Arriero: Pareces tonta, Molinera. Lo tuyo es enfermizo… ¡Mira que no gustarte el agua! Ves un arroyo y como que ves al demonio. Ves un río y te entra cagalera. Y de la orilla del mar, ni te cuento …
Burra: Quitando la que me bebo, de la demás no quiero ni oír hablar. Lo dice bien la jota que a usted tanto le gusta cantar: “El agua para los peces y “pa” las ranas que nadan bien…”
Arriero: Pues no sabes lo que te pierdes… Todo lo contrario que los niños, que ven un regajo y les salen barcos en los pies… Precisamente hoy vamos a ir con ellos al rio, a comprobar “in situ” los experimentos que hacemos en el taller.
B: ¡Cuánto mejor tenerles sentaditos en clase, sin correr peligro ninguno! El agua es muy traidora, ¿sabe usted? ¡Y si hay corriente, baja turbia y no se le ve el fondo, mucho peor!
A: Tranquila, mujer, que sólo lo vamos a ver de cerca… No es el momento de meternos dentro; eso lo dejamos para el verano. Sin embargo, con las fuertes lluvias que han caído es cuando mejor se observan los fenómenos geológicos, estéticos y vegetales que suceden dentro y fuera de él…
B: Ya me sé yo la cantinela romántica aquella de : “Las neblinas vaporosas que surgen del fondo de los valles…” , “Las frías escarchas del amanecer…”, “Las trémulas gotitas en la punta de las hojas…”, “El diálogo inconsistente de las nubes que, a poco que el viento las empuja, cambian de forma y de opinión…”
A: ¡Ja, ja, ja…! ¡Vaya con la burra! No, hoy la clase no va tanto de romanticismo como de ciencia. O mejor aún, de lecciones de vida. De la comprobación de los efectos que provoca la fuerza del agua…
B: Sí, porque de los otros efectos del taller, los niños que usted maneja van bien experimentados…
A: ¿A qué te refieres?
B: A la que tiene usted formada en la nave próxima a la Central Hidroeléctrica del pueblo…Ese centro experimental que le han prestado y en torno a la cual ha montado lo que da en llamar: “Taller del Agua”.
A: Efectivamente. Pero allí los fenómenos acuíferos que provocamos los hacemos a pequeña escala: las densidad del agua; la formación del vapor; el fenómeno de la decantación; la erosión; el desafío del agua a las leyes de la gravedad; la fragilidad y belleza de las pompas de jabón; la formación del hielo; los ciclos del agua; la fabricación de luz, el por qué el aceite (lo mismo que te pasa a ti) y el agua se repelen; el…
B: Vale, vale…, que yo no soy uno de sus alumnos para que me suelte toda su retahíla. Con todo, señor Isidro, lo que menos me gusta de su Pedagogía, es que tiene a los niños todo el santo el día en danza. Siempre de aquí para allá, en constante movimiento: los experimentos en el taller, los hacen de pie…; los aprendizajes en la calle, de pie…; las reuniones y asambleas, de pie… ¡Por Dios, si no les deja usted quietos ni un momento!
A: ¡Qué cosas dices, Molinera! “Nuestras vidas son los ríos que dan a la mar…” Al principio, antes de poner en práctica nuestra Pedagogía Andariega, sacaba a los niños a la típica “excursión”, y venían al día siguiente las madres protestando sobre cómo habían llegado de cansados y que si eran muy pequeños para semejantes caminatas…Hasta que un día les convoqué en secreto para que vieran de lo que eran capaces sus hijos: al final de una de estas salidas, llevé a los niños campo de fútbol, hicimos dos equipos, saqué un balón nuevo y les dije: “el equipo que gane el partido, se queda el balón para él”.
B:¡Y los niños se pusieron a correr como locos! ¡Claro!
A: Las que se quedaron locas fueron las madres… “¡Estos niños son incombustibles!” –llegó a decir una de ellas. Porque el secreto, amiga burrita, está en el estímulo. En el estímulo que provoca la curiosidad, la búsqueda, el desafío bien entendido… Al día de hoy, nuestro lema “Caminaremos tantos kilómetros, como edad tenga su niño”, les parece de lo más natural. Y es que un niño sentado y en clase –puede perfectamente llegar a su casa renqueando y como cansado. Pero es de la pura inactividad. Del sedentarismo a que le someten en la escuela.
B: ¿El estímulo es su secreto, señor maestro? ¡A mí me lo va usted a decir! ¡Póngame un cacharro con pienso allí en lo alto de aquel cerro y donde ahora mis patas son de plomo, aparecerán provistas de alas…
A: Pero volviendo al tema que nos traíamos, Molinera: hoy los niños se van a quedar con la boca abierta cuando comprueben la fuerza del agua caída días atrás y vean los arroyos llenos de piedras desnudas y el río con árboles enormes flotando y desgajados… Les voy a llevar a la Garganta, para que escuchen el tronar del agua, el efecto que causa la torrentera en las orillas, el arrastre de arena y barro que transporta el agua…, los meandros que provoca…, la porfía a muerte que mantiene con las plantas de su cauce…
B:¿Porfía a muerte del río con las plantas -dice?
A: ¿Es que no ves qué lucha mantienen ambos? Fresnos y agua; carrizos y agua, taraje y agua, adelfas y agua… ¡Y todo por la pura supervivencia! Aquellos, agarrándose al fondo como titanes; y ésta queriéndolos arrancar y quitarlos de en medio…
B: ¡Claro! ¡Como que les va la vida en ello!
A: ¡Pues de eso se trata, precisamente, Molinera! De que, además de aprender el funcionamiento de las leyes mecánicas de la Naturaleza, aprendan los fundamentos de la vida. Que los niños capten la idea de la “Resistencia activa”. De la necesidad de vivir luchando activamente contra la adversidad… Lo mismo que nos pasa a nosotros ahora con la pandemia: lo están pasando muy mal, sí, pero que es preciso agarrarnos a la vida mostrando una actitud activa y positiva. “Resistir contra viento y marea” que suele decirse…
Isidro García Cigüenza
Blog personal ARRE BURRITA
EN CAPÍTULOS ANTERIORES
Capítulo 01: «Pedagogía caminera. Mi mejor maestra: una burra andariega»
Capítulo 02: «Aprendemos caminando… del ronzal de mi burrita Molinera»
Capítulo 03: «Por unas Matemáticas andariegas. Diálogo entre el arriero y su burra»
Capítulo 04: «A vueltas con las “Matracas”. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 05: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»
Capítulo 06: «La clase de Música en la Pedagogía Itinerante»
Capítulo 07: «Los olores… en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 08: «La asignatura de Valores Sociales y Cívicos en la Pedagogía Andariega»
Capítulo 09: Los Poetas Modernistas en la Pedagogía Andariega
Capítulo 10: Las maquetas de adobe en la Pedagogía Andariega
Capítulo 11: La asignatura de Química en la Pedagogía Andariega
Capítulo 12: Los juguetes en la Pedagogía Andariega
Capítulo 13: Cómo fabricar luz… en la Pedagogía Andariega
Capítulo 14: La ‘Puta calle’ en la Pedagogía Andariega
Capítulo 15: Los abuelos en la Pedagogía Andariega
Capítulo 16: El agua en la Pedagogía Andariega