Conocer a Federico, 22: La guerra y la muerte

En el treinta y seis, España,
ha perdido la cabeza
y allegado el mes de julio
surge el monstruo de la guerra.

Federico está en Granada
cuando la fiera despierta;
la Huerta de san Vicente
se oculta tras las choperas
mientras los viejos cipreses
pasan las noches en vela
vigilando la ciudad
o rondando por la Vega.

Ya los niños y las niñas
no juegan en las placetas;
las palomas, aturdidas,
tiritan por las veletas;
ya no huele el azahar,
ni huele la hierbabuena
ni sonríen los jazmines
ni sonríe la madreselva,
ni cantan los ruiseñores,
ni sombrean las higueras
ni las hojas de las parras
brillan con la luna llena
y los arroyos cercanos,
callan, como si temieran
que una lechuza gigante
le succionara las venas.

Fantasmas, solo fantasmas
envueltos en capas negras
saltando por los tejados
como las almas en pena.

Fantasmas, sólo fantasmas
emergiendo de la alberca
aullando por los maizales
y guareciéndose en cuevas
.

En la madrugada turbia
del diecinueve de agosto
mataron a Federico
sombras con alma de plomo.

Por la Fuente de las Lágrimas
bramaron miles de toros;
el agua de las acequias
retrocedió hasta los pozos;
los gritos se solapaban
por las ramas de los chopos;
los olivos se embozaron
en las capas de sus troncos;
las higueras y las mimbres
no salían de su asombro;
los montes se agazaparon
erizándose sus lomos;
Granada se fecundó
de nubarrones redondos;
la muerte, desmelenada,
se echó el fusil sobre el hombro.

Tras los disparos, silencio.
Silencio profundo y bronco,
silencio que clama al cielo
desde el hedor de los sótanos.

Con los pétalos de adelfas
el viento le cubrió el rostro;
Federico García Lorca
cierra de prisa los ojos.

Pero Lorca no murió
en los albores de agosto
pues hay que morir dos veces
para morirse del todo.

Federico está en la Historia
grabado en letras de oro
mientras los viejos cuchillos
se oxidaron con el polvo.

Próximo romance: LA VIDA (Último capítulo)

Juan José Gallego Tribaldos

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Comentarios

4 respuestas a «Conocer a Federico, 22: La guerra y la muerte»

  1. Daniel Guijarro Mañas

    ¿La premonición no estaba en el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías? Los comanditarios del asesinato de Federico García Lorca no sabían lo que hacían: Convirtieron a uno de los mejores poetas y dramaturgos españoles en un mártir laico conocido en el mundo entero mientras que ellos son el subestiércol. ¡Qué no vuelva a ocurrir!

  2. María José Coín Gallego

    ¡Magníficamente relatado el clima de la barbarie y muy sentido! Y, sin embargo, Federico permanece… ❤️

    1. Juan José Gallego

      Así es. Para morirse del todo hay que morirse dos veces. Una, con la muerte física; otra, en la memoria de los demás. Un fuerte abrazo para todos.

  3. Juan José Gallego

    Eso es lo transcendental. Que cosas así no vuela ocurrir. Que la s ideas se defiendan con la palabra . Y que la vida humana es sagrada incluso antes del nacimiento. Un abrazo.

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