Isidro García Cigüenza: «El Homo ‘Culo plano’ en la Pedagogía Andariega»

Arriero: Esa ocurrencia tuya de llamarnos “Culo plano” no creo que les haga ninguna gracia a nuestros lectores, Molinera.

Burrita: ¿Es mentira acaso? ¿Qué os tendría que llamar entonces…, “Culos gordos”, “Culos pegados a una silla”, “Hominidus Culo sedentarius”?

Arriero: Vale, vale… No hace falta que seas tan explícita… Limítate a decir educadamente lo que quieres decir y… punto.

Burrita: Quiero decir que, desde que habéis tomado como referencia para vuestro descanso, no ya asientos como una roca, un tronco o el mismísimo suelo, sino los culos de las sillas, hamacas y sofás, vuestras propias posaderas están tomando su misma forma: redondeada, flácida y blandengue… Y no sé de qué se extraña, precisamente usted que denuncia a grito pelado el hecho de que a los niños se les someta al castigo de tenerles permanentemente amarrados al “duro banco de una galera turquesa”, que es para ellos su casa, la escuela o la biblioteca.

A: En eso llevas toda la razón… Parece mentira que con tanto desarrollo psicosomático…, con tanta parafernalia psicomotriz… y tanta paranoia como se montan los pedagogos “oficialistas” en torno a una disciplina que –literalmente- “basándose en una concepción integral del individuo se ocupa de la interacción que se establece entre conocimiento, emoción y movimiento…; y de su importancia en el desarrollo de la persona, de su corporeidad, así como de su capacidad para expresarse y relacionarse con el mundo que le rodea…” mantengamos a nuestras muchachas y muchachos en una posición tan antinatural como es la de permanecer sentados para educarse…

B: ¡Pues eso mismo es lo que venía a denunciar yo con lo de “Culo plano”!

A: Puestos en esta tesitura, Molinera… te propongo que a modo de “toca-toca” vayamos diciendo cada uno de nosotros un aspecto positivo del hecho de aprender caminando… O lo que es lo mismo, de caminar…

Se hace camino al andar

B: ¡Venga…, empiezo yo! Caminar supone, además de un desplazamiento útil, un ejercicio físico provechoso.

A: Caminar aporta experiencias intelectuales de primer orden relativas a la inspiración, la espiritualidad, la moral, las vivencias estéticas, las comprobaciones científicas, el autoconocimiento y…, si me apuras, hasta un modo de rebelarse activamente a favor o en contra de una represión, una injusticia o una reivindicación…

B: Caminar supone respetar el Orden Natural. Entender nuestro propio cuerpo como el medio más idóneo de acceder al proceso formativo que se pretende: el de la aventura del autoaprendizaje y la formación integral.

A: ¡Jesús, María, José… Molinera… qué nivel…!

B: ¡Venga, señor arriero…! Menos rollo que ahora le toca a usted.

A: Caminar es dar continuidad a nuestra larga tradición andariega en todas sus variantes posibles: una forma de ganarse la vida, de buscar la felicidad, de autoexiliarse, de huida de situaciones violentas extremas, de solidaridad, de viajar, ser excursionista, caballista, ciclista, vagabundo, trotamundos…

B: Caminar os humaniza, en el buen sentido de la palabra, proporcionándoos tiempo para conversar, observar, conoceros a vosotros mismos, pensar y disfrutar. Darle, en definitiva vueltas a lo de la canción: que no hay que llegar primero, sino hay que saber llegar. O aquello otro de: Nuestras vidas son los ríos… O mejor aún: “…se hace camino al andar”. Eso sin hablar de hacer de este mundo un lugar más habitable, menos automovilístico, menos consumista, menos tecnológico…

A: Caminar convierte el itinerario en una enciclopedia universal (Wikipedia, que diríamos ahora) donde conectar con la sabiduría popular que habita en el interior de personas anónimas, casas particulares, talleres, fábricas o laboratorios. Una forma de participar de la tradición ancestral, de las pequeñas cosas, de las soluciones prácticas, de los problemas de nuestros conciudadanos, incluidos los indigentes, fracasados escolares e inadaptados sociales.

Isidro García, impulsor de la Pedagogía Andariega

B: El hecho de andar le pone a uno en su sitio. Resulta imprescindible la necesidad de conocerse a sí mismo, haciéndose fuerte frente a la dificultad, el esfuerzo la resistencia y el aguante… Darse cuenta de la importancia de saber dónde pisa uno, orientar tu vida correctamente, tomar el desvío adecuado y, en caso de error, corregir la trayectoria volviendo humildemente sobre tus pasos. Saber retener en la memoria los cruces, informantes, trayectos y elementos guía que te han de servir referencia en caso de venir mal dadas… Y lo más importante: dejarse de tonterías y vanaglorias y saber realmente de dónde provienes y dónde está tu pesebre…

A: Practicar la Pedagogía Andariega supone combatir la escolarización imperante a partir del activismo, la participación, el aprendizaje natural y espontáneo, el ahorro en gastos inútiles y multimillonarios referidos a edificios, libros de texto, utillajes escolares, etc., etc. Tomar conciencia, en definitiva, de lo inútil y pernicioso de tanta “oficialidad”, tanto ministerio, BOEs, BOJAS, consejerías, servicios provinciales, concejalías, servicios de inspección, direcciones, profesores especialistas…. La educación necesita bien poco para ser eficaz: basta tomar conciencia de que, para aprender, basta una sociedad que ponga sus conocimientos, maquinaria e instalaciones al servicio de la formación de sus hijos, nietos y vecinos… y unos maestros vocacionales que conozcan los recursos de su entorno y los aprovechen exitosamente…

B: ¡Eh! ¡Un momento, señor Isidro! Ahí se le ha visto a usted el plumero… El plumero porque, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, ha metido usted, como quien no quiere la cosa, una cuña publicitaria a favor de esa Pedagogía que –vereda arriba, vereda abajo- tantos quebrantos me causa a mí, que llevo la carga; y a usted, que pone alma, corazón y vida en darla a conocer…

A: ¡Mujer…! De nada serviría ensalzar las excelencias formativas del hecho de caminar si no lo acompañamos de una Práctica Didáctica que libere a las niñas y niñas del aherrojamiento educativo al que se hallan sometidos…

B: ¡Pues no se hable más! ¡Vereíta y manta! Y como epílogo, a modo de conclusión: “Arrieritos somos y en el camino de la Buena Educación nos encontramos”.

 

Isidro García Cigüenza

Blog personal ARRE BURRITA

 

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Capítulo 05: «Clase de Lengua. Cervantes: ‘Persona Non grata’. Diálogos de un arriero con su burra»

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Capítulo 12: Los juguetes en la Pedagogía Andariega

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Capítulo 17: Los derechos animales en la Pedagogía Andariega

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Isidro García Cigüenza

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