Frente al espléndido templo
de santo Domingo se alza
la imagen del dominico
en una severa estatua
que, si ahora está en el Realejo,
antes estuvo en Bib-Rambla
homenajeando al fraile,
santo y seña de Granada.
Por el siglo XVI,
la Edad Moderna arribada,
vino al mundo en el Realejo
el pequeño Luis de Sarria
en una humilde familia
recientemente inmigrada
desde las tierras gallegas
a la ciudad de Granada.
Era un niño vivaracho
de inteligencia preclara,
con prodigiosa memoria
y tan diestro en la palabra
que conmovía a las personas
si, por azar, lo escuchaban.
Enterado de sus dotes
el alcaide de la Alhambra,
como paje de sus hijos
al niño Luis nombrara
y en un palacio alhambreño
tuvo su nueva morada,
donde estudió con ahínco
Ciencias, Artes y Gramática,
siendo del niño Mondéjar,
compañero de enseñanza,
de juegos y travesuras
distintivos de la infancia.
El antedicho Mondéjar
por nascencia se llamaba
Diego Hurtado de Mendoza,
de linajuda prosapia,
nieto del gran Cardenal
o “Rey tercero de España”;
este Hurtado de Mendoza,
de la nobleza más alta
fue poeta y escritor
con carrera diplomática
ejercitando funciones
por notorias embajadas.
Luis Sarria tomó los hábitos
de los padres dominicos,
adquiriendo el sobrenombre
con el que ha trascendido,
de Fray Luis de Granada
que brilló desde el principio
por su vibrante oratoria
de cristiano compromiso,
siendo el gran predicador
de la doctrina de Cristo.
En Santa Cruz la Real,
claustro de santo Domingo
por el barrio del Realejo,
tuvo su primer destino
el fraile Luis de Granada,
que luego inició el camino
hacia diversos conventos
de los padres dominicos.
Se enfrentó a la Inquisición
sorteando algún conflicto
al defender Fray Luis
conceptos del erasmismo,
que en la jerarquía eclesiástica
nunca estuvieron bien vistos
y para el corpus teológico
eran puros desatinos.
En la literatura ascética,
tan presente en este siglo,
es notorio referente
nuestro fraile dominico,
con el decir vigoroso
de los clásicos latinos,
Julio César, Cicerón,
san Agustín o Virgilio.
En la perfección moral
basaba sus objetivos,
que es la norma de la Ascética
a unos pasos de lo místico,
y en la escala de valores,
la oración y el compromiso
adquiridos con el agua
sanadora del bautismo.
Con su “Guía de pecadores”
establece los principios
que la ortodoxia cristiana
marca la ruta a los hijos
para vivir en la Iglesia
como ordena Jesucristo:
una vida moderada
a base de sacrificios
y el espíritu abnegado
del virtuoso ascetismo.
Finalmente, en Portugal,
vivió las últimas horas
hasta apagarse su vida
en la ciudad de Lisboa,
donde sus restos descansan
evocando en la memoria
al fraile Luis de Granada
con su elegante oratoria
que cautivaba a los fieles
y seducía a las personas.
Próximo romance: ABÉN HUMEYA
Anteriores entregas:
II. Ángel Ganivet García (Granada, 1865 – Riga, 1899)
III. Ibn Zamrak (Granada, 1333 – 1394)
IV. Isabel de Solís, Soraya (Martos, Jaén, – ¿Sevilla? S. XV, 2ª mitad)
V. Mira de Amescua (Guadix, 1577 – 1644)
VI. Francisco Alonso (Granada, 1887 – Madrid, 1948)
VII. Juan Latino (Cabra o Etiopía, 1518 – Granada, 1597)
VIII. Chorrojumo (Ítrabo, 1824 – Granada, 1906)
IX. San Juan de Dios (Montemor: Portugal, 1495 – Granada, 1550)
X. Boabdil (Granada, 1460 – Fez, 1533)
XI. Doña Juana I de Castilla (Toledo, 1479 – Tordesillas, 1555)
XII. Alonso Cano (Granada, 1601 – 1667)
XIII. Elena/Eleno De Céspedes (Alhama de Granada, 1545 – Yepes ¿1588?)
XIV. Hermanos fosores de Guadix (Comunidad fundada en 1953)
XV. Mencía de Mendoza (Jadraque, Guadalajara, 1508 – Valencia, 1554)
XVI. Fray Leopoldo(Alpandeire, 1864–Granada, 1956)
XVII. Manuel de Falla (Cádiz, 1878–Alta Gracia, Argentina, 1946)
XIX. Manuel Benítez Carrasco (Granada, 1922–1999)
XX.
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