Es esta una etapa de espera para padres e hijos, porque todo lo que ellos oigan y vean terminará pesando en sus vidas. Sin embargo, quien ocupa, en este tiempo, un lugar básico en sus relaciones son los amigos, sobre todo en el aspecto afectivo y de convivencia, porque la referencia ética sigue siendo la familia. Con los amigos han de aprender a convivir y a desarrollar su intimidad y su autonomía personal, de ahí la importancia de facilitarles ambientes que les generen buenos amigos, sobre todo a partir de los 10 años.
En esta etapa, los jóvenes descubren la pandilla de amigos, a la que llegan a preferir a la propia familia, pues
«En esta etapa, los jóvenes descubren la pandilla de amigos, a la que llegan a preferir a la propia familia, pues llegan a identificarse con ella» |
llegan a identificarse con ella. Estos amigos representan para él su medio para desarrollarse como personas y para integrarse en la sociedad. Incluso dentro del grupo tienen una o dos personas con las que intiman más que con el resto. No hay nada con lo que disfruten más que estando con sus amigos. Ellos precisan de lugares y de tiempos amplios para comunicarse.
Los jóvenes que han cultivado la amistad desde pequeños tendrán ahora más posibilidades de tener amigos. Es conveniente que, desde pequeños, los amigos de nuestros hijos vengan a nuestra casa para saber quiénes son, conocerlos mejor, estar abiertos a ellos y poder ayudarlos, si lo precisan, a unos y a otros. Igualmente, es conveniente conocer a las familias respectivas y compartir actividades conjuntas. Algunos, sin embargo, se quejan de no tener amigos y esto es debido a excesiva timidez o baja autoestima que les hace sentirse inferiores. También puede ocurrir que el adolescente sea altanero y prepotente y le cueste trabajo congeniar y en ese caso habrá que ayudarles para que tengan una personalidad más abierta.
Es muy importante en esta etapa elegir bien a los amigos. Al ser una opción personal, los padres deben mantenerse al margen, en todo caso habrá que intentar persuadir antes que prohibir, que de nada serviría. Los amigos pueden ejercer en esta etapa una influencia positiva o negativa en ellos, y hay que vigilar esto muy de cerca para que no se dejen arrastrar por malas compañías. En muchas ocasiones, la borrachera, las drogas o los excesos son buscados y exigidos como una forma de pertenencia a un grupo de iguales. En otras ocasiones, la pandilla de amigos representa una influencia positiva sobre los jóvenes y puede convertirse en un estímulo para promocionarse en el estudio, en la convivencia, en el respeto al otro y en la adquisición de valores personales y sociales.
Juan Santaella López
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