El Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA), número 118 del 22/06/2021, publicaba la Orden de 4 de junio de 2021, por la que se aprobaba la denominación específica de «José Val del Omar» para la Escuela de Arte, de Granada. Días después los medios de comunicación, entre ellos IDEAL, se hacía eco de esta noticia, al tiempo que informaba que «la denominación específica se produce a propuesta del Consejo Escolar de este centro público de enseñanza ubicado en la céntrica calle Gracia de la capital granadina, en una reunión celebrada el pasado 27 de abril». A continuación reproducimos el texto de la profesora Luisa Ordóñez Pérez dedicado al cineasta granadino, considerado uno de los precursores de este arte en la primera mitad del siglo XX.
La “memoria” es una de las capacidades del ser humano que nos proporciona mayor conocimiento y nos conduce hacia el desarrollo y perfeccionamiento de las comunidades, los pueblos, las sociedades y de la humanidad, siendo la cultura en todos sus ámbitos, una expresión de la memoria y uno de los hechos más auténticos y legítimos para nuestro progreso. A través de ella nos expresamos, establecemos pautas de comportamiento, interactuamos, aprendemos y enseñamos, asimilamos valores que nos cohesionan como seres sociales, nos comunicamos, y como no, comprendemos los logros del pasado sobre los que es posible mejorar el presente y el futuro.
La expresión “tener memoria fotográfica” es comprendida como una capacidad y un lujo, que poseen las personas pudiendo retener situaciones, acontecimientos, visionados y recuerdos con minucioso detalle. Quienes hicieron progresar la fotografía y el cine, artistas en general en cualquiera de sus diversas manifestaciones, han contribuido a afianzar la memoria, también a corregir los fallos innatos del ser humano, inmortalizando el recuerdo a través de la imagen.
La “gratitud” tal vez sea una de las mayores virtudes que poseemos, es la emoción del corazón por la cual reconocemos en otras personas lo que han hecho por nosotros y nosotras y de algún modo, les rendimos el honor merecido por hacernos el bien de forma directa o indirecta. Nos permite centrarnos en lo positivo y dejar de darle demasiado espacio a aquello que no nos aporta.
Con la denominación específica de “José Val del Omar” para la Escuela de Arte de Granada, se salda la deuda con la memoria, con la fotografía y el cinema que gracias a sus avances podemos lograr superar el olvido, y con la gratitud desatendida que deben retornar a nuestro ideario cultural, dignificando a una persona granadina, artista creativo, de conciencia universal, comprometido con la educación y la pedagogía y con los avances científicos, laborioso, incansable y polifacético.
José Val del Omar nació en Granada a comienzos del s. XX, su producción artística abarcó especialmente la fotografía y la cinematografía, centrándose en la investigación en estos ámbitos artísticos; escribía sus ideas y descubrimientos y trabajó activamente en uno de los programas educativos de mayor relevancia de nuestra historia reciente como fue el Patronato de Misiones Pedagógicas, llevando a todos los pueblos la educación, incluso a aquellos cuya lejanía, lo rural y la falta de comunicaciones dejaba a su infancia y juventud alejadas del progreso. Fue una de las muchas personas comprometidas con la educación, la cultura y el arte, poniendo su esfuerzo y capacidad ingeniosa en los difíciles años 30 junto a grandes personalidades de la Generación de Plata, quienes impulsaron la alfabetización del pueblo a través de medios pedagógicos, literarios y artísticos en sus diversas expresiones.
El artista no fue reconocido hasta después de su muerte en 1982, quedando su nombre casi en el olvido, a excepción de especialistas que sí conocen su valor y aportaciones, pero ensombrecido para la ciudadanía granadina en general y nuestra cultura, como otros muchos artistas, hombres y mujeres que pululaban por las callejuelas y plazas próximas a la Escuela de Arte de Granada ubicada en la calle Gracia. Espacios históricos por los que paseamos con nuestro alumnado, aprendiendo no solo del privilegiado entorno por el Patrimonio Cultural y Artístico que nos rodea, también reviviendo a personajes cuyas aportaciones han quedado en muchos casos soterradas.
De Val del Omar, dicen que desde niño se entretenía creando “linternas mágicas” proyectando imágenes con la inocencia del juego infantil. Con 17 años se lanzó de lleno en la que fue su primera producción altruista titulada “Un rincón de Andalucía”, cuya autoexigencia le llevaría a destruirla por no gustarle el resultado final. El hecho trae irremediablemente a la mente a nuestro alumnado cuando se frustra por no alcanzar la idea a la que aspiraba en sus obras artísticas y proyectos, debiendo recodarles “que nadie encuentra su camino sin haberse perdido varias veces antes”.
Marchó a Madrid en los años 20, donde recibió como otros grandes artistas de su época una educación progresista, relacionada con la Institución Libre de Enseñanza. Por entonces ya una revista le dedicó unas líneas, alabando su inquietud por la innovación y sus logros inventivos en el arte del cinema.
En el ámbito educativo cabe recordar su participación activa en las ya mencionadas Misiones Pedagógicas, cuyos objetivos constituía la columna vertebral de un efímero pero fructífero momento histórico donde la educación, la cultura y la alfabetización constituían una de las claves para la modernización del país. El Patronato contaba con un servicio de cinematografía no solo para la proyección de filmes, también para la creación de documentales. Val del Omar creó unos cuarenta, de los que pocos se han podido conservar, captando igualmente con su comprometido objetivo las imágenes de tan enternecedores momentos donde niños y niñas, jóvenes y adultos veían por vez primera la proyección de imágenes en movimiento
Otra línea de actuación de “Las Misiones” estaba dirigida a la conservación y difusión de la cultura y de las obras de arte y para ello se solía actuar a través de programas como La Barraca o el Museo del Pueblo, llevando a rincones lejanos y rurales, a todas las personas la cultura y la alfabetización.
Durante los desafortunados años de la Guerra Civil, se orientó hacia el cartelismo, que tanta importancia e influencia tuvo en ambos bandos, y a través de esta expresión artística es posible analizar y conocer la historia la evolución de un período tan trascendente para España. Fueron años en los que Val del Omar trabajó en colaboración con Josep Renau, un atrevido activista con el que realizaría fotomontajes. “Junto a él contribuyó a salvar valiosos fondos del Museo del Prado y de la Biblioteca Nacional”.
Sus escritos son difíciles de descifrar, tanto por la caligrafía, como por las peculiaridades en el uso del lenguaje en sus anotaciones, siendo tarea ardua de recopilar, pues a dicha personalidad singular a la hora de redactar hay que añadir lo caótico que imprimen escritos diversos, muchas veces aislados, redactados en cuadernos sueltos o papeles donde además se entremezcla lo técnico y lo poético.
En el campo de la investigación fotográfica y la cinematografía despuntó por sus innovaciones técnicas a través de cuantiosas invenciones: óptica temporal de ángulo variable, diafonía, táctil-visión, VDO Bi-Standdart 35, desbordamiento panorámico y el palpicolor, Teco 625, cromacontacto, Intermediate 16-35, tetraproyector para pictolumínica, óptica biónico energética ciclo-táctil o la laserfonía…una diversa terminología que hace gala de su talante científico y sus constancia en la investigación.
Entre sus producciones cinematográficas fueron asombrosas para el público y jurados las obras en formato de cortometrajes “Aguaespejo granadino” un ensayo audiovisual de plástica lírica, presentado en festivales en Berlín y en Bruselas en los años 50. Concluyó con “Fuego de Castilla”, premiado en Berlín y que había sido rodado en el Museo de Escultura de Valladolid. Dos años después rodaría un nuevo documental sobre Galicia, que junto con los anteriores debía conformar el llamado “Tríptico Elemental de España”.
Posteriormente continuó el camino de la creación y del perfeccionamiento a través de nuevos formatos y técnicas como muestra de su incansable deseo de experimentación e innovación, y al mismo tiempo siguió colaborando con fines educativos en el cine y la televisión, retomando los proyectos fílmicos a finales de los años 60.
Artista, poeta, activista, revolucionario, inventor, y una persona comprometida con los tiempos difíciles que le tocaron vivir, nacida en Granada, ciudad que a través de su Escuela de Arte y Oficios recupera ahora la memoria de José Val del Omar, ensalzando con ello la cultura y como no, la gratitud o emoción del corazón.
Luisa Ordóñez Pérez
Licenciada en Historia del Arte
Profesora de ESO y Bachillerato.