Alguna vez os he dicho que para mí la palabra –y el consiguiente estrechamiento de manos– es más que suficiente para constituirse en un contrato inviolable… Desgraciadamente, en los tiempos que corren, parece que se trata de otra de mis utopías –que, por cierto, he sufrido en mis propias carnes– y que, poco a poco, tendré que ir guardando en el archivador de lo imposible.
Nos hemos empeñado en judicializar cualquier acto por fútil que sea. Cuando las cosas no nos satisfacen, en vez de recurrir a lo exactamente pactado nos empecinamos en buscar papeles con firma y rúbrica –y, a ser posible, certificados ante notario–.
Pero, a veces, sucede lo que cantaba Manolo Escobar: “Dónde estará mi carro”… Primero, sí había documento; después, no; más tarde, nadie sabe dónde… En fin, que San Judas Tadeo, patrono de lo imposible, está siendo más invocado que nunca, mientras se llenan sus altares de promesas y exvotos.
Y repito, como casi siempre, que no estoy escribiendo únicamente –aunque así lo haga con toda intención– sobre determinadas situaciones políticas. Mi reflexión va más allá y afecta a una mayoría del cuerpo social… ¡Casi siempre –siempre–, en razón a la situación del camino, conviene “bajarse del burro”, echando pie a tierra!
Ahora entiendo por qué los jueces y fiscales se empecinan en pedir más medios –humanos y técnicos– para poder estar a la altura de las circunstancias y poder responder, con toda urgencia, a los casos que se les están planteando (acumulando).
Estaréis conmigo: una de las frases más repetidas en cualquier conversación de calle no es otra que “mis abogados se encargarán de ello”, como si tan digna profesión no tuviese otra cosa que hacer que ocuparse de las banalidades más insospechadas y de los asuntos más torticeros que podamos imaginar.
Os lo ruego: no os aferréis –no nos aferremos– a todo aquello que no es cierto en sí mismo y que, invariablemente, nos conduce a enfrentamientos con importantes daños colaterales… Ello no es propio de las personas que tienen el alma llena de esperanza y futuro.
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de
Ramón Burgos
Periodista