que no pudieron venir como Manuel Titos y Antonio Lorenzo, entre otros. Sí estuvieron nuestros profesores, como el insigne Don Saturio, mi querida Mª Luisa Almenzar y la entrañable Mª Luisa Calvo. Ya no están entre nosotros Don José Ulesia, Don Agustín Martín y Don Pedro Jiménez, “el sacerdote envuelto en humildad y sencillez, sin ser consciente de ello”.
Recuerdo, muy especialmente, aquel día que fuimos de paseo con él al Sacromonte, bordeando las cuevas más elevadas y pobres, entre las murallas y la iglesia de San Miguel Alto, donde él trabajaba; en una de dichas cuevas encontramos un chico y una chica que vivían en ella junto con sus tres o cuatros hijos, aunque no estaban casados. Don Pedro les preguntó con total naturalidad ¿seguís sin estar casados?, si, si contestaron… todos nosotros, que estábamos a su alrededor ,nos quedamos un tanto atribulados, ¿Qué dirá Don Pedro?, e inmediatamente vino la respuesta clara… “pues.. cuando queráis, me avisáis y vengo un día y os caso aquí mismo” ¡Chapo, por el cura! Sin ningún tipo de comentario despectivo, con total naturalidad y con mucho cariño; él se ofreció, ofreció su servicio y su trabajo en libertad… Así ellos contestaron pues… lo vamos a llamar.
Eso ocurrió entre nosotros, cuando éramos estudiantes hace más de 45 años, y el pasado día 5 de octubre nos volvimos a saludar; saludar es preguntar por la salud del cuerpo y del alma, de la razón y del corazón que van siempre juntos. Somos mayores que antes, pero también tenemos más sabiduría, más belleza y mejor economía. Ya no somos unos pobres estudiantes con la “chaqueta raía”, como dicen algunos. Compañeros y compañeras, en vuestras caras, en vuestros gestos, en vuestros trajes, con vuestras alhajas, en vuestras fotos, etc tenéis pinta de aristócratas, de ricos, de burgueses y capitalistas; pero… nada de eso somos, ni queremos ser; aunque sí hemos de reconocer que la democracia y la gestión de nuestros políticos – que yo también critico cada día- ha sido acertada, ha prestigiado a la educación, ha dado sueldos dignos a los maestros y a las maestras, acordes con nuestra gran categoría profesional. Gracias por ello.
Al final del día, repito, nos quedamos con ganas de continuar, de hablar más, de saborear mejor nuestra presencia, de prolongar nuestra compañía. Pero… en otra ocasión será. El sol sigue saliendo cada día, la vida nos ofrece mucho todavía, el Himalaya y el Hindú Kush, nos esperan para colmarnos de alegría, y en el Valle de los Reyes, Tutankamón pregunta por nosotros a los guías. Si como dijo Kafka, la felicidad suprime vejez, sigamos viéndonos y seamos felices, para que llegue “tarde, muy tarde, nuestro atardecer.”
- Un abraza grande amigos y amigas.
- Antonio Luís García
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