Las cornucopias son espejos de marco tallado y dorado. También recibe este nombre el cuerno de la abundancia. Un signo de prosperidad que data del siglo quinto antes de nuestra era y que en la tradición grecorromana simbolizaba el rebosar de las riquezas, las frutas, las flores, las monedas y toda clase de bienes. Así que, unos dirigentes se miran en el espejo de la cornucopia para ver qué guapos y guapas están. Y otros reparten lo que les sale del mencionado cuerno, como tributos a las necesidades de sus socios: fortuna, abundancia, ocasiones, liberalidad y alegría. Para los demás un cucurucho de helado ahora que ya van bajando las temperaturas y apetece un cafetito.
Lo cierto es, que el conjunto de prestaciones del estado del bienestar, no sale de unas cornucopias, sale del conjunto de impuestos y cotizaciones, es decir, de las rentas de los ciudadanos y de la actividad económica del país.
Para más gasto se necesitan más ingresos, y ello requiere más impuestos, más actividad, o ambas cosas. Es decir trabajo digno para todos. Pero lo que va a suceder en los próximos diez o quince años es difícil de adivinar, ya que nunca se sabe cuándo estallará la próxima crisis. La historia de la economía está llena de errores de pronóstico. Etapas de prosperidad que se antojaban indefinidas se han cortado de pronto, y depresiones que se sospechaban eternas han dado paso a crecimientos inesperados.
Los humanos tendemos a imaginar que mañana será todo como hoy, pero nunca ocurre así. Se puede legislar sobre el valor de las pensiones durante los próximos veinte años: que derive del IPC, que sea un porcentaje del salario medio, o un tanto sobre el umbral de la pobreza… Pero lo que se garantice hoy no impedirá que llegue un mal ciclo y el contable mayor formule preguntas inquietantes, del tipo: ¿pensiones o quirófanos? Al final la decisión se tomará de año en año, y por eso es de justicia que los pensionistas reclamen sus mejoras partido a partido, es decir cada último trimestre.
Porque en la base de las pérdidas de valores en nuestra sociedad, están las mermas en las siete temáticas que tradicionalmente se han recogido para la educación: la moral y cívica; la de la paz, tan necesaria siempre; la del consumidor; la vial; la ambiental; la afectivo-sexual y la igualdad. Y si no, cambien de cornucopia.
Un cordial saludo a los lectores y lectoras de IDEAL en Clase.
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