Entre montes imperiosos
que encumbran Sierra Nevada,
abalconada hacia el mar
cual ciclópea atalaya
de fragosa orografía,
se abonanza la Alpujarra
donde parece que el tiempo
se detiene y se embarranca.
Los blancos lienzos de cal
con que se embozan las casas
son torrenteras de luz
de irisaciones tan albas
que deslumbran cual la nieve
virginal de las montañas.
Por el Valle de Lecrín,
procediendo de Granada,
surge el puente de Tablate
sobre abismal hondonada
considerado la llave
de la apacible Alpujarra
que, tras pasar Lanjarón,
por montes y valles se alza;
mas, llegando del Zenete
será el puerto de la Ragua
el que nos abra las puertas
de esta tierra legendaria
que desciende hasta la mar
de manera escalonada.
Por el puente de Tablate,
testigo de mil batallas
desde tiempos de fenicios
hasta contiendas cercanas,
en sus barrancos resuena
el estruendo de las armas
de la guerra entre moriscos
y la corona cristiana
cuando el mismo Abén Humeya
contra el rey se sublevara
sofocando la ofensiva
el mítico Juan de Austria.
El barranco de Poqueira,
que desde el Veleta baja,
es la cicatriz abierta
seccionando la montaña
y en sus laderas se asientan
poblados que casi alcanzan
las estrellas que en el cielo
pestañean y se acompasan,
entre castaños, nogales,
por balates y quebradas
al amparo de unos picos
con sus diademas nevadas.
Las alquerías y huertos,
alomados en las faldas
verticales de los montes,
en racimos se encabalgan
alternándose lo verde
con parameras grisáceas.
Sobre barrancos y tajos,
torrenteras y cañadas
aparecen miradores,
tribunas de la Alpujarra,
donde los silbos del viento
enardecen las mañanas;
visos, acequias, azudes,
pueblos de níveas casas
con los terrados de launa
y las cenefas de almagra;
“tinaos” abalconados,
los aleros de pizarra
sobre puertas escondidas
tras cortinas de jarapa
y el eco de los silencios
por las calles empedradas.
Personas de todo el mundo
se asientan en la Alpujarra,
desde pintores, poetas,
viajeros de cualquier raza
gozan la hospitalidad
que del norte al sur cabalga
disfrutando el buen talante
de una gente solidaria.
Con el trovo alpujarreño,
de tradición centenaria,
se repentizan los versos
en quintillas bien rimadas
compitiendo en el ingenio
de las pugnas con palabras.
Por las trochas de los montes,
con sus rempujas de paja,
descienden los campesinos
en acémilas cansadas
que portan sobre los lomos
jáquimas, cinchas y albardas.
Acercándonos a Pórtugos
se encuentra la Fuente Agria
junto a un nogal gigantesco
y una ermita consagrada
donde el hierro subterráneo
da ferruginosas aguas.
Desde Mecina hasta Ugíjar,
de Laroles hasta Cáñar
y en los numerosos pueblos
que conforman la Alpujarra
hay festejos entrañables
como “tostás” de castañas,
los Moros y los Cristianos
o el rito de las matanzas
con liturgias ancestrales
y rutinas arraigadas.
En todo lo alto, Trevélez,
paraíso en que se encalman
contratiempos y avatares
bajo el rumor de las aguas
que entre las piedras del río
descienden de la montaña.
Como deidad mitológica
se adormece la Alpujarra,
con la cabeza en la nieve
y con los pies en las playas
donde el mar Mediterráneo
la mece en olas de nácar.
En el sur de la Península,
bajo el cielo azul de España
que convierte en utopías
todo atisbo de esperanza,
se enraízan con firmeza
las tierras de la Alpujarra.
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Comentarios
6 respuestas a «Juan José Gallego Tribaldos: «Romancero de los caminos de España: Tierras de la Alpujarra»»
Magnifico romance para aprender palabras de nuestra lengua madre, con los paisajes más bellos que Granada tiene al sur de Sierra Nevada: La Alpujarra.
Gracias Juan José. Un abrazo.
Gracias, amigo Juan. La Alpujarra, además de unos paisajes bellísimos es tierra receptora de personas. Más de 90 nacionalidades conviven en ella. Sus tradiciones, su ubicación, sus panorámicas y su buena gente la hacen sensiblemente atractiva. Un abrazo.
Bello romance de una tierra que enamora. Riqueza de palabras de nuestra querida lengua. Gracias, amigo
Amigo Manuel. Hay unos versos sobre los alpujarreños:
HABLAN DESPACIO, MIRAN DE FRENTE, ¡QUÉ BUENA GENTE!
Además, el paisaje de la Alpujarra es grandioso. Una tierra que enamora.
Un abrazo.
Saludos de un antiguo alumno … y además, alpujarreño.
Muchas gracias y un abrazo pero dime quién eres.