El drama de las mujeres
por la extensa piel de España
en tiempos, aunque pasados,
de sombrías resonancias,
lo denuncia en sus tres actos
‘La casa de Bernarda Alba‘.
El golpe con el bastón
empuñado por Bernarda
y la sed de libertad
pelean a muerte en la casa
donde nubarrones negros
son permanente amenaza.
Bernarda es la tiranía
ardiente como una llama
que, con la excusa del duelo,
sella puertas y ventanas
para que la luz del sol
no baldee las estancias.
Bernarda siembra y recoge
por todos sitios cizaña
mutando rosas en cardos,
en ortigas, la albahaca
y en las venas de sus hijas
bulle la sangre enrabiada.
Por las noches, un caballo
galopa hasta entrada el alba
llevando el desasosiego
a las hijas de Bernarda
que, a través de los postigos,
y al roce de sus enaguas,
el deseo de las caricias
por el vientre se derrama
en gotas de tibia lluvia
con estertores de escarcha.
Las mujeres se estremecen
cuando el caballo cabalga
y el latido de sus pechos
lo acallan bajo las sábanas
en el sopor de unas noches
insomnes y destempladas,
bajo el ritmo del bastón
que golpea con brío Bernarda.
¡Silencio! ¡Silencio he dicho!
¡No quiero llantos ni lágrimas!
¡Mi hija Adela ha muerto virgen!
¡Que haya silencio en la casa!
Y en silencio las hermanas
a la menor amortajan
mientras la luna blanquea
el ramaje de la parra.
Próximo romance: LA MUERTE
Ver romances anteriores de CONOCER A FEDERICO:
6. García Lorca y Manuel de Falla
14. La Barraca
15. Bodas de sangre
17. Llanto por Ignacio Sánchez Mejías
18. Yerma
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