Este yacimiento arqueológico suele cautivar cada año a miles de viajeros que llegan desde todo el mundo a estas tierras de Anatolia que están bañadas por el Egeo. Éfeso pasa por ser una reliquia sin competencia y de las mejor conservadas de Europa –aunque geográficamente estamos ya en territorio asiático-. Hace milenos fue una de las urbes más prósperas de la región, aunque las aportaciones aluviales del río Meandro fue alejando a la ciudad cada vez más de la costa y de paso convirtiendo la desembocadura en una fuente de enfermedades e insectos [en la actualidad el yacimiento está a diez kilómetros de la línea de playa]. Las primeras que se instalaron aquí fueron las míticas Amazonas
Los primeros habitantes si nos basamos en los restos hallados, corresponderían a miscénicos e hititas [hacia el 1200 a.C.]; culturas que son omnipresentes en una amplia zona mediterránea. La ciudad griega pronto adquirió fama por el culto a Cibeles, la diosa madre de los anatolios. Sería con el dominio romano cuando la ciudad se convierte en la capital de Asia Menor y el Templo de Artemisa en un lugar pagano de peregrinación [dicen que quieren volver a reconstruirlo a pesar del multimillonario coste, pero si tenemos en cuenta el revulsivo que ello puede suponer para los viajeros, en realidad sería una migaja para esa gigantesca hazaña que recuperaría su antiguo esplendor].
El yacimiento está magníficamente conservado, sobre todo si lo comparamos con otros, la dificultad es mínima para recorrerlo, disfrutarlo, analizarlo e imaginando cómo era de hermoso en plena esplendor, sobre todo hay que tener en cuenta que hace menos de doscientos años que se inició su desescombro y recuperación, que será necesario también hacer un gran esfuerzo mental para tratar de hacerse una idea de la diaria cotidianidad en tan magnífico emplazamiento. El trabajo, de desenterramiento, tardará siglos en devolverle su belleza original e imaginamos que no deja de alegrar a los abnegados trabajadores que allí laboran que tienen la faena asegurada y según el guía más del 80% todavía está sin excavar.
Las crónicas nos dicen que durante el imperio romano albergó a 250.000 almas de manera permanente y de ahí que el Templo de Artemisa fuese el más grande de la antigüedad: fue catalogado como una de las siete maravillas del orbe de aquellos tiempos. Su poder de atracción perduró hasta hoy a pesar de la destrucción que provocó Erostratos el 21 de julio del 356 a.C. El personaje quería entrar en la historia y su hazaña como pirómano realmente ha hecho que nadie se olvidara a pesar de los milenios transcurridos.
Digamos que es un lugar de tanta historia y tantos pueblos que necesitaríamos una enciclopedia para detallarlo. Vayamos al momento de la visita, comenzaba por la puerta alta (Magnesia) y de esa forma se realiza el recorrido en sentido descendente y, a primera hora de la mañana, también es mucho más tranquilo. Lo primero que encontramos son los Baños Varizos y el ágora superior, seguirá el odeón, pritaneo, la fuente de Polis, el templo de Domiciano y el Asclepión.
Seguiríamos descendiendo por la calle Sagrada, conviene contemplar las grandes losas de mármol, justo comenzamos por la Vía de los Curetes y allí sobresale la Fuente de Trajano e infinidad de piedras esperando encontrar su lugar, en una de ellas aparece la inscripción del de Hispalis [Sevilla]. Seguimos bajando, a la izquierda casas adosadas y pequeños cubículos en que su día fungieron como comercios, encontramos las letrinas –muy bien conservadas- y un poco más abajo, tras doblar la esquina el famoso burdel [la casa del placer, catalogada, documentada y una gran placa explicativa]. Si uno entra por la puerta baja en esa calle del Mármol, yendo por la derecha encontrará una señal que no siempre la gente logra divisar, se trata de una grabación de un pie y una cabeza femenina: indican la dirección de esa casa, la figura femenina, evidentemente, representa una hetaira bellamente adornada.
Una manera de no tener que realizar preguntas indiscretas para acceder al lupanar y recordemos que entonces pocos eran los letrados, así que esa imagen no requería interpretación a unas decenas de metros en la otra acera –casi frente a la Biblioteca de Celso- la casa del placer era especialmente concurrida durante las fiestas anuales dedicadas a la diosa [los romanos la rebautizaron Diana] que atraía hombres desde todos los confines del imperio.
Lo más impactante, posiblemente, sea la Biblioteca de Celso [Celso Polemeano fue gobernador del Asia Menor] que le dedicó su hijo en el 114, el personaje fue enterrado bajo el ala oeste. Dicen que tenía una capacidad de 12.000 pergaminos y era la tercera más grande de la antigüedad [tras Alejandría y Pérgamo]. Como curiosidad, al margen de su gastronomía, pescado fresco, EFES [en turco] es también una excelente cerveza. Las estatuas de los cuatro nichos frontales representan la sabiduría, virtud, inteligencia y conocimiento [o si lo prefieren Sofía, Areté, Ennoia y Episteme].
En su Teatro, con capacidad para más de 30.000 personas sentada, san Pablo predicaría hace casi dos milenios. O sea, historia o religión en estado puro que ahora se ve explotado para una empresa privada y una entrada a precios más que astronómicos. Vaya como si lo hubieran subastado al mejor postor [recordemos los precios de la luz en la España de ahora mismo] que luego pedirá el oro y el moro para poder cuadrar las cuentas aunque el COVID les haya hecho pupa.
Hubo otros habitantes famosos, uno de ellos fue San Juan que se instaló aquí con la Virgen, su casa la encontraremos siguiendo la calle del Puerto o Vía Arcadia [la mandó construir el emperador Arcadio 395-408 d.C.]. Hay que colegir que debemos tener “fe” para interpretar lo que vemos, la supuesta Casa de María [Meryemana] está sobre unos cimientos del siglo VI, sobre ellos se levantó la capilla que hoy espera o recibe al visitante pero, recordemos que san Juan Evangelista y la Virgen llegaron aquí en el 37 [hay por consiguiente 500 años de diferencia] pero el denominado Meryemana Kultür Parki es actualmente un lugar sagrado para cristianos y musulmanes que suelen acudir en peregrinación, especialmente impresionante, dicen, es el 15 de agosto [justo dos días después yo visitaba la zona].
