María Rosa Delgado muestra 48 óleos de mediano y pequeño formato con los que pretende crear la sensación de que «son ellos los que nos miran a nosotros»
La inauguración de una exposición supone para el artista la prueba de fuego. Es el momento en el que la obra, creada en la soledad del estudio, llega a quienes la contemplan. Cuando esta experiencia se ha vivido en cerca de treinta ocasiones lo más normal es que no se experimente nerviosismo alguno. Viene esto a propósito de la inauguración de la exposición ‘Miradas’, de la jienense y residente en Granada desde hace 38 años, María Rosa Delgado (1947), realizada el martes por la tarde en el Centro Artístico de Granada, donde la artista estuvo acompañada por el titular de esta institución que el próximo 12 de abril cumplirá 140 años, Joaquín Alfredo Abras; el vicepresidente, Juan Chirveches y el rapsoda, Paco Pérez que recitaría los tres poemas que se intercalan entre los cuadros, escritos igualmente por la pintora. Mientras, el primero se detuvo en alabar su obra de la que dijo estar «sorprendido muy gratamente» y que, cuando, poco antes pudo contemplarla ,se sintió como observado por los ojos pintados en cada una de los 48 óleos sobre lienzo, de mediano y pequeño formato que se muestran en la sala. También hablaría de su «sello personal» y de cómo «los seres humanos somos los únicos capaces de elaborar objetos o circunstancias artística que es lo que nos humaniza».
Por su parte, Juan Chirveches también felicitaría a Mª Rosa, la socia del Centro Artístico y «polifacética», ya que hace unos meses presentaba en este mismo espacio su novela ‘Los sueños dormidos’ (Edit. Tamesis) -tiene otros 17 libros con su firma- pasando a describir las tres partes en los que se divide la exposición, «claramente diferenciadas con el denominador común de las miradas», dos de retratos y un bestiario que le hicieron pensar cuando los contempló en dos obras universalmente reconocidas como son la Gioconda y las Meninas de Velázquez, por el perro sobre el que apoya su pie Nicolasito. A continuación tomaría la palabra la artista para afirmar su amor por los animales desde que era pequeña, especialmente por perros como los que aparecen en sus cuadro, sobre todo galgos y su bóxer ‘Boris’, así como de otras especies salvajes que a muchos recordarán los portadas de National Geographic.

Hablaría igualmente de su pasión por las personas que vienen de otros países a buscarse la vida. Para terminar, antes de ceder la palabra, a Paco Pérez para el recitado de sus poemas, explicaría a los asistentes que llenaban la sala del Centro Artístico que «no puedo vivir sin pintar. Pintar ha sido siempre mi pasión desde pequeña» y cómo una vez pintado también experimenta la necesidad de enseñarlo y compartirlo con otras personas. «En cada cuadro de estas mujeres y de estos animales hay momentos míos de estados anímicos que se reflejan en sus miradas». También indica que lo que de alguna manera desea es que «nosotros siempre vamos a mirar los cuadros, pero en esta ocasión quiero que sean ellos los que nos miren a nosotros».
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